Adolescencia (15 años en adelante)

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Fue un año horrible, largo y solitario, me convierto en una perdona desconfiada, fría y tosca.
Tenía que volver allí, allí donde sufrí tanto, pero sería fuerte, sería superior a mis miedos.
Nada más comenzar el curso solicité un cambio de aula, para así conocer otras personas y estar alejada de aquellas víboras. Conocí nuevas chicas, empecé a salir con ellas, comenzamos a salir por algunos pubs, a beber, a ser adolescentes.
Así pasaron dos años, felices, por fin tenía amigas de verdad, que me apreciaban y que no me dejaban de lado por nada. Éramos cinco, F, M, N, A y L. Las cinco fantásticas.

En esos años también tuve un amor, pero eso, necesita otro capítulo.

Una de mis amigas, M, comenzó una relación con un chico, a él lo conocía desde preescolar, y me pareció genial ya que era un chico muy bueno, o eso pensaba yo...

-M, me alegro muchísimo por ti, conozco a este chico hace años y te ira muy bien- Le decía mientras la abrazaba por la gran noticia que me acababa de dar.

Al chico le escribí por una red social para darle la enhorabuena también y recomendarle que cuidara de mi amiga ¿Quién de nosotras no lo ha hecho? No sé como pero la conversación comenzó a tornarse extraña, como si él se me estuviese insinuando. Recuerdo algo así.

-Bueno chico, yo me voy a dormir, ya sabes cuida de M, jajá- Dije siendo lo más inocente del mundo.

-¿No te gustaría dormir acompañada? Esta noche va a haber tormenta-No contesté, apagué el ordenador y me metí en la cama a darle vueltas a lo que acababa de leer. ¿Estaba exagerando? A lo mejor solo fue una broma...

Al día siguiente decidí comentárselo a A, después de M, era en la que más confiaba. Cuando se lo dije se sorprendió bastante.

-¿De verdad lo dijo tal cual?- Me miraba con cara de asombro y como de no creérselo del todo.

-Te lo juro, no sé si será una broma o no, ¿Crees que debo comentárselo a M?

-No, no creo que sea necesario, tampoco es algo tan grave- Maldita sea la hora en la que le hice caso, maldita sea.

No tardó ni un día en contárselo a M tergiversando el doble la historia y poniéndome a mí como una cosa que, de verdad, no lo soy. M se enfadó muchísimo y el chico lo negó todo, todas se enfadaron, todo se derrumbaba otra vez, pero esta vez no tenía fuerzas para replicar y mucho menos para defenderme. Me volví a esconder en mi misma, y volvió la soledad, otra vez. ¿Por qué?

Como una másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora