Capítulo 8. Parte 1

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–Narra Seth–

Corro por la calle sin un rumbo fijo como por media hora hasta que mi resistencia de mierda de lector hikikomori* (notas al final del capítulo) llega a su fin.

Mi padre ha arruinado mi vida. Sabía que yo no quería irme de la vieja casa después de haber conseguido hacer amigos, pero aun así lo hizo.

Maldito egoísta pienso mientras me seco las lágrimas. Pero no puedo dejar de llorar. Veo un parque por la zona y me apropio de mis últimas fuerzas para llegar corriendo al parque y sentarme en un banquito a seguir llorando en silencio.

Entonces, me vienen a la cabeza las palabras del novio de Kate: "Kate te odia, y si ella te odia, yo también". Y por algún motivo, eso me entristece todavía más.

–Oye chico, ¿estás bien?

Levanto la cabeza y me encuentro con los ojos azules del novio de Kate, que me reconoce y me lanza una mirada hostil que me aterroriza y me entristece todavía más, haciendo que me ponga a llorar otra vez.

Luke sigue mirándome, ahora con una mezcla de asco y odio.

–Qué asco –dice, en un bufido y con una mueca que muestra todo el odio que siente por mí.

Y yo sigo llorando sin poder detenerme.

Y Luke sigue mirándome, fijamente. Noto su mirada en mi nuca mientras la mía está clavada en el suelo.

Entonces noto su peso moviendo el banquito cutre de madera y su mano en mi cabeza.

–Cuéntame qué ha pasado. Y lo que pasó para que Kate se encerrara en su cuarto. Al final te eché la culpa a ti de todo sin pensar.

–¿Eh...? –Le miro sorprendido. Busca en su bolsillo y saca un paquete de pañuelos que me entrega. Yo cojo uno y me seco las lágrimas. Entonces me entra la vergüenza. Me pongo rojo hasta las orejas y me tapo la cara con las manos.

–Venga, cuéntame.

Y como me mira de esa forma amable, empiezo a hablar.

–¿Fue por eso? –pregunta incrédulo. Suspira mirando hacia arriba, extiende sus brazos por el respaldo del banco y se acomoda como si fuera un sofá –esta Kate... –añade con voz ronca. Luego me mira. Estoy hecho una bola en el banco, encogido con mis brazos abrazando mis piernas, pegadas a mi pecho.

–Siento haberme portado así contigo. –dice colocando de nuevo su mano sobre mi cabeza.

Avergonzado, escondo la cabeza entre mis rodillas. Tengo los ojos hinchados y jadeo después de haber llorado.

–No te preocupes, –respondo con voz rota –debería disculparme yo por haberte hecho pasar por esto.

–¿Qué dices?

–¿Qué...?

–¡No te disculpes por eso! –Grita. Se lanza sobre mí, atrapándome – ¡la que se tiene que disculpar es Kate!

Y verlo de mi lado, tenerlo tan cerca y sus ojos azules mirándome tan fijamente y tan de cerc hacen que mi cerebro se sobrecaliente y que con todo el esfuerzo mental, diga:

–A-ah...

Entonces se separa y empieza a reírse con fuerza. Y yo no sé de qué se ríe, así que vuelvo a encogerme y paso el incómodo rato escuchando su risa y mirando el infinito hasta que me doy cuenta de que estoy sentado en un banco que no sé dónde está, que serán las doce de la noche.

–¿Q-qué voy a hacer? –Ahora cae sobre mí toda la preocupación que le contagio a Luke, aún sentado a mi lado.

–¿A qué te refieres? –pregunta, mirándome de nuevo.

–Pues... –le miro yo también –no sé dónde estoy, es tarde y seguro que mi padre está enfadado conmigo por haberle dicho todo eso a la madre de Kate

–Oh... entiendo –dice, volviendo sus ojos al suelo –es verdad, la casa de Kate está bastante lejos. ¿Has llegado tú solo hasta aquí?

–He venido corriendo y no miraba por dónde me dirigía.

–Vaya –parece sorprendido.

Me río por lo bajo, pero el pensamiento de volver a mi casa y ver a mi padre hecho un demonio me devuelve a la realidad y miro a Luke

–¿Me llevas a casa?

FIN DE LA PRIMERA PARTE DEL CAPÍTULO 8

*Hikikomori: del japonés, persona que se queda encerrada en un sitio sin salir. (Un nini, un antisocial –muy extremo–, como quieras llamarlo...)

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