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Dedicado a todos los lectores y lectoras.

Habían pasado ya tres años desde que fue raptado y acogido por las familias tanto de Piper como de Leo, puesto que vivían uno enfrente del otro, no tenían problemas con los horarios de quien cuidaba a Nico.

Nico había comenzado a trabajar en el negocio de la madre de Leo meses después de ser adoptado por esta y el padre de Piper. Puesto que no era bueno ni en lo artesanal ni en nada que tuviera que ver con los metales, la madre de Leo, Esperanza, le ordenaba que se quedase en el pequeño puesto y anotara el nombre y el pedido de los consumidores.

Nico estaba sentado sobre la mesa del puestito, mirando a las personas comprar y gastar su dinero en comida, juguetes, bebida, etc. Esperando que alguien gastase su preciado dinero en aquel puesto en el que su madre adoptiva y mejor amigo\hermano se gastaban todo el día trabajando, para que los tres pudiesen comer algo cuando cayese el sol.

Movía sus piernas de un lado a otro, impaciente y aburrido, mirando de manera suplicante a todo aquel que pasase frente al puesto, pidiendo con la mirada que comprase algo. Pero todos lo ignoraban rotundamente  para seguir con sus cosas.

Suspiro, ya rindiéndose a tener una comida decente, y comenzó a jugar con sus dedos y a perderse en su mundo para pasar la larga y aburrida tarde que le esperaba aquel día.

Solo que ese día no seria como otros.

Porque ese día seria el comienzo del desastre.

Emm... DisculpaNico salió abruptamente de su mundo para volver a la realidad, encontrándose con un niño algunos años mayor que él mirándolo expectante, como si esperase algo.

Nico escaneó rápidamente al contrario, admirando su belleza. El niño era alto, tenía la piel bronceada, como si pasase mucho tiempo expuesto al sol, tal vez trabajara de agricultor, su cabello dorado caía entre rizos sobre su frente y los ojos azules, rodeados de pecas, lo miraban expectante.

– ¿Qué deseas?– Preguntó Nico mirándolo a los ojos, deleitándose con el bello color de estos.

El joven le encargó algunas cosas y el azabache las anotó rápidamente.

Toma, necesito que firmes aquí y que pongas tu nombre por aquíPidió el menos señalándole algunos lugares de la hoja al rubio. El recién mencionado agarró la hoja y el lápiz y escribió algo, que el ojimarron supuso seria su nombre y su firma, y luego se fue regalándole una sonrisa encantadora mientras agitaba la mano en son de despedida y se iba.

Nico miró la hoja.

William Solace, WillS,
Pdt: Esperó verte de nuevo angelito.

Nico sintió sus mejillas sonrojándose.

Oh... Cuantos problemas le traería ese chico.

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