e

873 32 8
                                    

Mi respiración se descontroló en cuanto comenzamos a correr. Papá me agarraba fuertemente de la mano; no entendía porque hacíamos eso ni su mirada de desesperación. Tenía mi mochila en su espalda, un saco en su hombro y un cuchillo en su palma. No supecuando, pero ya estábamos cerca de casa. Me había sacado de la escuela antes de tiempo, mientras decía que teníamos que irnos del país. Pero, ¿a dónde? Mamá se había ido y mi hermano trabajaba muy lejos. Ahora yo estaba asustada. Pasamos junto a la tienda cerca de casa, cuando una mujer se abalanzó contra papá. No pude evitar lanzar un grito de sorpresa al ver su rostro herido y magullado, no tenía un brazo y solo lanzaba gruñidos aleatorios. Papá la vio con cautela, pero sabía que tenía tanto miedo como yo. Tratando de rodearla, me puso detrás de él y la apuntó, pero ella lo miró con diversión y se abalanzó; papá pateó su estómago y volvimos a correr. No sabía que estaba pasando y solo podía llorar del miedo y el terror que sentía. Subimos las escaleras de la entrada a tropezones; ya teníamos nuestras cosas, pero él insistió en que faltaba algo que no podía dejar. Cuando entramos, todo estaba tirado en el suelo; nuestras fotos, el sofá, la mesa. Papá siguió corriendo ignorando todo, llegamos a la habitación más grande, puso el cuchillo en la cama y buscó debajo de ella. Un mediano cofre llenó de polvo el suelo y cuando lo abrió pude ver varios papeles y una pequeña caja. Papá la tomó, la puso en mi bolsillo y sonrió mirándome. Sus labios chocaron con mi frente.

—Ya podemos irnos, amor—. susurró y se puso de pie. Volvimos a la sala, pero unos hombres con unos trajes verdes extraños estaban allí; yo seguía sin decir nada. Papá dio un paso atrás y volvió a ocultarme detrás de sus piernas aún sin soltarme la mano.

—Señor, entréguenosla y no saldrá herido.

—¡Jamás la entregaré! ¡No me la quitarán! ¡Largo de mi casa!—uno de los hombres alzó una cosa negra que sostenía con sus dos manos; parecía pesado. No sabía que era, pero me provocó unsentimiento extraño.

—Papá. . .—el rápidamente se agachó y me abrazó.

—Tranquila. Papá te protegerá, nada te pasará. Cuando caiga al suelo, corre con todas tus fuerzas hasta la casa de tío Jorge ¿De acuerdo, amor?—su susurro era casi inaudible, pero yo besé su frente como él había hecho conmigo y acuné sus mejillas en mis pequeñas manos en respuesta, algo que comenzamos a hacer desde que se llevaron a mamá. Solo podía ver como sonreía mientras sus lágrimas se resbalaban sin vergüenza alguna. Él se puso de pie y su mirada se llenó de furia.

—No haga nuestro trabajo más difícil, señor. Hágase a un lado y todo habrá terminado. Si contribuye a nuestra causa, la cura estará lista en menos de lo que espera.—papá alzó el cuchillo y negó.

—Sobre mi cadáver.—el hombre miró al que estaba a su lado y asintió.

—Eso se puede arreglar; pero recuerde, que no nos dejó opción.—la cosa que llevaba en sus manos hizo un ruido desastroso y una luz traspasó el pecho de papá; su cuerpo cayó al suelo. Sabía que debía correr, pero el líquido rojo que salía de allí me había dejado paralizada.

—Corre. . .—su mano por fin dejó la mía y cayó al suelo. Mis pies se movieron sin yo ordenárselo, y pronto estaba en la calle. Escuchaba los gritos de esos hombres detrás de mi, pero se oían muy lejos para entenderlos. 

Corrí y corrí; papá ya no estaba conmigo.

Cuando llegué a la casa de tío Jorge, entré por la puerta trasera y lo encontré metiendo cosas en una mochila. Su mirada se encontró con la mía; yo lloraba sin consolación. Sus rodillas cayeron al suelo y solo pudo abrir sus brazos para que yo corriera a ellos. Estaba segura de que sabía que papá ya no podía cuidarme.

𝓮𝓻𝓻𝓸𝓻 ; 𝓽𝓱𝓸𝓶𝓪𝓼+𝓫𝓻𝓮𝓷𝓭𝓪 |𝚖𝚊𝚣𝚎 𝚛𝚞𝚗𝚗𝚎𝚛| #𝚝𝚛𝚎𝚗𝚍𝚊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora