Capítulo 5 Distracciones

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Los niños del orfanato ya comenzaban a sentir que se llenaba una parte de su ser, aquél que pedía ser como el resto del mundo, con una rutina tan simple como la de ir a una escuela. Quizá ya no demostraban lo mucho que se emocionaban, tal como el primer día, pero sí que continuaban contentos. Sin duda fue algo que marcó positivamente a los niños, pero no demasiado para los primeros chicos de la lista, a la cual, ahora estaba integrado el nuevo alumno. Si, ese chico nuevo era verdaderamente un genio, apenas llegaba a los talones de Matt, el tan querido gamer que se colocaba en el puesto tres de los niños con más capacidad intelectual.

A Matt siempre se le clasificaba como un joven muy despistado, despreocupado y si no se le conociera, hasta se le tacharía de irresponsable, pero a pesar de solo cumplir la mayoría del tiempo las dos primeras cosas, en realidad era muy observador cuando él quería y como le gustaba precipitarse en declarar sus ideas, muchas veces terminaba por atinar a la respuesta. Fue así como descubrió quién era el que estaba provocando tanta mala vibra en su mejor amigo. Desgraciadamente para Matt, Mello nunca soltaba algo más de ese tema. Nunca quería hablar de por qué se comportaba tan extraño, tan apagado... Si, estaba de mal humor como suele hacerlo, pero no con la misma euforia que suele demostarse. El rubio es una persona tan pasional, y cuando se mostraba más callado de lo usual era señal de que algo verdaderamente le afectaba; el problema a todo ello era que se aferraba a esconderse.

Near terminaba de recoger las últimas piezas de su puzzle, guardándolo con una gran paciencia en una cajita algo desgastada. Se levantó y llevó al lugar correspondiente el rompecabezas, notando en seguida la presencia de un chico mucho más alto que él, acercándose tan calmado pero con decisión.

— Hola Near —Saludó ya estando a una corta distancia.

— Buen día —Respondió y dirigió su mirada grisásea a la contraria.

— ¿Siempre vas a contestarme de manera tan formal? Vamos Near —Palmeó el delicado hombro del menor, un gesto que reemplazaba a lo que comúnmente seria un suave golpe amistoso.

Near mostró cierta incomodidad ante eso pero lo dejó pasar, aunque le daba a entender que no lo repitiera al haberse alejado con un paso hacia atrás.

— Supuse que si aún no sé tu sobre nombre debo mantener el formalismo

— Mm... Es que en realidad no tengo uno... —Guardó silencio para diaponerse a pensar en un apodo ingenioso, que concordara con su nombre pero sin revelar mucho. Era complicado eso pero después de tantas vueltas y ya incómodo de hacer esperar al menor despues de decir tantos "espera un momento" se decidió por el apodo mas o menos torpe para su verdadero nombre, ya que decía mucho. Aunque ese apodo tenía sus variaciones. — ¿Que tal... Chris? —Murmuró sólo para que el menor le escuchara.

— Hay varias posibilidades de nombre... supongo que es aceptable —Se encogió de hombros, dándole la razón en ese momento. Chris sonrió ante su comentario, ya que era lo mismo que había pensado él.

— Se que sí. Bueno, ¿me acompañas? Quiero ir afuera un rato —Y antes de que el albino tuviese la oportunidad de negarse, Chris ya estaba palmeando nuevamente su hombro para hacerle avanzar, estremeciendo casi imperceptiblemente el delgado cuerpo de Near. Y aunque estaba molesto porque nuevamente se había tomado la libertad de tocarle, no dijo nada, y no entendía por qué.

En el camino Near apenas podía percibir una que otra palabra de lo que su compañero contaba, y todo porque estaba enfocándose en otra cosa... en realidad, en alguien más. Se preguntaba en qué momento aparecería ese torbellino emociomal, mejor conocido como Mello. Ya era extraño que el rubio dejara de molestarle como usualmente hace, ¡Ahora ya ni aparece en algún rincón del orfanato!

No escuches, es mi secreto [Mello x Near]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora