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06

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06. Descríbelo así

N/a: Los párrafos en cursiva son flashbacks.

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Es agradable no vivir con miedo, no temer lo que te ocurre. Por primera vez lo pude sentir, mientras las figuras que rodeaban el tren pasaban rápidamente como flashes infinitos, pude sentir la brisa aún estando del otro lado del cristal. Luego de tanta atrocidad por fin podía tener la dicha de decir que le veía el lado bueno a mi vida. No tenía mucho, es verdad, pero podía sentir que lo tenía todo con tan solo ver por el cristal el paisaje.

Habíamos ido de vuelta a América, aparcamos en  Long Branch y tomamos un tren hasta la estación de la base, donde retomariamos nuestros puestos. Los soldados también habían venido, aunque claro, solo los hombres que habían sufrido leves heridas, los más agraviados se quedarían en Italia y se recuperarían ahí.

La agente Carter me había indicado a qué lugar iría después de llegar ya que Steven le había mencionado sobre nuestra conversación y mi deseosa reubicación; el edificio donde me hospedaría no estaba tan lejos de la base, a lo que ella dijo que podría ser de utilidad la poca distancia. Además de que mencionó que trabajaba en buscarme un lugar adecuado según mis posibilidades e igualmente que contará con distintas funciones para que aprendiera cosas nuevas. Había sido muy amable, todos.

Sujeté con fuerza el lápiz entre mis dedos y aferré el cuadernillo a mi regazo. Luego de un par de segundos, dos hombres por delante de mi asiento comenzaron a reír y hacer expresiones fuertes, decidí ignorarlos, aunque era difícil lograrlo de alguna forma, parecían discutir un momento pero luego carcajeaban divertidos. Quedaba claro que jamás más lograría entender el pensamiento masculino. Aparte la vista de ellos y miré el boceto en la hoja, era una obra de arte ante mis ojos. Tenía olanes y volantes en movimiento, un escote apenas visible gracias a las hombreras prolongadas que le habría puesto y era entallado a las piernas. Me lo estaba imaginando ya hecho, puesto en Carmen, admirándose glorioso. Los colores pastel siempre habían sido mi fuerte, sin embargo, éste diseño podía variar a un color intenso. Sonreí orgullosa, hacía ya algún tiempo que no me daba mi lugar para dibujar lo que más me gustaba; había sido reconfortante reanudar ésta actividad.

Pocos minutos después, unas pisadas firmes me hicieron girar el rostro en dirección al hombre que estaba al lado de mi asiento en la hilera derecha.

- ¿He interrumpido algo? - Tomó lugar justo al lado mío, pero antes levantó mi maleta y se la puso en las piernas. No lo miré como quería que hiciera, en su lugar cerré mi cuaderno y me límite a recargar mi peso al respaldo del asiento, haciéndole un ademán de que no se preocupara.

- ¿No se suponía que debíamos vernos hasta la noche? - Lo miré de reojo con los ojos entrecerrados, él se había encogido de hombros.

- Me estaba aburriendo, las cosas que hay aquí son monótonas, Steve me estaba entreteniendo. - Su dejé en el tono de su voz sonaba divertido, me imaginaba al capitán contándole cualquier cosa para llamar su atención y que no terminará dormido, incluso a mí me parecía gracioso.

La Chica Anónima || Bucky BarnesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora