Oh-oh.-¡¿Quien fue el maldito?!-dijo Sam elevando la voz y con una mirada de enojo.
Vaya, nunca imaginé que Isabella tendría una...cita. Es difícil de imaginar.
-¡Oye! No es un maldito...-dijo ella.
-¿Quien es?-pregunté frunciendo el ceño y cruzándome de brazos. La curiosidad me estaba matando.
-Bueno...-dijo Isabella nerviosa mirando al suelo y moviéndose con sus talones adelante y atrás, con las manos en su espalda. Está nerviosa, lo se.-¡Ni se les ocurra hacerle una maldita broma!-nos señaló y yo asentí rodando los ojos mientras Sam se dedicó a encogerse de hombros.-Está bien...es...-dijo ella y suspiró, luego salió corriendo a su habitación.
-¡Oye, idiota!-le grité corriendo detrás de ella con Sam.-¡Me dejaste con la maldita intriga!-le volví a gritar y justo cuando iba a entrar en su habitación, cerró la puerta de golpe, golpeándome la nariz. Estúpida pendeja.
-¡Y así te quedarás!-me gritó desde la habitación y oí como ponía seguro y varias cosas en la puerta, mientras tomaba mi nariz palpitante entre mis manos.
-Lo terminaré sabiendo tarde o temprano de todas maneras...-murmuré y Sam suspiró frustrado mientras se tomaba del cabello.
-¿Quien será el imbécil que saldrá con mi hermana?-preguntó él y yo me encogi de hombros.
-Tranquilo, macho alpha. Deja que Isabella se divierta un poco, no se. Tiene quince años. Pero claro, ese tipo no se librará de nuestro interrogatorio, más el de nuestro padre y seguro una pequeña bromita.-dije con una sonrisa traviesa y el asintió.
-De acuerdo, te apoyo.
-Por cierto, haré una mañana en la noche, ¿te apuntas?-pregunté sabiendo que diría lo que siempre dice.
-Obvio, hermanita. ¿A quién?
-Jane Holmes.-dije con asco, y si, esa pelirroja me las va a pagar, y muy caro.
-Oh Dios, esto se va a poner muy feo.-dijo él riendo y yo asentí.-¿Que necesitas?
-Necesito la dirección de su casa, algunos datos personales, pegamento para madera, ¿recuerdas esos murciélagos disecados?
-Sip.
-Necesito uno de esos. También, un chicle, y tal vez pipí de perro, crema para pies, no lo se, algo un poco asqueroso. Ah, y vinagre.
-Okay.-dijo como si fuera la cosa más normal del mundo.-Mañana tendrás eso listo.-dijo y hizo una seña militar, yo lo imité y luego salió por el pasillo. Yo fui a mi habitación y suspire tirandome en mi cama.
¿No les ha pasado que de repente cuando te vas a dormir, no tienes ni una gota sueño? Bueno, lo estoy sintiendo ahora mismo.
Decidí sacar la laptop de Isabella que estaba debajo de mi cama (no le digan que la tomé) y la encendí, me senté en modo indio en mi cama y puse mi laptop en mis piernas. Abrí mi carpeta y ahí se encontraba la poca letra de la canción que nos mandó a hacer la profesora de canto. Y de la nada, empecé a hacer un ritmo con mis manos, chocandola contra laptop y con un lápiz que había por ahí. Me gusta, así que decidí hacerlo en la laptop con unas pistas y sonidos que encontré. Eso ya seria más como el coro. Y empecé a pensar la letra, tomé una libreta y con él lápiz en mi boca, empecé a pensar y a pensar. Indirectas para Scott...
-Ya se...-Murmuré para mí misma. Me paré de la cama y me volví a agachar para buscar por debajo de la cama el micrófono que me regaló mi madre en mi cumpleaños número catorce. Es un micrófono parecido a el que estaba en la sala de canto de el instituto.
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Bienvenida al Infierno. (#PLDL)
Novela Juvenil-¡¿QUE CARAJOS PASÓ AQUÍ?!-grita mi madre, al borde de un colapso nervioso. -Em...¿Sorpresa?-dice mi hermano con nerviosismo, idiota. -¡¿COMO ES POSIBLE?!-nos gritó nuestra madre señalando nuestra -ahora- antigua casa en llamas. Si, en llamas.-¡¿A D...