Mi cabeza comenzó a dar vueltas y mis oídos producían un horrible pitido que no dejaba concentrarme. Intenté sentarme pero cada esquina de mi cuerpo dolió intensamente y me obligó a mantenerme recostado.
Abrí mis ojos con dificultad debido a la luz que me pegaba directamente en la cara. Esperé apreciar el cielo, pero lo único que pude ver fue un techo de roca con una grieta por donde se colaba el brillante sol. Miré hacia los costados y me encontré con el escenario de una cueva, pero no había nadie conmigo. Mis oídos captaban el sonido del crepitar de una fogata pero mis ojos no podían detectarla.
Me mordí la lengua para no soltar ningún grito al sentarme. Ahora podía observar todo mucho mejor, la fogata se encontraba a tan solo uno o dos metros de mí, y su calor me chocaba, lo cual aligeraba mi frío. Habían troncos al rededor de la fogata, a modo de asientos, y dos mochilas recostadas sobre éstos, pero ninguna se parecía a la mía. Noté que habían un montón de latas con marcas de mordidas desparramadas por el suelo, como si alguien disfrutara de comer metal.
Me puse de pie con dificultad y sacudí mi ropa. Todo parecía en orden, no me faltaba nada, ni tampoco tenía heridas que no tuviera antes, sin embargo no me explico como es que llegué hasta una cueva, lo único que recuerdo es haber caído del tren.
La "capa" que mi madre me dio se encontraba tirada en el suelo, llena de suciedad. La tomé y sacudí, moviéndola con fuerza en el aire, y luego me la até al rededor del cuello, me coloqué la capucha y me dispuse a salir del lugar.
Al salir, lo único que mis ojos veían eran árboles, árboles y aún más árboles, ¿ya dije árboles?. Realmente me sentí perdido durante un instante, aunque realmente lo estoy, no conozco la zona.
Dioses, Sea debe estar enloqueciendo. Espero que esas personas no le hayan causado problemas.
Mi estomago rugió con fuerza y mi espalda no dejaba de punzar con dolor, pero no había nada que pudiera hacer, no tengo mi mochila.
-¡Oye, niño!
Me volteé por reflejo. Vi una silueta al lado de la cueva, pero ni me moleste en intentar analizarla, pues comencé a correr lo más fuerte que mis dolores me permitieron. Mi espalda punzaba con cada paso que daba, haciendo todo más dificultoso.
-¡Oye, vuelve!
Al oírlo aceleré mas mi paso, deseando alejarme todo lo posible, pero parece que la naturaleza tenía otro plan para mi. Se oyó el sonido de una flauta y luego las ramas de los arboles comenzaron a moverse, lanzándose hacia mi. Parecía que querían atraparme.
Recibí arañazos y varios golpes pero me mantuve corriendo para alejarme lo más posible.
Dos enormes ramas salieron de la nada y se envolvieron a mi alrededor, me alzaron del suelo y quedé colgado de cabeza.
Vi a una persona acercarse. Aunque mi vista estaba algo borrosa debido a que la sangre se había ido a mi cabeza, pude notar algo interesante: se trataba de un sátiro.
-¡Déjame ir!-exclamé sacudiéndome.
-Estas dañado, no puedes irte así como así-respondió y se cruzó de brazos.
-¿Ah, no? Suéltame y observa como me voy-gruñí.
-¿Por qué todos los semidioses son tan tercos?-se pregunto a si mismo, fastidiado.
-¡Estás sujetándome de cabeza, me pones de mal humor!
-¿Quién es tu padre divino?
No respondí, simplemente me quedé observándolo con el ceño fruncido, para que entendiera que no me hacia ninguna gracia esta situación.

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Cloud - [LHDZ#3] (CANCELADA)
FanfictionEsta es la tercer temporada de "La hija de Zeus", la cual pueden encontrar en mi perfil al igual que a la segunda temporada (Sea&Sky). Les recomiendo leer las dos primeras antes, sino no van a entender nada.