Parte IV

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Taemin era indiferente con él, sólo le hablaba por deber, o cuando sería demasiado obvio y su padre se daría cuenta.

Pero a él le gustaba, y cada vez más.

Sabía que debía rendirse y aceptar que la única oportunidad que ese 'nosotros' pudo tener, la había desperdiciado. Tanta curiosidad, tanto alcohol, tanto egoísmo que jamás se habría imaginado en esa situación.

Los días pasan y él siente que no puede tener ni un solo día interesante en esa oficina.

Veía cómo el sol se metía a lo lejos mientras buscaba su celular para revisar el mensaje que había llegado hacía más de media hora atrás. Y no lo revisó porque no tenía ganas de nada, ese día en especial en el que todo parece golpearle con más fuerza, sobre todo cuando ni siquiera se siente digno de un saludo, porque ese día Taemin había visto que lo mejor sería ignorarlo por completo, ni siquiera un hola había recibido de su parte, sólo una mirada fugaz junto a una reverencia casi imperceptible con su cabeza.

Y eso le dejó así.

Así de mal.

Mira el número. Lo había registrado hacía un tiempo atrás, al darse cuenta de que podría ser necesario alguna vez. Y ahí estaba sumergido en el contenido de ese mensaje que le sabe extraño.

<<Necesitamos hablar, si puedes esta noche sería perfecto. Jonghyun (por si no tienes mi número)>>

<<Dime el lugar, estaré ahí.>>

Ni siquiera saludaban, sólo hablaban como si aún continuaran siendo rivales, y más que eso, él era el perro hortelano de Kibum, en aquellos días. ¿Y ahora?

¿Habría pasado algo?

Ese día no tiene porqué quedarse hasta tarde, había terminado cada tarea pendiente y ahora sabía que podía marcharse temprano. Su tutor no le diría nada, y estaba seguro de que Taemin no querría que se despidiera.

Se despide del padre de Taemin y sale apresurado, fingiendo tener algo que hacer, sólo para no tener que fingir que se despediría bien de él. Porque nunca pudo volver a besarle las mejillas.

Tal vez iba siendo hora de superarle y asumir esa culpa.

Cuando entra en esa cafetería, agradece que no haya sido difícil de encontrar, no al menos en un día lluvioso como ese. Se sienta y mira su reloj, faltaba como media hora para que Jonghyun llegara, así que decide pedir una taza de café mientras esperaba.

Sonríe a la tímida mesera que le atiende, tiñendo sus mejillas de un rojo increíble que le hacen reír sin querer.

Sólo que cuando su café llega, ve la puerta principal abrirse y le ve llegar con tanto tiempo de anticipación.

Había tanto de lo que hablar, sólo que sentía que el tiempo había pasado, incluso para sus tontas disculpas, porque después de haber terminado ese teatro con Kibum se había dado cuenta de que fue demasiado idiota con Jonghyun y que le debía como mínimo un disculpa, una sincera disculpa por haberse comportado con él de esa forma.

Era algo posesivo, y no se había dado cuenta de que eso le pasaba con Kibum, no porque le quisiera de otra forma, sino que simplemente no quería que nadie se atreviera a dañarle. Al intentar sobreprotegerle se había equivocado gravemente.

Así es el Amor - Temporada III: RedescubriéndonosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora