Prologo

1.2K 60 2
                                    

- Quiero contarte todo- dijo Magnus con voz calmada- y luego si lo deseas, puedo regresarte tus recuerdos.

-¿Recuerdos de qué?

-De una existencia previa a la que conoces. Antes de ser un Cazador de sombras tuviste otra vida Alec, donde tus decisiones te llevaron hasta lo que conoces ahora.

-¿Qué clase de decisiones?- Magnus le dio una mirada significativa, Alec lo entendió- Rozen... ¿No es así?

Magnus asintió.

-¿Y cómo sabes tanto sobre tal pasado?- pregunto Alec.

-Porque yo lo viví junto a ti Alec.

-Debes saber- continuo Magnus- Que la verdad nunca es fácil. Y el pasado es una carga difícil de llevar. Tanto que la ignorancia es una bendición. Así que la decisión es tuya, Alexander.

Alec se quedó congelado. Durante semanas había querido saber todo sobre la vida de Rozen. Todo su pasado antes de conocerlo; la gente que amo, la que perdió, su infancia, quien era su padre... Ahora sabía quién era, y también sabía que formaba parte del pasado de la bruja. Y por un momento tuvo miedo. Miedo de escuchar cosas terribles de él.

-¿Aun quieres saber quién eres?- insistió Magnus. No lo miraba, sino que mantenía los ojos perdidos en el horizonte.

-Claro que si- respondió Alec.

Tenia que saberlo. Se lo debía a ella.

Magnus metió la mano a su bolsillo y extrajo un pequeño objeto. Abrió la palma de su mano, revelando el delicado anillo de oro que descansaba ahí. Alec no tardo en identificarlo; era un anillo de Rozen. Había sido el más importante para ella.

"-¿Este de donde lo sacaste?- pregunto Alec, acariciando el metal del anillo. Era una joya hermosa, un delicado anillo de oro con una perfecta rosa sobre él. Era como si hubiera la flor aparte y luego la hubieran incrustado en el aro. Claramente era antigua, y seguramente invaluable. Rozen se tensó, y Alec estaba seguro que luchaba contra el deseo de apartar sus manos.

-Lo tengo desde que era niña- fue lo único que respondió. Y Alec no pudo sacarle otra palabra de la joya."

-Tómalo- dijo, ofreciéndole el anillo.

Alec dudo. El anillo emanaba magia. La rúbrica de magia era tan poderosa en el cómo las salvaguardas de Alicante. Alec no tuvo que preguntar qué significaba esa energía, él ya lo sabía. El anillo contenía la verdad.

Alec lo cogió, sosteniéndolo entre sus dedos sin atreverse a más. De repente, no estaba preparado. Sintió pánico, como un caos de alas en su pecho.

-Si fuera algo horrible, me lo dirías ¿no?

-No tienes por qué asustarte, Alexander.

El moreno asintió. Respiro hondo y dijo con resolución:

-¿Qué tengo que hacer?

-Cumple tu promesa- dijo Magnus- Debes besar la rosa.

Alec apretó el anillo con su índice y pulgar, y lo acerco a sus labios. Fue una leve caricia, como un susurro, un ligerísimo roce de su labio inferior contra el metal.

Ese beso fue como una llave.

Un velo se levantó de sus ojos, y un torbellino de imágenes se arremolino tras ellos. Fue asi de sencillo.

Estaba completo.

El Ángel y la Princesa del Infierno de Rosas (Alexander Lightwood)Where stories live. Discover now