Capitulo 14

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Unos minutos después de haber escapado, Claire tenía un pequeño debate mental sobre decirles ahora o no la verdad sobre que en realidad no había tomado el grimorio de Celeste.

Casi todo el camino había estado palpadando sus dedos sobre una de sus piernas en señal de inquietud. Y Madison había notado eso.

-¿Pasa algo, Claire? -preguntó la doppelgänger.

-¿Qué? No, estoy bien. Solo... -no sabía si buscar una excusa, o si decirles la verdad.

-¿Solo qué?.

-No he sido del todo sincera en cuanto a este plan -empezó a revelar la rubia-. Como el hecho de que realmente no tenemos el antiguo grimorio de Celeste. -Damon, quien había estado escuchando la conversación, frenó de golpe el auto al oír aquella revelación.

-¡¿Qué?! ¿Así que prácticamente hicimos este maldito plan por nada?-gritó Damon.

-No. Pero piensen, no tendría lógica que todos los aquelarres de brujas que existen el mío tuviera el grimorio.

-Ahora que lo dices me doy cuenta, pero en un inicio me importaba una mierda quien tuviera el maldito grimorio.

-Si no tienes el grimorio... ¿Qué fue lo que tomaste entonces? -cuestionó la vampira.

-Desde que Celeste intentó su cometido hace dos siglos, cada aquelarre tiene como un pequeño libro que cuenta todo, exactamente todo lo que pasó antes y después de la muerte de Celeste en aquel entonces -explicó ella-. Y por lo que sé...-abrió el libro en una de sus últimas páginas y leyó-: "Luego del ajusticiamiento de Celeste, las otras brujas responsables de su muerte dejaron su grimorio en manos de Marie Machault de Làconia. Ella fue la única bruja que supo donde estaba el grimorio. Fue uno de sus más grandes secretos, y ese se lo llevó tumba". Marie era la única que sabía que le había pasado a su grimorio.

-Entonces podemos empezar a cavar nuestras tumbas puesto que no podemos evitar que Celeste consiga los ingredientes del hechizo -respondió Madison.

-Eso es tal vez nueva y no tan útil información por dos cosas. Primero, Marie está muerta, y aunque pudieras contactarla, no revelaría algo tan valioso a una bruja cualquiera. Segundo, haces parecer que no tienes esperanza con que podramos vencerla -agregó el de ojos grisáceos.

-¿Crees que no me estoy esforzando en ayudarlos? Perdonáme, Damon. Pero la última vez que revisé casi todos mis amigos eran vampiros -se defendió la rubia-. Aunque no perdemos nada por intentarlo.

Dos horas más tarde

Claire, Madison y Damon ya estaban finalmente en la mansión Salvatore. La bruja se encontraba en la sala junto a Bonnie, mientras que los dos vampiros en una de las habitaciones de arriba.

Tanto Blake, Taylor, Stefan, Caroline y Elena se encontraban en la ciudad tomándose un pequeño descanso de todo lo sobrenatural que había pasado.

Stefan y Elena estaban en una cita, una que no habían tenido en bastante tiempo. Las otras vampiresas estaban de seguro en uno que otro bar intentando despejarse de la idea de que Celeste las quería muertas.

La ojíazul había discutido la idea con Bonnie de intentar comunicarse con Marie. Ella era la única que había podido evitar que Celeste eliminara a todos los vampiros que existían, y tal vez la única que podía ayudarles.

-Podría funcionar -supuso Bonnie-. Aún así, necesitamos algo que perteneciera a Marie y no tenemos nada.

-¿Y si usamos sus huesos? -sugirió la rubia-. Usamos las cenizas de Katia para poder contactarla; usemos los huesos de Marie para hacer lo mismo. Ella puede que esté enterrada en algún cementerio antiguo de Londres.

Crónicas Vampiras; Resurrección| Libro #2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora