undécimo halloween

1.1K 204 173
                                    

"So I heard you found somebody else and at first, I thought it was a lie (...) our love has gone cold you're intertwining your soul with somebody else"
undécimo halloween junto a Maks

Aquel Halloween anterior, Maks Sanders Sokolov, mi vecino —más que vecino, más que amigo, pero siempre menos que amante o novio— tú, el lector de las cartas, me salvaste. Me salvaste de mi padre y sus prejuicios, de su furia, de aquel loco que de no haber sido por los gritos de mi madre seguiría en la calle, atormentándola. Aquel que habría acabado con mi vida en el frío suelo con manchas secas de sangre. Mi padre estaba entre rejas, acusado por maltrato físico y psicológico que nos había hecho durante años a mamá y a mi. Ahora estábamos no solo felices sino esperanzados, nos sentíamos seguros por fin, Maks. Y todo gracias a ti.

El año pasado me había prometido a mí mismo no más errores. Amarte había sido una de las mejores —y peores— cosas que me habían pasado en mi vida, pero yo te hacía daño. Yo era el que estaba enfermo y el que te hacía sufrir. Pero no más Maks. Existe una frase, que todo el mundo sabe: "dos mitades rotas no pueden salvarse" Estábamos rotos, y no podíamos salvarnos. Dolía, pero era la verdad. Serías mi secreto, lo que recordaría al pensar en el amor verdadero o en mi pasado.

Mi primer error fue enamorarme de ti, por eso este año iba a remediarlo. En este Halloween intenté olvidarte, en este Halloween tuve una cita con un chico: Elijah. Era todo lo contrario a ti, dientes rectos y pulidos, piel caramelo y pelo afro. Vino a recogerme a casa disfrazado de James Dean en: "Rebelde sin causa" y yo le recibí disfrazado de gánster. Sentí tu mirada en mi nuca mientras me encontraba al lado de él, caminando hacia su coche con nuestros hombros rozándose. Me gire hacia tu ventana y te saludé con la mano, abriste la ventana y gritaste, con tus manos agarrando salvajemente el marco de la ventana:

– ¡¿Admiten compañía?! —La chica de hace dos Halloweens salió de detrás tuya con una sonrisa socarrona.

– ¡Por supuesto! —Gritó Elijah, sentenciando la muerte de lo que sería la misión para olvidarte. Esto era comparable a Crónica de una muerte anunciada.

Ella iba de Kill Bill y tú de gánster, como yo, ¿pura casualidad? No lo creo. Íbamos en un descapotable rumbo a una de esas cafeterías de carretera, esas con malas decoraciones, cafés demasiado aguados, gramolas de pago y gofres deliciosos. En el coche tu rodeabas a Lulú, la chica que iba contigo, con tu brazo, mientras jugueteabas con su pelo. El antiguo Maks habría sentido celos y dolor, pero el nuevo no debería de sentirlo. Sin embargo, lo hizo. Ver cómo besabas a Lulú —con esa fiereza— mientras Elijah acariciaba mi muslo dolía y enfurecía.

Cuando llegamos a la cafetería Elijah cogió mi mano y no pude evitar compararla con la tuya, la de Elijah fina y suave, con las uñas pintadas, las tuyas en cambio grandes y grotescas, con anillos. No duramos mucho de la mano porque pasaste con Lulú corriendo entre nosotros, como si quisieras apartarnos, como si la simple vista de nuestras manos unidas te doliera.

En la cafetería no hubo casi conversación, tú y yo hacíamos un duelo de miradas, que iban desde nosotros hasta nuestros acompañantes que ilusos pensaban que en Halloween conseguirían nuestra atención. En un momento Lulú dijo que necesitaba algo del coche y Elijah la acompañó, seguramente queriendo dejar la tensión de la mesa. Nosotros les observamos hablar como viejos amigos por el cristal, hasta que tu mirada calló de nuevo en mi y comenzaste a gritar.

– ¡¿Qué coño haces con ese tío, Asher?!

– Maks, no grites, nos están mirando. Relájate por favor.

scared » gayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora