III

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"Duele un poco, a veces ayuda por no decir que me hace correr en las madrugadas,

Me hace ver a blanco y negro, supongo, de ese modo, diviso qué colores me causan ciertas sensaciones,

Sentir el aire de la noche, por la ventana entrando, reteniendo aquello y cerrando los ojos.

Exhalar, el blanco aliento es sólo una ilusión de cosas que se marchan. "

CAPÍTULO III

Ni siquiera me molesto en esperar a que la alarma suene para que me levante del sofá.
Tyler continúa dormido en mi cama, abarcando todo el área formando un desorden de la sábana de color blanco.

Observo la mesa de noche situada del lado derecho de la cama, se encuentra el frasco de pastillas.

Lo observo fijamente, aquellas pastillas que desde niño me han ayudado a equilibrar mis emociones por ciertos instantes.

Tal vez debería tomar una, sin embargo, desvío mi mirada del frasco cuando la alarma comienza a emitir sonidos a tonalidad media, mismos que ocasionan que Tyler suelte un quejido.

Salgo de la habitación dirección al baño, necesito una reconfortante ducha.


Como de costumbre, no enciendo la luz, la oscuridad y la leve luz que entra por la ventana basta.

Es una de las cosas que me sorprenden, o eso creo, la forma en que el cielo es diferente cada día, reflejando algo distinto, sentimientos distintos.

Cierro los ojos cuando el agua cae por mi rostro, al principio es helada, haciendo que mis suspiros sean agitados, hasta que es fría, donde empiezo a sentir como envuelve mi cuerpo, más bien como si la frialdad tuviera más sentido, como si fuera un escudo.

Eso es algo que de niño he pensado, que a veces la frialdad resalta más que los sentimientos o que cualquier otra cosa, y lo irónico es que la frialdad hace resaltar verdaderos sentimientos.

Y deja paso al silencio...


—Aquí tienes Evan —mi abuela me tiende una taza de café.

—Vale —tomo asiento en el lugar de siempre.

Estiro mi brazo derecho para tomar el recipiente lleno de fruta, trato de elegir las menos dulces... Antes de que mi mano agarre el recipiente, otra mano lo sujeta primero y lo aleja de mi alcance.

—Buenos días a todos —saluda Tyler con el recipiente en sus manos mientras toma asiento a mi lado izquierdo.

—¿Cómo pasaste la noche Ty? —le pregunta mi abuela acariciando su hombro izquierdo mientras le deja una taza de té.

—Cansado, fue bueno que Evan me cediera su cama por una noche. Tal debería dormir ahí y tú en el sofá —huelo burla y molestía en su ser.

El desayuno transcurre de forma normal, quitando a Tyler, quien parece estar planeando cómo me molestará... Ese no es el hecho que me moleste, más bien el hecho de que...

Evan Woods.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora