SECRETOS.

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Todos estaban viendome esperando una respuesta, pero yo no se las daría. Aún no quería que se enteraran de quién era dueño de mis Suspiros, fui algo descuidada con respecto a esos suspiros que no se pueden controlar. Además nadie aprobaría que yo estuviese con alguien que no es de mi edad.

—No es nadie —dije con expresión neutral.

—Mikasa, has estado demasiado distraída —dijo Sasha, esperando que su insistencia fuese suficiente para hacerme hablar.

—Y suspiras muy seguido —dijo Armin, preocupado.

¿Qué les preocupaba? Sé que es raro verme en esa situación, pero deberían alegrarse porque me sentía bien y algo feliz. El comedor empezó a vaciarse, y los chicos por fin dejaron el tema, nos dirigimos a nuestras habitaciones. Sin embargo, nos encontramos con el Capitán en el camino.

—Capitan, buenas noches —dijo Eren, y lo siguieron los demás.

—Ackerman.

—¿Si, señor?

—En mi oficina en 10 minutos —dijo, pasando de largo llendose a su oficina.

—¿Qué has hecho, Mikasa? Quizás notaron tu extraña actitud —dijo Eren molesto—. Eso pasa si te distraes con estupideces.

Ignoré las palabras de Eren dirigiéndome a la oficina del capitán, todos parecían preocupados, exceptuando a Eren. Y aún así no encontraba el sentido de su preocupación, estaban preocupándose en vano. No sucedía nada malo, ellos deberían respetar mis desiciones y no atacarme de la nada.

Toqué la puerta tres veces, después de unos segundos pude escuchar el “Adelante”. Mordí mi labio inferior antes de entrar, el capitán se encontraba en su silla.

—Cierre la puerta —dijo, no tarde en obedecer—. Bien, ahora puede acercarse.

A paso lento y con las mejillas encendidas me acerque, palmeo sus piernas indicándome que debía sentarme allí. Obedecí poniéndome a horcajadas sobre él, sus manos tomaron posición en mis muslos.

—¿Como se siente Ackerman? —pregunta arqueando su ceja.

—Bien, de alguna manera. Capitán —respondí, sin dejar de mirar sus ojos—. ¿Y su día, Capitán?

—Mucho trabajo, pero mejoro justo ahora —respondio, mientras yo le acariciaba el cabello con mis manos.

Acerco mi rostro al suyo, dejando pocos centímetros de distancia. Pocas veces nos mirábamos, era difícil para nosotros, a veces Erwin y él tenían mucho trabajo o Hange también ocupaba el tiempo de él y no podíamos vernos tan seguido. Y ser llamada por el Capitán muchas veces seria extraño, me sorprendió que Esta vez haya utilizado esa carta, pero también me alegraba.

—Mikasa... Lo que hago por ti —dijo antes de cortar la distancia que había dejado.

Fue un beso lleno de desesperación, como si hubiésemos esperado mucho por esto y así era llevábamos una semana sin vernos. Ambos estábamos deseando vernos y saludarnos de esta manera, que pocas veces nos era concedida. A veces mantener lo nuestro en secreto era bueno, porque tenia estos besos que parecían nunca terminar, se siente como si se hubiese detenido el tiempo solo por nosotros.

Mordisquea mi labio alejándose, y mirándome con tanto anhelo, ambos queríamos llegar a más, pero nos era imposible, si hacíamos demasiado ruido alguien podría acercarse y descubrirse algo que estábamos ocultando.

—Mierda, no puedo parar de pensar en hacerte mía —dijo escondiendo su rostro en mi cuello—. Quisiera mandar todo a la mierda por una noche, sin importar que hablen los demás.

—Pero no podemos —suspire decepcionada.

Y esta era la parte mala de los secretos.

Mundos Paralelos (SEMANA RIVAMIKA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora