Prólogo inicial a la historia personal de Shiraiku Saichigo. Desde que despierta en la escena de un crimen horrible en su propia casa hasta que empieza su aventura. Shira sin saber quién es , o siquiera, qué es, debe emprender el camino en busca de...
A los 12 años perdí la memoria, ahora sólo recuerdo pequeños retazos de mi vida desde aquella noche. Lo único que he podido recordar hasta ahora es que era adoptada. Mi padre deseaba mi adopción, pero mi madre no estaba muy de acuerdo, parecía que le encontraba sentido a todas aquellas advertencias que mi tío, el hermano de mi padre, les decía. Para mi padre todo aquello eran bobadas, "Tú siempre con tus tonterías conspiranoicas. ¿Cuándo vas a madurar?" le decía a mi tío. Pero sin embargo, por el amor que le tenía a su marido, mi madre aceptó mi adopción. Ni siquiera recuerdo sus nombres. Ellos sabían algo de mí que nunca quisieron decirme, por lo que siempre hubo una gran incertidumbre sobre mi persona y aquello provocaba que la inseguridad, la incomodidad y la tensión reinara en relación con mi familia. Todo esto y la mayor parte de lo que sé sobre vida me ha sido contada por mi tío. El resto solo lo recuerdo muy vagamente. La noche que perdí la memoria marcó el resto de mi vida...

Fue en Noviembre, era de noche y había muchísimo viento; yo desperté en medio del salón de mi casa, tirada en el suelo intentando incorporarme, con un dolor intenso en mi cabeza y en mi ojo derecho. Me percaté de que mis piernas estaban llenas de cortes, mis manos estaban llenas de sangre, sin embargo no me dolían. El salón estaba destrozado, muchos muebles estaban rotos y allí yacian los cuerpos de dos personas entre cenizas, restos de muebles, cristales y sangre... Eran mis padres... estaban muertos, la sangre se extendía hasta mis pies; no recordaba nada y esa escena me aterrorizaba, me sentía perdida, sola y confusa.

Lo siguiente, solo recuerdo la puerta rompiéndose en trozos y mi tío entrando en el salón gritando: - Me ignoraste y mira como has acabado... Muerto, sabía que algo pasaría... - miró desesperado por toda la sala hasta clavar sus ojos en mí -¡¡NO ES COMO NOSOTROS!! - Me agarró fuertemente del brazo y me levantó de un tirón - Tenemos que irnos... - dirigió su última mirada a su hermano antes de cruzar el portal - ¡YA! - creí ver, entre toda aquella rabia, tristeza en su rostro.

A partir de entonces viví con él durante los siguientes 4 años. De mala gana me decía algunas cosas sobre la vida que yo había olvidado, por el resto fue como vivir sola. Él me dijo que yo era la culpable de todo... que yo maté a mis padres... Creo que él tenía miedo de lo que yo pudiera hacer, pero nunca se dignó a darme un porqué. Es más, cuando tenia la edad suficiente para "cuidarme sola" según él, me llevó a un lugar incomunicado con cualquier población, con un viejo amigo suyo, decía. Antes de irse y abandonarme allí, me dio esta cinta negra que tapa mi ojo derecho. - Ten mucho cuidado con esta cinta y no te la quites... Si no quieres que se vuelva a repetir... - Terminó susurrando cuando me la tiró a las manos. Donde me dejó mi tío fue un infierno para mí... aquel viejo amigo suyo resultó ser una persona cruel y despreciable. Aquel tipo me encerró... me encerró en una jaula como si fuera un animal salvaje. En los dos meses que pasé allí ni una vez comí ni bebí... Pero seguía viva. Él, que parecía disfrutar maltratándome psicológicamente, decía que solo me alimentaba de corazones, que incluso a mis padres les arranqué el corazón para alimentarme... me llamaba asesina, que mi tío también me abandonó porque temía que algún día me comería el suyo, y que nadie me quería... todas las noches me recordaba aquella escena en la que desperté... Un día se quedó mirándome cara a cara. - Estúpida niña ¿Por qué llevas tapado el ojo, por qué no me lo enseñas? Quiero ver el maldito ojo, anda enséñamelo - me dijo riéndose a carcajadas. - No... Mi tío dijo que no me lo quitara si no quería que... - ¿Si no querías que? ¿Si no querías arrancarle el corazón a otro pobre inocente, eh asesina? En aquel momento ya no me importó "Arrancarle el corazón a otro pobre inocente" si el "pobre inocente" era él, por eso justo delante suya me fui desatando la cinta, con la respiración acelerada y los pelos de punta. Cuando de repente al abrir el ojo, el infierno se encendió en el interior de mi cabeza y sentir como si cien agujas se clavaran en mi pupila, no pude evitar llevarme las manos a la cabeza, agarrando la cinta y lanzar un grito de dolor al cielo... Solo pensaba en el dolor, en escapar y en todo el odio que sentía. Noté como cada uno de mis dedos parecían afilados y cortantes, noté como era más rápida, ágil, fuerte y ligera de lo que era normalmente. Pero aunque todo paso demasiado rápido y de manera confusa, conseguí escapar. Y ahora, con 16 años, me encuentro sola de nuevo y perdida en este sitio. Respecto a aquella persona cruel, aunque todo este tan difuso, estoy segura de que "se quedó sin corazón"
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