Capítulo Seis.

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Presente

26/06/2017

Estoy sentada en el piso frío de la cocina, con un café caliente y dando caladas a mi cigarrillo.

Ha pasado tanto tiempo y no puedo explicarme a mí misma lo que está sucediendo, ya no pienso en él como antes... Cuando no lo veo no siento absolutamente nada, pero cuando estoy con él me siento segura.

Aún lo quiero, lo aprecio, pero ¿lo amo? ¿me gusta?, de verdad que no sé, ni yo misma me lo puedo explicar. Este último mes lo he pasado en Viña más que nunca, vengo casi todos los fines de semana y en ningún momento me acuerdo amorosamente de él, pero yo le gusto y es algo que ha dejado mi cabeza dando vueltas hace varias semanas.
Le aseguré que me seguía gustando, pero que también me gustaba alguien más, y muy dentro de mí siento que estoy jugando con Aaron, como el jugó conmigo, pero de verdad no sé que hacer ni en que pensar. ¿Lo estaré ilusionando o estaré ilusionándome a mí misma? Me pregunto constantemente que hacer y en clases siempre intento pasar tiempo con él, pero no sé. Aquel no sé llena mi mente de cosas que ni yo misma puedo controlar.

Terminé mi café y mi cigarro, me dirigí a mi habitación, me saqué el pijama y me puse una toalla, para darme una ducha que liberaría aquellos pensamientos de mi mente. Tomé mi celular puse Hozier, esperé que el agua se calentase y me metí rápidamente en la ducha lanzando las toallas al piso. Me di mi tiempo en refregarme el cuerpo, lavarme y masajear mi cabello, mientras las dulces palabras de Cherry Wine resonaban en los parlantes del celular; quité todos los nudos posibles de mi cabello, lavé mi rostro y finalmente puse el agua fría para evitar el frizz de mi cabello semi ondulado, que caía húmedo y tieso por mi cuerpo.

Entré a mi cuarto rápidamente, sequé todo mi cuerpo y restregué con la toalla mi cabello húmedo; busqué entre mi ropa y me puse unas bragas blancas con encaje y unos sostenes negros, luego batallé con mis pantalones negros — de lo ajustados que estos estaban —, y de a poco me los acomodé. Luego me puse una polera negra con manga larga, sin hombros y corta; un poleron verde — pero era un tipo de verde sin vida — y mi chaqueta de cuero. Humecté mi cabello con un aceite y me coloqué mis botas de cuero negro con cordones. Cuando ya estaba semi lista volví al baño y comencé a maquillarme, pero solo lo necesario, un poco de rimel para que mis pestañas se viesen más llamativas y un poco de delineador por dentro del ojo para contrastar con el café de mi iris.

Mi celular comenzó a vibrar, este detuvo la música y yo corrí de un lado de la habitación para alcanzar mi celular, sin revisar quien llamaba.

— ¿Diga? — farfullé.

— Heyy, tenemos que hablar de muchas cosas, ya que hace tiempo no te veo y todo lo que he pasado te lo necesito contar en persona, es super urgente — sus palabras atropellaban a las que seguían, estaba hablando extremadamente rápido.

— Mmmh. 

— No me estás escuchando.

— Estoy un poco desconcentrada sorry — dije.

— ¿En quién piensas?

— Aaron — suspiré —, también en...

— No me digas, ya sé —  Dani me interrumpió —, ¿cuando vuelves de viña?

— Hoy en la tarde — prendí un cigarrillo y di una profunda calada.

— Te tinca cuando llegues nos juntamos y copuchamooos...

— Sí obvio, me encantaría — sonreí.

— Llámame cuando llegues, me tengo que ir, te quiero mucho.

Y antes de que pudiese responder colgó.   

Busqué mis audífonos, los conecté en el celular y busqué una de mis playlists de Spotify y se reprodujo Hurt de Nine Inch Nails, esta no mejoraba mi ánimo, pero la profundidad de la voz de Trent me hacía pensar un poco tanto en Aaron como en mí, la posibilidad infinita de poder decepcionar y herir a alguien que quieres es increíble; nunca justificaré algo que llegue a hacer él o yo, o cualquier persona... pero somos humanos y estamos hechos para cometer errores, es lo más común, pero hay que tener cuidado cuantas oportunidades le entregas a alguien sabiendo que si una vez ya te hizo daño lo puede volver a hacer, y creo que estoy harta de seguir dándole oportunidades a él...

Me duele sólo pensarlo...

Me duele pensar que sé que puede volverme a hacer daño, como todas las otras veces que ya lo ha hecho, pero hay algo en mí que piensa que podría cambiar — sabiendo que puede que no lo haga —  y sólo no quiero alejarme de él, de su recuerdo, de su vida.              

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