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NARRADOR OMNISCIENTE

—¿Familiares de la Señorita Hanson?— El doctor de aproximadamente 50 años de edad, salió de la habitación de Elisa con unos papeles en sus manos, tenía una bata blanca y un cubre bocas, que lo bajó a la altura de su barbilla.

—Yo, yo soy su novio, dígame por favor como se encuentra ella— No le había quedado otra opción más que mentir, había visto casos similares a este sabía que si decía que era su amigo no le iban a dar información de ella, y no podía quedarse sin saber cómo está su estado de salud, en parte se siente culpable por lo que le pasó.

—Buenas soy el doctor Brown la que atiende a la señorita Elisa, ella sufrió una severa contusión en el cráneo, el choque provocó daños secundarios no es muy grave del todo, ella se recuperará pronto—

—¿Eso es todo?— El esperaba que no hubiera complicaciones.

—Por lo pronto si, estará en observación esperamos a que se recupere en menos de 24 horas o menos, está inconsciente aún, logramos quitar varios cristales rotos que se le incrustaron en su cuerpo, por desgracia tendrá que pasar aquí la noche, no es seguro que este del todo bien solo es por precaución, en dado caso si ocurriera algo lo mantendremos al tanto—

—Gracias doctor, haga todo lo posible para salvarla ella es... ella es lo más importante para mí, no sé qué haría si le llegara a pasar más cosas de lo que ya ha sufrido—

—Haremos todo lo que esté en nuestras manos para que se recupere del todo, lo más pronto posible joven—

—¿Puedo pasar a verla?—

—Claro, por aquí por favor—

El doctor guió a Thomas a un cuarto para poder ponerse una bata, guantes y cubre bocas, más para asegurarse de que no se le infectaran las heridas que tenía a causa de los vidrios rotos que se le incrustaron.

Al entrar a su habitación donde yacía Elisa, sintió un gran dolor en su pecho, que hará ahora el, no sabía cómo explicarle a los padres de ambos lo que pasó, cómo reaccionarían los padres de Elisa.

Le dolió verla a ella en esa cama de hospital tendida, con una maquina conectada a ella, simplemente no logro entender cómo pasó todo tan rápido.

El siente culpa de que ella esté ahí y tal vez que no despierte, él prefiere estar ahí en lugar de ella.

Su cabello estaba suelto, tenía unos tubos en la nariz que le daban oxígeno, tenía una herida muy notoria en su brazo derecho, sin contar las cortaduras que se encontraban en la mayoría de su cuerpo, la habitación blanca le daba un toque como de película.

"ESTO ES LA REALIDAD IDIOTA, SI ELLA MUERE DE ESTAS PERDIDO"

Repetía su subconsciente, mientras se acercaba a ella, se paró a lado de la camilla y agarro con sus manos la mano derecha de ella, con suma delicadeza, como si de un vaso frágil se trataba, y su condición lo ameritaba, no podía darse el lujo de maltrarla.

Sentía que en cualquier momento se iba a romper en mil pedazos.

El dejó caer una lágrima, la cual se impactó en la mano de la bella dama inconsciente.

—Lo siento amargada, no debió sucederte esto a ti...— El sabía que la joven no lo oía, pero aun así quiso hablarle como si lo hiciera, sintió culpa ya que el solo tenía una venda en la muñeca izquierda.

—¿Dónde estoy?— Ella abrió poco a poco sus ojos, y agarro fuerzas para poder hablar.

—Elisa, gracias al cielo despertaste creí que nunca lo ibas a hacer— Se había alegrado que ya despertó.

Mi amiga una maldita zorraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora