CAPITULO 14

938 72 23
                                    


-Kurt- susurré mientras miraba la puerta.

-Mmmm. -tapó su rostro con ambas manos mientras bostezaba.

-Alguien vino. -solté de pronto. Abrió los ojos tanto como pudo y me miró, casi desesperado.

-¡¿Que?!-  se levanto de la cama, mientras buscaba sus calzoncillos.- se suponía que nadie vendría hasta mañana.-De pronto toda esta situación me provocó risa. Empecé a reír despacio y Kurt estaba pegado a la puerta esperando que nadie se acercará, por un momento creí que rezaría.

-¿Que haremos?-yo y mis preguntas tontas. Reí, solo me quedaba eso.

-¡Vistete!- Me levante de la cama de golpe y busqué mi ropa tan rápido como pude. Lo extraño de esta situación me provocaba risa, y no podía controlarme. Creí por un momento que Kurt se podría molestar, pero mi suposición fue vana, al mirarlo directamente a los ojos y sonreír, el también lo hizo. Reímos juntos, como a mi me gusta.

-¿Lista? -estiró su mano, invitándome a que la tomará. Lo hice sin dudar. Me atrajo hacia el y tomó mi rostro entre sus manos. - Risitas, tienes que hacerme caso en lo que te diga y caminar en silencio total, que si nos ven, el interrogatorio será largo, te lo puedo asegurar. ¿Vale?- Solté una risa y tapó mi boca, abrí los ojos demasiado.

-Vale, vale. En silencio, caminaré en silencio.

Tomé su mano con mas fuerza y abrió la puerta lentamente.

El silencio había sido reemplazado por conversaciones, risotadas y hasta gritos de niños. Por un momento me pregunte como sería la familia de Kurt, cuales serían sus costumbres. Fue fugaz. Lo borré, porque sabía que el hecho de haber sido votado de su casa significaba algún tipo de riña entre ellos.

Algún día hablaríamos de esto. No hoy. No ahora. 

Salimos con cautela hasta la puerta trasera, puedo estar segura que nadie se percató de nuestra presencia en la casa, todos estaban ocupados haciendo comentarios sobre algún evento reciente, la verdad no tengo idea de que hablaban ciertamente, pero parece que se la pasaron bien mientras no estuvieron en casa, todos llevaban sonrisas pintadas en sus rostros.

El dolor de mi estómago era lo suficientemente fuerte como para haberme tirado al césped (recién podado) del jardín de alguna persona de la cuál desconocía su existencia. Kurt se quedó contemplándome y sonriendo. Lo pude ver mientras reía, a pesar de que mis sentidos no estaban funcionando en su totalidad. Creo que mi cerebro estaba demasiado ocupado haciendo que mi cuerpo entero se confabulara para no detener nunca ese "ataque de risa" por el cual estaba atravesando.

El rostro de Kurt preocupado por la llegada de su familia, la situación en la que nos habíamos encontrado hace unos momentos, pasaban una y otra vez por mi mente. Mis ojos chinos, algunas lágrimas resbalaban por mis mejillas, pero esto se sentía bien. Toda esta curiosa situación. Me siento feliz. Aquí y ahora. En este preciso instante. Soy afortunada. La vida me ha permitido disfrutar de cada momento y estar rodeada de estas personas maravillosas. Todo lo demás es superfluo. 

Cuando este ataque finalmente cesó, debido al dolor de estómago, la sonrisa del rostro no se me había  quitado aún. Entonces comprendí que este era uno de esos momentos inolvidables en mi vida, uno que por más que envejeciera no se borraría nunca, pasase el tiempo que pasase. 

 Kurt se levantó del cesped y estiró su mano ofreciéndome ayuda para yo también hacerlo. Lo logré con un poco de dificultad, pues mi estomago aún dolía . Pasé mi brazo por la parte baja de su espalda y caminamos de regreso a casa. En silencio. Sabía que todo iba bien pues Kurt también sonreía. Él no necesitaba de muchas palabras para decir algo. Podía hacer que un simple gesto significara mucho.

Al contemplar mi casa desde afuera, no podía evitar que la nostalgia me invadiera, al igual que los recuerdos. Pero otro extraño sentimiento se estaba apoderando de mi. Este hacía que mi pecho  sintiera un vacío molesto, como si algo estuviera mal.

-Algo no anda bien.-Fruncí el ceño y camine veloz hacia la puerta principal.

-Anne.-Soltó Kurt. Caminó detrás mío.- Tranquila.

Al abrir la puerta, el silencio era absoluto. Definitivamente algo no andaba bien. 

-¡Matt!-grité.- ¡Matty! ¡Matt, responde!-No hubo respuesta alguna. La desesperación no tardó en llegar. Kurt empezó a buscar en el primer piso, yo subí escaleras arriba. Abría cada puerta y buscaba en cada rincón de cada habitación, pero Matt no aparecía. 

Finalmente entré a la mía. Fue entonces que lo vi, tirado en el piso, sin signos aparentes de vida. Me tiré al piso y puse su torso sobre mis piernas, acunando su cabeza. Sus ojos completamente cerrados, su rostro casi pálido no me daban la sensación de calma que solía darme Matt al verlo dormir. Esto era diferente. El miedo de perderlo se apoderó de mi.

-Matt, Matty, por favor.-daba pequeños golpes en sus mejillas. Las lágrimas empezaron a brotar.-¡Kurt!-Grité con todas mis fuerzas. Apareció tan rápido al lado mío que me sorprendió su velocidad. Me miró asustado.- No despierta, y ya casi no tiene pulso.-Las apalabras salían rápido de mi boca, mis manos temblaban y las lágrimas habían empezado a cegar mi visión. Kurt cargo a Matt y salió corriendo de casa, yo le seguía. El hospital no estaba lejos, pero tampoco lo suficientemente cerca como para llegar sin auto. Teniamos que conseguir un transporte lo más rápido posible, de otra manera lo perdería y mi cerebro no concebía la idea de una vida sin Matt.

El señor Jhonson era un buen vecino y amigo de la familia desde hace ya un buen tiempo. Su familia no vive con él, sus hijos se mudaron y su esposa falleció hace ya 10 años. Solía llevarnos en su auto algunas veces que nos lo cruzabamos en el camino, y para suerte mía se encontraba en la calle lavando su auto. Al vernos, no dudo ni un segundo en ayudarnos. Arrancó tan rápido como pudo y en un santiamen ya nos encontrabamos en la puerta de emergencias del hospital.

Entré pidiendo ayuda y enfermeras salieron empujando una camilla. Kurt puso a Matt encima y se lo llevaron. No pude entrar junto con él, no me dejaron. Tenían que hacer su trabajo y solo podían estar especialistas, yo solo estorbaría. El corazón se me afligió, la piel se me puso de gallina y mis manos temblaban tan fuerte que sentía todo mi cuerpo tambalearse. Mis rodillas se quebraron y caí al piso, tapando mi rostro, las lágrimas no cesaban y sentía que con cada respiro se me iba la vida un poco más,me faltaba el aire. Kurt me sostuvo. Era mi único apoyo ene se momento. Lo agradecí en silencio.


Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 30 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

ENCANTADORAMENTE PERDIDO(KURT COBAIN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora