Parte VIII

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Taemin camina ese tramo que tantas veces durante toda su vida había recorrido, desde la primaria y ahora el trabajo. No había tenido nada que hacer ese sábado por la tarde y ahora se acercaba cada vez más a la parada de buses. Casi había obligado a Jongin a que cediera para que fueran por un par de hamburguesas.

Y cuando su cabeza voltea sin querer al escuchar un ruido, se golpea mentalmente al ver esa casa donde vivía la familia de Kibum, a decir tampoco sabía si aún vivía ahí o no, sólo que no puede evitar mirarla al pasar, porque tampoco puede sacarse de la mente lo que había visto días antes.

Cuando la puerta de esa casa se abre se voltea rápidamente esperando que no lo hubiera pillado en falta.

—¿Taemin?

Mierda, para qué preguntaba si sabía que era él ¿Además no era obvio que no quería saber nada de él?

Y no pasa más de un par de segundos en los que cree que puede huir de allí, cuando él ya está parándose en sus narices sujetando una caja llena de chucherías.

—¿Tienes un momento? —no quiere hacer contacto visual, pero le es inevitable por su tono de ruego—. Quisiera hablar contigo, por favor.

¿Kim Kibum pidiendo por favor?

Cuando le conocía y para él todo era una orden que se cumplía al chasquido de sus dedos, sobre todo Minho que parecía ser su estúpido monigote siempre haciendo lo que él quería, aunque a regañadientes.

—Tengo prisa.

Cuando le sostiene la mirada sabe que algo cambió, Kibum ya no se veía tan soberbio como antes, o era él que se había convertido en alguien que sacaba las garras y estaba a punto de lanzar golpes o palabras filosas si es que alguien se decidía a molestarle. Y así no era él, al menos no se recordaba así.

No tanto así.

—Serán unos minutos, por favor.

Desvía la mirada y al frente a tan sólo unas cuadras puede ver la parada de autobuses, dios, en qué momento había hecho tantas cosas malas como para verse en una situación así. Porque parecía un castigo, por más inmaduro que sonara.

Era la persona con quien menos quería hablar, menos después de haberlo visto junto a Minho una noche antes, en un pub; no quería saber lo que habría pasado entre ellos para que ahora se le ocurriera hablarle, tan mágicamente, después de haberle traicionado e intentado bajarle el novio, aunque no fue un intento, porque sí lo hizo.

—Si es sobre Minho, no gracias.

Le ve boquear y respirar profundo, mientras que él busca la calma que no tiene porque es demasiado que después de haberlo hecho tantas veces con Minho, de repente le cortara y al par de días lo viera, por pura casualidad —mientras bebía una copa de cerveza con su nuevo jefe— con Kibum, con el que lo había engañado.

¿Qué tenía que explicar?

¿Que estaban saliendo y que al final terminaron engañando a Jonghyun?

Porque de verdad no se esperaba nada bueno de esa conversación en la que, además, no tenía ya nada que ver.

—¡Mira, Taemin, sé que fui una reverenda mierda al haber besado a tu novio y haber intentado meterme en su cama, pero el muy hijo de puta estaba demasiado enamorado de ti y lo que sea que creas que pasó entre nosotros jamás pasó! ¿Entiendes?

Así es el Amor - Temporada III: RedescubriéndonosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora