Parte I

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Suspira y pone algo de bálsamo en sus labios antes de salir, era invierno y no le gustaba que se partieran, menos cuando iba a tan importante evento. Sujeta su gabardina y una chalina, se abriga y sale con una sonrisa bailando en sus labios, alegre por lo que iría a presenciar.

Cuando llega al salón sonríe al ver a tanta gente y todos contentos por lo mismo, sólo que por personas diferentes.

Le mira y sonríe, era casi como la ley de la gravedad que fuera de esa manera.

Ya había conocido a los padres de su novio, todo había ocurrido demasiado rápido sí, pero no se arrepentía de nada. Sí de una parte de su vida, pero había servido para que fuera a darse cuenta de sus verdaderos sentimientos.

Se acerca y la señora Kim se pone de pie, se acerca y le recibe con un beso en la mejilla. Era casi un sueño.

Uno que dura mientras él continúa mirándole desde esa fila donde estaban los que se graduarían, mientras era recibido tan cálidamente por esa amable señora de no más de cuarenta y cinco años, a la que llamaría madre en ley, a pesar de la falta de documentos que constatarían lo que serían toda su vida.

Toma asiento y suspira, sonríe, pero en el fondo sabe que su novio desea ver a su mejor amigo ahí, sentado junto a sus familiares; sólo que también sabe —de sobra— que él no irá, porque no se agradaban.

Y vive todo como si no estuviera dentro de su cuerpo, casi siente que se ve desde otro ángulo, como si estuviera viendo esa vida que le parecía demasiado de ensueño, justo como alguna vez soñó.

(Pese a que no se siente merecedor de tanta felicidad, después de haber pisoteado corazones y haber hecho lo que en su momento creyó lo mejor, sólo para él.)

Cuando ve que Jonghyun sale a discursar le sonríe, mucho más porque él le incluye como parte de esa vida universitaria que jamás olvidaría, porque continuaría viviendo al máximo cada día de su vida.

Le recibe con un abrazo y un beso, en la boca claro, igual ya lo habían hablado, igual el mundo daba lo mismo si ellos se querían, porque no le habían preguntado a nadie si eso estaba bien o mal, si era algo normal, o considerado como algo enfermo. Simplemente eran y serían en esa vida que empezaba una nueva etapa, igual que en su relación.

Cuando salen del salón sus ojos captan ese rostro entre tantos otros, no puede evitar fingir que no lo vio, porque sabe que tiene una conversación pendiente con él, el problema era que era pésimo enfrentando sus problemas, y él, Lee Taemin, era uno de sus peores problemas.


—Jonghyun ¿Podemos hablar? —le mira y cuando Taemin parece pasarse de largo, prefiere mirar hacia la sonriente madre de su novio que empezaba a besuquear al mejor amigo de Jonghyun.

—¡Ya mamá! ¡Déjalo en paz!

—Es que ya no lo veo tan seguido como antes.


Él era lindo. Lee Taemin era bonito y adorable, tanto que hasta su madre solía hablarle del vecino tranquilo y tierno que vivía a unas casas, de quien debía hacerse amigo para que tuviera mejores influencias. Durante tantos años había escuchado sobre él, sobre ese chiquillo que tenía excelentes notas y que prometía mucho para su futuro.


—Mamá —se quejaba Jonghyun, nuevamente.

—¡Ya lo dejo! —ella aleja a su hijo y mira al chico que se deja besuquear paciente a sus locuras—. Cariño, cuídate mucho, y no olvides visitar a esta viejecita que te cocinará lo que desees.

Así es el Amor - Temporada III: RedescubriéndonosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora