Destroy the Moon

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—Ahora llevas el cabello negro, si continuas así te quedarás calvo.

—Gracias Kun, a mi también me da gusto verte.

Tomo asiento en el taburete, no pensaba beber esa noche.

La noche prometía ser aburrida.

—¿Taeil está en su oficina?

Kun solo asintió con la cabeza porque estaba atendiendo a otro cliente. En si no era una "oficina", simplemente un cuarto en la parte trasera donde al mayor le gustaba ir cuando se cansaba de todo el bullicio.
Camino entre las personas siendo empujado algunas veces, al parecer el lugar comenzaba a ganar fama.

Golpeó la puerta un par de veces antes de entrar y encontrarse a Taeil dormido sobre un sofá con una revista cubriendo su rostro.

No quería despertarlo, así que camino por toda la habitación observando las fotografías en las paredes y la decoración simple.

La situación de Taeil era... ¿Complicada?

Para resumir todo, era un niño rico que no quería tener nada que ver con negocios por lo que escapó de casa. Sus padres lo encontraron y decidieron darle el dinero que necesitará pero en cuanto surgiera cualquier problema con el bar, lo obligarian a regresar para cumplir con sus deberes.

Superficialmente parecía un tipo rudo y difícil de tratar, realmente era más como un niño mimado cuando lo conocías.

—¿Qué haces aquí?

Dio un pequeño salto en su lugar y toco su pecho, estaba asustado.

—Venía para molestarte.

—Entonces debías de comenzar por despertarme.

Doyoung se sentó en una silla detrás del escritorio, desde ahí podía ver perfectamente al mayor recostado en el sofá.

—Estaba soñando—habló el castaño—con la vez que te conocí.

—¿De verdad?

—Si, ¿Sabes por qué te ayude esa vez?

—Porque eres un ángel—sonrió.

—Además de eso.

—No lo sé—respondió con sinceridad.

—Te veías como un pequeño conejo asustado. A pesar de estar sucio y desnutrido, en tus ojos podía ver un brillo especial. Eres demasiado para este mundo.

—Deja de bromear.

—Lo digo en serio.

Doyoung se acercó al sofá para después sentarse en su regazo. Solían bromear de esa manera.

—¿Te digo un secreto?—susuro el mayor rozando sus labios en su oreja al hablar.

El ahora pelinegro movio la cabeza en afirmación.

—Me gustabas.

Doyoung lo pensó.
¿Cuánto tiempo le quedaba?

Sería su última acción arriesgada.

Corrió su rostro hacia un lado causando que sus labios se encontraran. Al principio solo era la presión pero cuando comenzo a moverse Taeil le correspondió.

Subió sus manos hasta su nuca y lo empujó hacia adelante—como si fuera posible—para hacer del beso algo más íntimo.

No era lo que esperaba, pero estaba dispuesto a llegar a más.
Taeil era su última esperanza.

Lo recosto en el sofá quedando sobre su cuerpo. Sus brazos estaban a los lados del cuerpo del mayor haciendo un poco de fuerza para no caer sobre él.

El beso se intensificó y dejo de ser un simple contacto.
Taeil apretaba con fuerza su trasero para que sus caderas estuviesen juntas.

Las prendas fueron cayendo una por una hasta ser capaces de sentir el calor del otro.

-¿Estas seguro? Sabes lo que haré después de esto.

Doyoung asintió.
Taeil probablemente dejaría de hablarle, de cuidarlo.
¿Valían la pena esos minutos de placer a cambio de todos los cuidados?

Se arriesgaria, ya no tenía nada que perder.

Taeil lo trató con cuidado en todo momento, incluso cuando lo penetró espero a que dejara de doler para poder seguir con las embestidas.

¿El era lo que había buscado?

Despertó cuando el sol aún no salía, lo podía saber gracias a que la luz de la luna se colaba por una pequeña ventana. Taeil aun permanecía dormido a su lado, sus músculos dolían por la mala posición en la que durmió. Después de todo el sofá era grande pero no lo suficiente para que dos personas durmieran sobre el.

Saco un poco de dinero de la cartera del mayor, después se lo pagaría.
Dejó un beso en su mejilla y salió.

Kun limpiaba su zona de trabajo.

Se despidió de él con un movimiento de su mano. No quería ni imaginar el estado en el que estaba pero por la mirada de su amigo dedujo que no se veía bien, camino más rápido para evitar que lo alcanzara. Falló.

—Doyoung, ¿Dónde estabas?

—Con Taeil.

—¿Estás bien?—tan solo estaba preocupado, eso lo conmovió.

Le dio un fuerte abrazo, como nunca antes lo había hecho. Dejó un beso en su frente y se fue.

Noviembre era un mes con el clima perfecto, le gustaba el frío.
Froto sus manos para mantenerlas calientes y camino sin rumbo.

Había perdido a alguien más.

Kun vio su figura desaparecer entre el bullicio de la cuidad. Tenía un mal presentimiento.

Another Man🧸𝙉𝘾𝙏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora