Epílogo

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-Narración Normal-

Ahora que los reinos se habían unido estaban mejor que nunca, la prosperidad no había tardado en llegar, estaban seguros de que era el reino más poderoso que jamás había existido.

Hiccup había tomado la decisión consciente de que era hora de que su relación con Mérida tenía que ser más que un noviazgo.

Decidió pedirle matrimonio y lo hizo de la manera más bonita posible.

La llevó a la Cascada de Fuego, donde se besaron por primera vez, donde de una manera implícita juraron amarse para siempre; el castaño no era el mejor cantante del mundo, pero hizo un intento para dedicarle una serenata.

El sol se encontraba en su momento perfecto para que se viera a las Cascadas en todo su esplendor, fue en ese momento cuando Hiccup Haddock le pidió a Mérida DunBroch que fuera su esposa.

Mérida siempre le tuvo miedo al compromiso, sabía que los matrimonios no eran más para formar alianzas con otros reinos, lo último que quería para ella era estar atada a una persona el resto de su vida; desde muy pequeña sabía que el matrimonio no era lo suyo.

Pero esta vez era diferente, le estaba pidiendo matrimonio el amor de su vida, el único hombre  del que se había enamorado.

Esta vez, no había ataduras, ni alianzas de por medio, simplemente era amor.

Sin pensarlo dos veces, la pelirroja aceptó y se arrojó a los brazos de su amado que la acogió feliz de que por fin podían estar juntos sin ocultárselo a nadie.

La Boda Real se acercaba, todos estaban invitados, hasta el casi esposo de Mérida: Jackson Frost. A pesar de todo era un gran amigo y realmente él estaba feliz de que la joven pudiera casarse por amor.

-¡Buenos días! -gritó Elinor mientras abría las cortinas de la habitación de Mérida dejando que el sol entrara por su ventana; ella solo se quejó.

-Mamá, ya no tengo 5 años -dijo sentándose en su cama, vio a su madre con la mirada cansada- y vas a despertar a Katherine

-Como sea, hoy es el día más importante de tu vida, Hiccup ya está listo y tú ni siquiera te levantas, las damas de servicio se encargarán de arreglar a mi nieta pero de ti me encargo yo -su madre le dijo seriamente.

La princesa se levantó y se dirigió al baño para tomar una ducha y poder aclarar la mente.

No esperaba que este día llegara tan rápido.

Al salir, estaba su madre tenía listo el vestido y no tardó en ponérselo y ajustarlo hasta que la joven apenas y respirara; la maquilló y peinó, bueno, hizo el intento.

-Estas preciosa...-logró decirle Elinor a su hija por las lágrimas que se asomaban en sus ojos, Mérida le sonrió y agradeció las palabras de su madre

La pelirroja llevaba un vestido sencillo, este comenzaba desde los hombros de Mérida y desde sus hombros hasta su espalda llevaba un tul blanco casi transparente que llegaba hasta el suelo, no había la necesidad de usar un velo, en sus hombros y en su cintura estaban unos delicados adornos dorados. En su cabello llevaba un broche que tomaba el cabello de los extremos de su cabeza y hacía que su alborotado cabello rojizo se viera increíble.

  El momento había llegado, todos los invitados se encontraban presentes ansiosos por ver a la novia, pero nadie estaba más emocionado que su prometido, que se encontraba en el altar esperando a la mujer de su vida.

Fergus, no pudo evitar el llanto al ver a su hija y al saber que era él quien la entregaría en el altar; desde que los reinos se unieron se había dado cuenta que todo había mejorado y para sorpresa de todos, Estoico, su enemigo, se había vuelto sin duda unos de los mejores amigos que había tenido en toda su vida.

Amor Prohibido [Mericcup]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora