Capítulo 19: La tempestad que ahogaba Declan en su interior

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El sol comenzó a esconderse tras los edificios de la ciudad mientras el cielo se nublaba. Jeff optó por encender la radio del coche justo cuando empezó el noticiario.

"Para el día de hoy se espera una bajada notable de las temperaturas en todo el país junto con algunas tormentas nevadas en varios puntos del suroeste. Se les recomiendan que tengan precaución a la hora de coger el volante y mantengan la electricidad desactivada para evitar daños en aparatos domésticos y todo lo que requiera de electricidad."

–Vaya, parece que esta noche tendremos que arreglárnosla sin calefacción. – Comenta Jeff con una mirada algo pícara.

–Desde luego esta ciudad debe ahorrar mucho en electricidad con estos temporales. –Añado, a lo que el chico rubio se le escapan unas risas.

–Ya ves. La factura de la luz no llega ni a la mitad de lo que se paga en otros lugares. –

Mientras hablábamos del temporal, Declan lanzó algún que otro gruñido mientras se removía a duras penas sobre mi regazo, en los asientos traseros del coche.

–Parece que el "delincuente" está vivo. Si es que estar en ese sitio revive a cualquiera... – Suelta Jeff mientras nos observa a través del espejo retrovisor con una sonrisa burlona.

–¿Qué quieres decir? –Le pregunto algo confusa.

–Que ese chico me da envidia colocándose ahí, sobre tu regazo. – Confiesa mientras infla los mofletes. Mis mejillas se tornaron de rojo mientras se me escapaban unas risas al oírle con esa expresión de niño pequeño.

–Do...–

–¿Do? – Pregunto al escuchar una voz apagada.

–¿Dónde... estoy? – Logra preguntar a duras penas el chico de pelo rojizo.

–¡Declan! Menos mal. Ya pensábamos que te había pasado algo grabe. Estamos de camino al hospital. – Le explico contenta de que pueda comunicarse con nosotros.

–No... no me llevéis al hospital, por favor. Tan solo necesito un poco de comida... agua... y horas de sueño. – Nos suplica. La verdad es que nunca lo había oído pedir las cosas tan educadamente como hasta ahora.

–¿Cómo sabes que es eso lo único que necesitas? – Le pregunto.

–Porque estuve dos días y medio sin comer nada y luchando por encontrar algún lugar para dormir sin que el frío me afectase. Pero fue imposible en esta época del año. – Nos explica con una voz apagada y algo ronco. A Jeff y a mí se nos cambió la cara por una de preocupación. –Realmente no sirvo ni para ser un vagabundo. – Finaliza así su esfuerzo por contarnos su situación, mientras intenta sonreír.

–Bueno, no te fuerces ahora. Te llevaremos a nuestro piso y allí te prepararemos algo, pero si vemos que no mejoras, no tendremos más remedio que llevarte al médico. – Le propone Jeff.

Declan acepta su sugerencia asintiendo con la cabeza y vuelve a dormir otro poco.

Horas más tarde, el chico pelirrojo se despierta de nuevo, en el sofá, al percibir el olor del arroz que le habíamos preparado ya en el interior de nuestro apartamento.

–Declan, te hemos preparado algo de comida. ¿Tienes la fuerza suficiente como para levantarte y comer solo? – Le digo al acercarme a él y ver que se había despertado.

El chico intenta incorporarse con torpeza y al quedar sentado se lleva una mano a la cabeza al sentir un profundo dolor por la zona.

–Su rostro está palideciendo. – Nos informa Derex al notarlo. – Alicia, Jeff... será mejor que lo ayuden a comer mientras voy a ver donde puedo aparcar la moto. –

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