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—¡Compermiso!— gritó un niño de cabello caramelo, a los hombres que sostenían un sillón, actuando rápido alzaron el mueble y el pequeño se deslizó por el suelo.

Se levantó para correr hacia la oficina, donde su padre se encontraba dentro de altas pilas de cajas con documentos, y los estantes de libros que hacía ver la habitación más aburrida. Connor creía tener el padre más aburrido cuando este ponía un pie dentro.

—No encuentro mi caja de vídeo juegos— gruñó hacia el hombre de piel morena, tirando del saco negro llamando su atención.

—¿La haz buscado tan siquiera?— Zayn preguntó sin mirarle, sostenía importantes documentos en sus manos, su nuevo contrato en la nueva ciudad.

—Sí, eché un vistazo a todas las cajas y no están.

—Uh, tal vez se fue junto con las restantes en la paquetería, no te preocupes la próxima semana llegan— el mayor dejó todo dentro del portafolio y se giró a mirar al niño.

—Estaré aburrido todo la semana, ¿Qué se supone que haré esos días?— Connor frunció el ceño, similar a su padre cuando se ponía furioso, un punto que nadie podía negar ser padre e hijo.

Zayn suspiró cansado. Retiró el saco para tomar el aire fresco del hogar, remangó su blusa hasta los codos, luego encaró a su hijo.

—El lunes se inicia clases, podrías ocuparte en hacer amigos, señor vampiro. Todo el tiempo te la pasas metido en tu habitación, y voy a encargarme que no suceda aquí.

—¿Puedo salir a conocer los vecinos?

—No.

Connor frunció el ceño.

—¡¿Cómo pretendes que haga amigos si no me dejas salir?!— el cambio de ambiente hizo revolver la mente de su padre.

—Son las siete de la noche, los hombres de la mudanza ya se van, encargarte, por lo menos, de ordenar tu habitación o dormirás en el suelo sucio— el niño de once años bufó saliendo de la oficina, pateó una de las pilas de cajas y corrió escaleras arriba antes de que Zayn se diera cuenta de su rabieta.

Connor dejo su mochila en la puerta, dio un vistazo al vacío cuarto, era grande lo suficiente para su sala de vídeo juegos y su computadora de escritorio. Había repisas y pensó colocar los pocos trofeos que obtuvo en la anterior escuela, como también podía usar ese mueble rústico para guardar los interminables juegos de Xbox en los cajones.

Eso estaría bien.

—¡Connor, espero que tú no hayas tirando las cajas!— oyó el grito del hombre. El niño rodó los ojos antes de gritar un "¡Ups!", y cerrar la puerta con el pie.

¿Por qué su padre tenía que ser tan difícil? Era un hombre de negocios, no era la gran cosa. Sabía que estaba haciendo un berrinche por el cambio de ciudad, Zayn trató de convencerlo en una nueva etapa y sería preferible para su crecimiento a adolescente. De anticipación sabía que su padre lo llevaría al restaurante de comida rápida en un intento de animarlo, al menos agradecía que no olvidara como contentarlo.

. . .

—¿Tu mochila está lista?— preguntó un castaño quien husmeó la mochila roja de su hijo.

—Sí, papá, deja eso.

—Lo siento— se disculpó en una sonrisa apenada y se acercó a la cama del niño. —¿Te leo un cuento?

—Papá...— reprochó el más pequeño.

—Lo siento, lo siento, aun no me hago la idea que crezcas y no pueda leerte más cuentos como antes— Liam hizo un pequeño puchero y se encargó de cubrir al pequeño con las mantas de dinosaurios verdes.

—Soy un niño grande debes comprenderlo — Luka apartó suavemente las manos de su padre y se acurrucó en las almohadas.

—Vale, lo intentaré— rió el castaño y se atrevió a besar la frente de su hijo cuando este cerró los ojos.

—Papá...

—¡No puedes prohibirme darte un beso de buenas noches!— Luka suspiró ante el ofendido fingido del mayor.

—Besos en la frente estaría bien. ¿Felíz?— la sonrisa que Liam le dio hizo que su corazón palpitara más rápido, como si fuera un recordatorio que las sonrisas lo tranquilizaban.

Los ojos de Liam comenzaron a humedecerse, su pequeño bebé estaba creciendo y pronto sería un chico que odiara escuchar historias por la noche. Iba a ser un sensible pero no podía contener la felicidad por Luka, aun que tenía un poco de miedo al dejarlo ir solo por su camino, aprendería las cosas por su cuenta y él estaría si el niño quería ayuda.

Por su mente corrió la imagen del segundo pequeño, ¿Estaría igual de refunfuñón que su hermano? Eso hacia querer romper en llanto.

—No, no. Papá no llores— su hijo salió de su comodidad para abrazarlo, es un hombre patético.

—Lo siento, es solo que... No me hagas caso. Sabes que soy un dramático— limpió las lágrimas tratando de sonreír, aunque el nudo en la garganta se formó al pensar en su otro hijo.

—Te quiero, que dejes de leerme cuentos y ayudarme con el uniforme por las mañanas no quiere decir que deje de quererte ¿De acuerdo?— Liam asintió.

—Yo también te quiero Luka— las lágrimas volvieron.

—¡No. Deja de llorar!— el niño corrió al baño del pasillo por clínex, limpió la humedad de las mejillas rojas y peinó el cabello castaño de su padre. —¿Por qué no vas a tomar un baño de tina? Estaré bien.

—Sí, me haría bien. Descansa bebé— Liam soltó una risilla por la mueca del chico ante el apodo. Lo abrazó antes de irse.

¡Nueva historia! Espero les guste, Hxrry y yo estuvimos pensando en hacer una adaptación a una película  llamada "Juego de Gemelas" no es perfectamente igual, pero espero la disfruten.

H & J

Juego de Gemelos. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora