Cuenta la historia de una joven llamada Alicia que acaba de independizarse para poder seguir sus estudios en la ciudad en la cual le esperan muchas sorpresas y obstáculos que superar. ¿Podrá nuestra protagonista centrarse en cumplir sus sueños sin q...
Al final, Derex y yo aceptamos la propuesta de Jeff, sin dar rodeos. Creo que me precipité al aceptar sin pensar en lo que eso conlleva, fruto del miedo a que nos quedásemos en la calle.
Esa misma tarde nos pusimos a realizar la mudanza con la ayuda insistente de Jeff. Quizás mi apartamento llevaría poco vaciarlo de todas mis pertenencias pero el de Derex, al llevar años viviendo allí, había acumulado muchas cosas las cuales dudábamos que cupiesen en el apartamento de Jeff.
–Tío...estos calcetines están rotos y esta ropa es del año en que mi abuela dijo su primera palabra. ¿Sabes cuál fue? –Le pregunta Jeff a Derex mientras saca su ropa del armario.
–¿Cuál? – Dice Derex tras un suspiro con desganas viéndose venir un chiste malo.
–Rancio. –Hace alusiones a la antigüedad de su ropa mientras se ríe.
–Deberías dedicarte a la comedia... Estoy seguro de que la Gioconda está sonriendo gracias a tus chistes. – Derex se lleva la mano a la cabeza mientras lo dice.
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–Pero ya hablando en serio, ¿no sería mejor tirarla y comprar nueva? – Intenta aconsejarle Jeff parando al fin de reír.
–Eso ya es asunto mío...– Le responde Derex algo molesto.
–Pero Jeff tiene razón. Debemos hacer hueco para que quepan todas tus cosas en su apartamento deshaciéndonos de otras... si no, no cabremos los tres allí. – Le intento convencer a Derex.
–Bueno... Veré lo que puedo o no tirar. Mientras lo decido podéis ir llevando esas cajas. – Dice mientras entra en razón y al terminar la frase señala unas cajas que están en el recibidor.
–Pero no tires las cintas porno, ¿eh? Que antes les quiero echar un ojo. – Le advierte Jeff con una sonrisa burlona. Sin duda, una de las cosas que no faltará en nuestra convivencia juntos será el porno. Con la de cintas que tiene Derex podría abrir hasta un canal de televisión.
Jeff y yo nos pusimos a llevar las cajas al otro apartamento. En uno de los descansos que hice, me dio por mirar el móvil para ver la hora y me percaté de que tenía más mensajes acumulados de lo habitual. Al abrirlos, caí en la cuenta de que ya me habían añadido al grupo de clase.
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