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Dedicado a: ali_21_8

Los planes para la boda ya habían comenzado. A la reina se la veía de lo más feliz preparando cada detalle para que ella lograra lo que consideraba "perfecto". A ella le fascinaban las bodas y desde que nació su primogénito, había esperado con emoción el día que alguno de sus hijos se casara.

Por otra parte, Zeus discutía con su estratega los planes de la batalla, una batalla que lideraría contra su primer amor y que, estaba casi seguro, no podría ganar. Atacándose de vez en cuando en sus memorias.

Nico seguía encerrado y encadenado en aquella habitación, aunque debía admitir que no se aburría recibiendo casi todos los días las furtivas visitas de Percy. Pero el temor por sus amigos iba en aumento y crecía cuando Percy le decía que no sabia nada de Leo.

Al otro lado del castillo, una rubia miraba fijamente a su hermano de igual tono de cabello con sospecha.

– Me éstas ocultando algo?– Preguntó con el ceño fruncido ella.

Jason bufo y maldijo la atención de su hermana.

– Por supuesto que no, qué ganaría con ello?– Preguntó rodando los ojos.

Annabeth se encogió de hombros y acomodó sus rubios mechones sobre su hombro.

– Mañana tendremos una boda– Comentó haciendo una mueca de desprecio.– Nuestro hermanito se casará con la pequeña escoria que nos a servido desde hace años...

– No lo llames "escoria"– La interrumpió Jason.

Ella hizo un gesto desdeñoso y continuó hablando.

– A lo que me refiero, un esclavo, ESCLAVO– Dijo remarcando la última palabra– ascenderá y tendrá casi la misma importancia que nosotros, que YO, en la realeza, pues de a creerlo? Es humillante– Dijo ignorando la mueca y el rodar de loa ojos de su hermano.

Los orbes de Jason se dilataron de sorpresa cuando su pequeño duendecito rizado salió con los dientes apretados y la nariz arrugada del armario, los ojos llameantes de furia y las manos extendidas hacia el cuello de la princesa, dispuesto a arrojarse sobre ella y golpearla hasta mandarla al Inframundo.

Jason actuó rápidamente y sacó a su hermana de la habitación.

– Gracias por tu corta y cordial visita, nos vemos en la cena, besos!– Dijo cerrando la puerta en la nariz de su confundida hermana, para rápidamente correr hasta Leo y tomarlo de la cintura para detenerlo.

– Sueltame! Voy a matarla!– Dijo el menor forcejeando para escapar.

Jason retuvo una carcajada y siguió con su trabajo de retener al castaño.

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–Mañana?

–Mañana.

– En la noche?

–En la noche.

– Debes estar bromeando.

– Noup.

Nico suspiró con cansancio, Percy logró apreciar las sombras bajo los ojos del azabache y como los huesos comenzaban a ser más notables en su cuerpo.

–Bien– Dijo Nico y, un tanto nerviosos, besó los labios de Percy – Mañana será – Comentó sobre sus labios.

Percy asintió y acarició el frío cachete ajeno.

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