Capítulo 26: Juntos

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-Narra Hiccup-

La ley era ley.

Les fallé a los vikingos, y la horca iba a ser mi castigo; lo había aceptado cuando mis padres me habían encerrado en el calabozo y encerraron a Chimuelo para que si lograba escapar no me fuera con él.

Pero sabía que la muerte no era mi destino, al menos no por ahora.

Mi madre tenía un plan y yo confiaba en ella más que en nadie, sabía que con lo que me dijo me sacaría de esto.

Aproximaba que eran los 12:00 p.m, todo estaba oscuro, no lograba ver nada. Hasta que a lo lejos vi una luz que se acercaba a mi celda.

Era Valka, mi madre.

-Hicc, hijo, te voy a sacar de aquí -dijo ella mientras abría mi celda con la llave que mi padre había dejado en su poder

-Gracias, ya estaba listo para lo horca -le agradecí tratando hacer que esta situación no sea tan tensa, pero mi madre ni siquiera sonrío; esto es más serio de lo que pensé-

-Liberé a Chimuelo hace un rato, está esperando fuera de los calabozos, llévame donde se encontraban tú y...-vaciló un momento, no sabía si era correcto mencionar a la princesa de Escocia- Mérida...-asentí con la cabeza y salí de mi celda

Ambos nos dirigimos de manera sigilosa nos dirigimos donde Chimuelo, el dragón, al verme se acercó rápidamente y lamió toda mi cara.

-Ahg, Chimuelo, yo también te extrañé pero no es para tanto -le dije a mi dragón mientras me limpiaba, este solo me veía divertido- llévanos a donde Mer y yo estábamos, sabes bien cómo llegar -le dije y Chimuelo se inclinó para que mi madre y yo subiéramos, así lo hicimos.

Al cabo de un momento llegamos a la cueva donde me alojaba con mi familia, no pude evitar sentirme mal al recordar cómo la había dejado.

Me había ido sin explicar razones, la dejé sola con nuestra hija; ella debía estar destrozada.

Pero una cosa me inquietó, la pequeña casa donde vivíamos estaba sellada con una roca que cubría toda la entrada.

Mérida y yo nunca la dejábamos así.

Mi madre sin siquiera pensarlo dos veces se acercó a la entrada y con ayuda de Chimuelo y mía la logramos abrir, después de un poco de esfuerzo, la puerta se encontraba completamente abierta.

-¿Mérida? ¿Estás aquí? -pregunté al momento que entré, no lograba ver nada, la antorcha que mamá tenía fue apagada antes de salir del calabozo, para no levantar sospechas del pueblo de Berk- Chimuelo, lanza una bola de fuego- le dije a mi dragón, pero este sin pensarlo salió de la cueva.

Algo andaba mal, muy mal.

-Mérida, no venimos a hacerte daño -dijo mi madre con una voz pacífica que solía usar conmigo cuando me encontraba mal

De repente, muchas antorchas se prendieron alrededor nuestro se encendieron.

Estábamos rodeados.

-¿No vienen a hacerle daño? -dijo una voz grave- No claro que no -alcé la vista y era Fergus, el padre de Mérida, Rey de Escocia.

Saqué un arma de mi cinturón, una espada corta, solo era un arma ligera.

Mi madre siempre venía preparada y sacó su legendaria espada, la que había utilizado en sus duelos y batalla. Sentí que Chimuelo se acercaba lentamente hacia la cueva; estaba dispuesto a atacar .

Fergus al vernos rio, eso me enfureció.

-Solo venimos por Mérida y Katherine y nos iremos -dije tratando de sonar sereno

Amor Prohibido [Mericcup]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora