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-¡Esperen!-oí exclamar a una de las diosas a nuestras espaldas.

Mi familia y yo detuvimos nuestros pasos y volteamos a ver que sucedía. Una mujer con cabello oscuro y rizado con una especie de diadema con un búho de decoración puesta, nos miraba amablemente mientras se ponía de pie y caminaba hacia nosotros mientras se encogía a nuestro tamaño. Tenia algo sujeto entre sus manos pero no pude distinguir que era.

Ella se paró delante de mi y me miró con sus cálidos ojos color gris tormenta. No pude evita encogerme a un lado de mi madre, quien acarició mis hombros. La diosa me sonrió como me sonreiría mi mamá, lo cual me transmitió una extraña tranquilidad que me recorrió de pies a cabeza.

-No temas, pequeño-habló suavemente-. Tu nombre es Cloud, ¿cierto?-asentí ligeramente con la cabeza-. Que lindo nombre-sonrió-, el mío es Atenea.

-Su nombre también es lindo-respondí y sentí mis mejillas calentarse.

-Oh, muchas gracias, que caballero-rió ligeramente.

Mis mejillas enrojecieron peor.

-Tengo algo para ti-informó, mirando el objeto que tenia entre las manos-. He oído que te gustan las ballestas, ¿es eso cierto?

Asentí con la cabeza.

-Es mi arma favorita-respondí pasando mi mirada del objeto a los ojos de Atenea.

-Pues me alegra oír eso. Esto es para ti-abrió la palma de su mano y pude ver el objeto que sostenía con mas claridad.

Se trataba de un reloj de pulsera que era de un metal tan brillante como las hojas de las dagas de mis hermanas. Detrás del cristal, debajo de las manecillas, había un búho plateado con ojos azules que daba la sensación que me observaba. Las manecillas del reloj se movían con normalidad, marcando las 3:36 p.m.

-Vamos, tómalo, no seas tímido.

Estiré mi mano y tome el reloj, observándolo con mas detenimiento.

-Gracias-respondí sin poder evitar sonreír.

Atenea sonrió satisfecha.

-Ahora quiero que muevas las manecillas hasta que den las 8:17.

La miré y luego miré el reloj. Tomé la tuerquita del costado del reloj entre mi dedo índice y mi dedo pulgar y lo giré hasta dar con la hora que la diosa me había indicado.

-Ahora presiónalo hacia dentro-agregó señalando la tuerquita cuando vio que la hora ya estaba puesta.

Hice lo que me dijo.

Solté una exclamación de sorpresa cuando el reloj comenzó a agrandarse y a cambiar de forma, terminando siendo una ballesta del color del reloj. Sentí un peso en mi cadera y cuando bajé la vista me encontré con un carcaj de flechas para ballesta colgado. Examiné el arma y una enorme sonrisa invadió mi rostro.

-¡Muchas gracias!-exclamé sin poder ocultar mi felicidad- ¡Esto es genial!

-Me alegra que te haya gustado.

-Gracias-repetí sin saber que mas decir.

-Espero que te sirva en su misión-su seño se frunció durante un momento.

-La usaré con sabiduría-las palabras salieron de mi boca sin siquiera pensarlo.

Atenea sonrió con orgullo.

-Bien dicho-asintió con la cabeza-, la sabiduría es algo que aprecio mucho-me guiñó un ojo.

Luego de eso, ella volvió a su trono y mi familia y yo decidimos volver a casa. Me costó un poco de tiempo encontrar la manera de desarmar la ballesta, pero finalmente logré hacerlo al encontrar un pequeño botón en uno de los laterales.

Cloud - [LHDZ#3] (CANCELADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora