capítulo 9

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Llego a casa dejando a Erika en el garaje. Estoy nerviosa, enfadada, cabreada, fuera de mi y sin ser suficiente oliendo a sudor, sucia. La mañana que he tenido, ha sido de lo mas extraña y odiosa.
Odio a ese hombre primero por hacer lo que hizo en el día de la fogata y también por haberme perdido en el bosque.
No aguanto las ganas de querer matarlo con mis propias manos, pero mejor me dirijo a mi cuarto al saco de boxeo a dejar mi frustración con los golpes.
No se cuanto tiempo llevo pegando puñetazos y patadas. Ni siquiera pensé en cambiar de ropa. Mis nudillos están sangrando y me duelen como nunca el saco esta manchado de tanta sangre de mis manos, me asusto un poco al verlo pero eso me da mas rabia todavía y vuelvo a pegarlo con mas ganas.
Estoy sudada y exhausta mi pelo esta pegado a mi cara mojada por el sudor, mi ropa manchada también con mi sangre, tengo las manos hinchadas y cuando veo que empiezan a hincharse mis muñecas dejo de pegar al saco y caigo sobre mis rodillas al suelo.
Lloro de impotencia aunque aun no entiendo la razón de mis lágrimas.
Después de estar en esta posición por unos 20 minutos decido que es hora de ducharme.
Entro al baño y me quito la ropa con cuidado de rozar las heridas realmente me he pasado, como hacia tiempo no lo hacia.
El agua cae sobre mi cabeza haciendo que mi cuerpo deje un poco de la tensión y consigo ducharme un poco mas relajada de lo que estaba.
No quiero salir de mi cuarto, no me apetece bajar a cenar. Me visto con el pijama y me meto a la cama, mañana será otro día y olvidaré todo lo que haya pasado hoy.
Bueno casi todo. También me ronda la cabeza ese lobo realmente hermoso. Esa criatura es increíble. Y como no quiero olvidar ningún detalle de el lo dibujo con la máxima precisión que puedo, con el minino detalle con el pelaje oscuro y ojos humanos.
Son las seis y media de la mañana y estoy despierta me ducho y miro mi mano sin duda me harán ir al medico cuando las vea mis padres. No me preocupo mucho, no es la primera vez que lo hago.
Sigo mi rutina desayuno, despierto a mi peque, le hago de comer, le dejo con el chofer y me dirijo al campus.
Como siempre cuando llego muchas miradas se dirigen hacia mi. Ya no me importa, en realidad nunca me ha importado. Me quito el casco y bloqueo a Erika.
Estoy en los pasillos. Me dirijo hacia mi taquilla con la cabeza en alto. No quiero encontrármelo, necesito lejanía de ese hombre me hace mal ya me di cuenta.
Llegando a mi taquilla mi amiga me espera no he hablado con ella desde el día que la deje en su casa en la noche. Y ahora me siento culpable.
- Hola! - me saluda alegre.
- Hola, como estas?- le contesto sin muchas ganas de engañar sobre mi estado de animo.
Frunce el ceño mirándome no dice nada hasta que ve mis manos cuando intento abrir mi taquilla, me cuesta un poco pero lo consigo.
- Que te ha pasado en las manos?- pregunta preocupada.
- Nada importante, no use protección cuando le di al saco, aveces se me olvida - respondí sin mentir.
- Se ve bastante mal, quieres que vayamos a la enfermería?- esta realmente preocupada.
- No te preocupes, no es nada. - le tranquilizo.
Después nos dirigimos hacia las clases, no me salta con preguntas sobre que paso en la fiesta y le agradezco, aunque no nos conocemos de hace mucho tiempo me entiende bastante bien cuando ve que no quiero hablar, pero no se aparta de mi lado y eso de una manera me tranquiliza, sin duda es muy buena amiga.
Las primeras clases pasan bastante lentas para mi. Intento con todas mis ganas prestar atención a las explicaciones que dan los profesores, pero me cuesta mucho centrarme.
Ese día tenia clase con él, pero no quería verlo de ninguna manera. Pensé en saltar esa hora e irme hacia el bosque, pero tampoco soy ninguna cobarde y me quede.
Decido no sentarme cerca, prefiero estar lo mas lejos posible, estoy aquí por mi titulo y no pienso suspender por un profesor con problemas sentimentales y racionales. Mi futuro es primordial.
Después de un rato estando con la cabeza apoyada entre mis brazos en la mesa donde elegí sentarme escucho las voces de mis compañeros entrado al salón.
No levanto la vista. Estoy cansada por dormir poco y adolorida por las horas demás en el saco y las heridas de mis manos.
Y es entonces cuando escucho la voz de pito de Jessyca, me aturdió durante un segundo dando paso a una importante jaqueca. Bufo en un susurro, no aguanto esta chica desde el primer momento que la conocí, me desespera que aun haya gente tan narcisista como ella, egocéntrica y egoísta. Sus aires de grandeza me ponen de mal humor. Seguro esa niñata ha tenido todo lo que ha querido siempre sin tener que luchar por ello, se nota que es niña de papá.
No me molestaría tanto si no fuese porque es realmente mala sin razón alguna, lo tiene todo y quiere mas y para ello menosprecia a las demás personas que no son de su circulo de gente.
Giro la cabeza un poco para encontrarme con ella mirando fijamente hacia mi con una sonrisa de suficiencia en la cara.
No tengo ni idea de lo que le puede estar pasando por la mente ahora mismo y me es indiferente, asi que resoplo y miro hacia delante donde aun no esta Pietro.
Pero la situación no termina ahí la arpía y sus amigas se acercan a mi, no me muevo, no quiero que piense que me intimida o algo porque no lo hace en absoluto cree que le temo pero jamas sería asi.
Miro su cara y ruedo los ojos. Tiene esa sonrisa arrogante que la hace ver como una demente. No digo nada hasta que empieza a reírse sola.
Alzo una ceja, a saber que le estará pasando por la cabeza a esa loca y levanto mi cabeza de mis brazos.
-  Vaya, la pobre huerfanita esta abatida, pobrecita.- me dice con cara de diversión.
Frunzo el ceño, como sabe eso? Me pregunto, no es que me avergüence simplemente las personas se dan cuenta pero no saben quienes son mis padres y yo no he contado eso a nadie de aquí ni si quiera a la que se supone que es mi única amiga.
Se ríe de mí.
- Eres tanta basura que ni siquiera tus padres biológicos te quisieron. Los entiendo tener a alguien como tu en la familia tiene que ser vergonzoso - sigue riéndose.
Me tenso de repente ese no es un tema para tocar, no lo hacen ni siquiera mis padres.
Me levanto bruscamente haciendo que todos me miren fijamente la silla ha caído hacia atrás con la inercia de mi movimiento soltando un grande estruendo al impactar contra el suelo.
Miro su cara, seguro mi mirada es sombría sus amigas le susurran que se ha pasado, pero no le importa sigue con esa mirada creída.
- Tu. No. Sabes. Nada. - digo despacio. Mi respiración es irregular en cualquier momento me dará un ataque de furia como solía pasar.
Sus amigas ya han dado varios pasos hacia atrás al mirarme me tienen miedo y la que debería temer me le parece divertir mis actos.
- Tranquila chicas no puede hacer nada contra nosotras, recordar quien es mi padre - responde segura - porque el mio al menos me quiere.
No aguanto mas mi vista se nubla y la ataco varias mesas a mi alrededor se han caído al ir por ella. Ahora esta asustada pero no pienso con claridad la voy a matar lo puedo hacer y ahora mismo lo quiero hacer. Mis manos me duelen pero el dolor es casi inexistente a mi juicio solo veo rojo y negro. Estoy en pleno ataque de ira y no consigo controlar mis actos la golpeo varias veces y se desmaya empiezo a tirar mesas y sillas los demás compañeras se han ido pero no me doy cuenta de ello no me importa nada. Pego y sigo pegando puñetazos y tirando objetos donde puedo. Hace rato me he roto la muñeca, pero no siento dolor siento rabia. Solo ha pasado un minuto de todo lo ocurrido pero para mi parece una eternidad. Cuando entra Pietro sobresaltado me mira fijamente con sorpresa y mucha decepción. Estoy furiosa.
Se acerca a ella y se la lleva dejando me  en el salón destrozado y vacío todos están en la puerta mirando mi arrebato de violencia.
Me siento en una esquina del salón apartada subiendo las rodillas hasta mi pecho y meciéndome. Lloro como cada vez después que me pasa el episodio.
   

Entre ellos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora