The Me Inside of Me [HorrorLust]

×9×

[Normal - Presente

Itálica- Pasado]

Hunter no sabía que decir. Gabriel estaba llorando sentado en su cama. Trataba de consolarlo pero nada parecía tener efecto. Incluso rogaba porque no viniera el padre del pelirrojo que sino se metería en problemas... O terminaría con alguien más deprimido. 

— Gabi yo... De verdad lo lamento. No debí de escuchar a ése idiota... Debí de imaginar que sólo quería molestarte o... — No sabía bien que sentir, realmente estaba molesto consigo mismo por haberlo hecho llorar. Era la primera vez que lo veía llorar tan de cerca. — Gabriel...

— ¿T...Te dijo algo más? — El pelinegro negó con la cabeza era la verdad, lo había cayado antes de que pudiera decirle más cosas y se lo había dicho. — Se supone que no d-debías saber de éso... No por ahora... 

— Puedo... ¿Puedo preguntar por qué? — Al parecer ya se veía un poco más calmado; obvio, se veía devastado pero por lo menos había dejado de llorar y eso a Hunter le hizo sentir un poco mejor. 

— . . . Supongo que ya no puedo ocultarlo, ¿verdad? V-Ven... — Palpó a un lado suyo para que Hunter fuera a sentarse, cosa que el mayor entendió e hizo de inmediato. — Pareces un perrito obediente. — Dijo de broma, pero aun así con su voz tan rota no lo parecía tanto. Sin pensarlo mucho Hunter lo besó en sus dulces y delicados labios siendo correspondido levemente. — No te salvas de ésto con un beso, Hunty. 

— Sólo quería hacerte sentir mejor, aunque me intriga admito que no me gusta verte así... 

— Pues que mal, porque ahí va la historia de mi infancia que tanto me pone mal. Nunca te conté de ese yo que encerré dentro de mi desde hace tantos años pero tu lo veías a veces... Supongo que es hora de que lo conozcas por completo. — Suspiró viendo la fotografía que Hunter aun tenía en sus manos. Tomó aire y volvió a verlo fijamente. — Antes vivía con toda mi familia en otro país, en un pequeño pueblo de mierda. Ahí siempre nevaba y un estanque que estaba no muy lejos de nuestra casa siempre se congelaba... Mi hermano era centro en el equipo de hockey...

Un delgado niño pelirrojo abrazaba sus libros con fuerza, sentía que todos lo estaban viendo, sentía que todos lo estaban criticando, sentía que todos estaban preparando algo para lanzarse a golpearlo y todo por su cabello y ojos. Al ser un pueblo extremadamente religioso lo catalogaban de hijo del diablo y cosas que realmente odiaba. Pero ahí estaba su hermano menor. Con un cabello de color normal, ojos del mismo violeta que parecían más azules por ser tan claros. Todos lo amaban. Todos lo adoraban. Era el favorito de sus padres, por supuesto, ¿quién amará al hijo que trae tanta desgracia a la familia? 

—¡Gabi vamos, vamos~! ¡Voy a llegar tarde por tu culpa al entrenamientoooo! — El pequeño de nombre Paolo tenía puesto su uniforme de hockey e iba caminando como si nada le importara más que su práctica. 

— Y-Y-Ya voy, no tienes que gritar. — Caminó un poco más rápido para que su hermanito no se quejara más. ¿Sinceramente? Odiaba mucho tener que ir tras él a todas partes, pero no le quedaba más que obedecer la orden directa de ambos de sus padres. 

— ¡Ugh deja de ser tan así, bobo! Estás conmigo, no te pasará nada porque me adoran, y si me adoran deben aceptar a mi adorada familia sea como sea~ 

— Sólo cállate... 

 Los dos caminaban casi a la par y, cuando por fin llegaron al lugar pronto Paolo corrió a ponerse sus patines "de la suerte" y entró a la cancha o como fuera que se llamara, a Gabriel éso no le importaba. Tan sólo se puso a leer sin importarle lo demás. A excepción obvio, del único amigo que tenía en la vida, acompañado del pequeño niño que cuidaba para ganar algo de dinero: Aiden y Farjat.