PASTEL.

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»Se supone que debía quedar bien.

Se suponía.

Mierda«

Camina de un lugar a otro, desesperado por el asqueroso olor a quemado. Necesitaba apurarse, no tenía tiempo para desesperarse, debía intentarlo de nuevo. Pero antes debía limpiar, seria asqueroso trabajar en un lugar tan sucio y desastroso.

—Tsk.

Miró de nuevo como había quedado su regalo, su aspecto no era para nada “presentable” y tampoco se veía comestible. Cómo habia sido posible que se le hubiese quemado, simplemente se distrajo limpiando unos momentos y sin previo aviso algo empezó a oler horrible. La culpa por supuesto no era suya, se dijo así mismo que era culpa de la mocosa que le hacia perder más tiempo de lo esperado, y lo peor era que le agradaba tenerla cerca. Maldición.

—TSK.

Empezó desde cero, agregando lo que llevaba creyendo que esta vez quedaría de alguna manera bien, pero en el fondo sabía que de nuevo fracasaría. Quiso lanzar todo a la basura y relajarse unos momentos, pero estaba contra reloj y tampoco quería dejar de intentar... penso en cuanto ella le estaba afectando, antes lo único que le preocupaba era que su habitación estuviese sucia.

Y ahora, se encontraba haciendo un pastel de cumpleaños que creía le gustaría a ella. Sin embargo, darse cuenta que había hecho mas de cuatro intentos y habían sido estropeados unos tras otro, él sabia que no era muy bueno cocinando, pero aún así se encontraba intentándolo una tras otras veces.

Todo hubiese sido más fácil si ella le hubiese pedido algo más sencillo como: un collar, una blusa, chaqueta, zapatos...

—Odiosa, pudiste haberme pedido otra cosa —gruñó entre dientes vertientedo la mezcla en el molde.

A su mente llego la razón de como llegó a todo eso:

Hace Tres Días.

Se encontraba en el restaurante de hamburguesas en el que acordaron encontrarse, siempre se veían allí ya que fue como se conocieron. Él aún recordaba que habían tropezado provocando que él vertiera el agua en su blusa y ella estampara la hamburguesa en su cabeza, había sido un ecuentro en el que nadie quiso meterse... los siguientes días se miraban desde mesas lejanas. Y un día tuvieron que convivir gracias a su hermano, que alguna vez le salvó el pellejo de unos matones. Ella se vio obligada a dar las gracias, pero su comunicación no fue amena, pero las cosas fueron cambiando, cúando ella dio su brazo a torcer y pidió disculpas por haberle estampado la hamburguesa, y él se vio obligado a disculparse también.

Luego las cosas simplemente se dieron entre ambos, era algo ridículo para las personas que siempre llegaban al restaurante, incluso los cajeros se sorprendieron al vernos juntos. Pero a ellos poco les importo la opinión pública, los demás eran simplemente relleno en su alrededor.

—Hola —dijo ella dejándose caer en la silla de la mesa—. Te veías perdido en tus pensamientos ¿algo interesante?

—Simplemente recordaba algunas cosas —respondió mirando los ojos de ella, grises, que podían leerse fácilmente— ¿Tuviste algún problema?

—¿P-Por qué lo dices? —dijo ella rehuyendo de su mirada.

—Eres fácil de leer Mikasa —respondió él, tomando una de sus manos—. Y puedo intuir que acabas de tener una pelea con Eren.

»Maldito, mocoso« —pensó, mientras miraba aflicción en los ojos de Mikasa.

—Solamente lo defendí de algunos chicos que estaban fastidiándolo, pero me grito diciendo que él podía hacerlo solo —soltó Mikasa, mirando su mano unida a la de él—. Armin trato de hablar con él, me defendió como siempre, pero Eren fingió no haberle escuchado...

Mundos Paralelos (SEMANA RIVAMIKA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora