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Zayn— el dulce gemido que se soplo en el oido del moreno, fue lo único que lo exaltó para despertarse del húmedo sueño del que estaba.

Las esbeltas líneas del castaño desaparecieron al parpadear, Zayn enfoco la vista en la puerta de su habitación al frente de su cama. Él restregó las manos en su rostro, esparciendo la pesadez de sus párpados y suspirando por el endurecimiento que se encontraba entre sus piernas.

Las ardientes noches compartidas con Liam, eran recuerdos que su mente disponía entre sus sueños, recordándole la pasión que vivía entre ellos a pesar de estar juntos solamente dos años. ¡Tenía treinta y siete años, y todavía tenía sueños húmedos! Eso debía ser una vergüenza, una gran tensión sexual se apoderaba en su cuerpo y no parecía bajar si no fuera con el dueño de dichos sueños.

Zayn bajo de la cama al escuchar de nuevo el timbre de su casa, removió el elástico de su pijama y se deslizo por las escaleras. La imagen de su madre en la puerta le sorprendió, pensando que mañana ella llegaría.

—¿No vendrías mañana?— el hombre salio para cargar la maleta de su madre, gruñendo por el frio piso que sus pies desnudos tocaron.

—Cancelaron unas juntas para esta tarde, dejándolas para la próxima semana, así que decidí venir de una vez— Trisha se adentro en la calidez del hogar, retirando su abrigo y bufanda, giro para abrazar a su hijo.

—¿Como van los viñedos?— ella pregunto acariciando los pómulos del moreno, sonriendo por el suspiro frustrado de Zayn.

—Bastante bien, aun que en esta temporada de frio tienden a ser mas delicados. Los viñedos son mas frágiles que en Londres— Zayn sacudió la cabeza, espantando los asuntos de trabajo fuera. —¿Has desayunado?— su madre nego.

—Sabes que no como nada de los aeropuertos— Trisha siguió a su hijo por la desconocida casa. —¿Donde esta mi nieto?

—Él sigue dormido, se quedo dormido hasta la madrugada— el moreno se movió por la cocina, sacando ingredientes de la nevera.

—Pero si va ser la una de la tarde, ¡de tal palo, tal astilla! Ire a despertarlo— la mujer rodó los ojos divertida, definitivamente Connor era una imagen viva del hombre, tan olgasanes como Zayn en la adolescencia.

—Vale, yo prepararé el almuerzo— Zayn busco algunos sartenes para el fuego de la estufa.

—No vayas incendiar la cocina— Trisha molesto un poco, riendo por la mala mirada del hombre.

—Once años solo y no ha pasado— gruño el moreno.

—Eso es buena suerte.

—Ya, ve por Connor

Ella subió las escaleras de bonito alfombrado azul, no había mas que cuatro puertas. Tres recamaras y un baño. Siguió hasta el final donde Zayn había dicho la ubicación, Trisha se encontró oyendo cuchicheos dentro de la habitación de su nieto, ella avanzo mas lento no queriendo interrumpir.

—¡Si, él me lo dijo!— escucho decir a Connor, como un chillido ahogado. —Ellos se aman y hay que juntarlos de nuevo— Trisha frunció el ceño, apegando el oido en la puerta. —De acuerdo, convencer a papá Zayn en buscarlo, espero no sea tan difícil.

La mujer estaba mas que confundida, ¿su hijo estaría enamorado de alguien y Connor trataba de ayudarlo?

—Dale un abrazo por mi ¿si? Si yo tambien lo haré, disfruta la semana hermano, adiós— el pitido de finalizar la llamada, logro escucharse, la mujer salto un poco consertada por el hermano de su nieto.

Tal vez era un mejor amigo de Connor, con eso que se volvio social al mudarse de país, Trisha se sorprendió cuando Zayn menciono un amigo que Connor hizo en la escuela.

Juego de Gemelos. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora