75✨ "Te Quiero Más"

1.8K 153 147
                                    

Carolina POV

Y ahí estaba él, con sus ojos bien abiertos y su mirada enganchada con la mía.

Mierda. Todo se iba a la mierda.
Su rostro no lo ocultaba; estaba igual que sorprendido que yo. De repente las luces a nuestro alrededor parecían enfocar todas su rostro, algo que el destino decidía hacer en mi contra para enfocar su cara y que se quedara grabada en mi cabeza por más noches.

— Caro —soltó Agustín de repente. Mi garganta se secó; tenía púas en lugar de saliva—. Caro ho...

— Nathalie, perdón por interrumpir, pero olvidé algo aquí.

Crucé la puerta, pasando por un lado de Agustín, sin tocarlo. Crucé la habitación, hasta llegar a donde apenas hacía unos minutos Nathalie y yo tomábamos un rico café; en la mesa de centro se encontraba, mi celular. Al llegar a la esquina, mientras intentaba llamar a Lucy, me di cuenta de que mi teléfono no estaba en el bolsillo, por lo que tuve que regresar.
Y al regresar, me encuentro con el pasado con patas y ojos bonitos.

Jódeme.

Me di media vuelta, y descubrí a Nathalie y a Agustín mirándome detenidamente.

No me podía detener en ese momento; tenía que irme lo más pronto de ahí, alejarme de los Bernasconi, olvidarme de todo.

— Caro, por favor —Agustin dio un paso, acercándose a mi. Yo, sorprendentemente hice lo mismo, pero terminé por errarlo y caminar directo hacia la puerta, en dirección hacia el ascensor. Cuando la puerta se abrió, y entré, me di media vuelta mirando hacia el corredor, y observé como Agustín salía del apartamento de Nathalie, y se detenía en medio del pasillo. Mirándome.

La puerta se cerró, y con ella, mis nervios.

Agustín POV

La puerta se cerró, llevándose mi única oportunidad de ver a Caro otra vez.

Me sentí vencido, y eso que solo la había visto por minuto y medio, quizás menos.

Escuché los pasos sigilosos de Nathalie a mi espalda, y noté cuando se detuvo detrás de mí. No volteé; no tenía ganas. Solamente estaba mirando hacia el elevador, esperando que por arte de magia Caro volviera a subir. Pero no lo haría... ella valía más que eso. Valía más que un idiota que no se atrevió a luchar un poco más, y que a la primera resistencia ya se dejaba llevar.
Recordé entonces el momento en que Alice apareció frente a mi puerta, en Nove.

Esa mañana había despertado sin ganas de moverme; había estado acostado sobre mi cama todo el día, haciendo nada, aparte de mirar hacia el techo del pequeño departamento que había rentado.

Caro... mierda, esa chica me hacía sentir muchas cosas. Era extraño, porque justo cuando pensaba que mi corazón jamás volvería a desbocarse por otros ojos, otra voz ni otras manos, llega ella y hace que lo imposible se torne en milagro, y el milagro en realidad.

Me sentía... devastado, vencido. Pero tal vez Caro tenía razón; ¿Qué tal si aquello era nada más un amor de verano, y nos estábamos haciendo ilusiones de larga duración? Ya había sufrido muchas decepciones en el pasado, y por un instante le agradecí a Caro que hubiera terminado todo ahí, por que definitivamente no tenía la fortaleza como para aguantar otra. Sin embargo, cuando el sol de la tarde-noche de Nove se filtró entre mis ventanas, me di cuenta de que lo que pensaba no era más que una patética mentira: Ya me había hecho ilusiones. Ya me había enamorado. Estaba jodidamente enamorado de ella, y la decepción ya me la estaba llevando; estaba sintiendo lo mismo que había sentido cuando Alice me abandonó, pero en esa ocasión dolía más, quizás por el hecho de que lo de Alice no lo había visto venir; de repente, un día, ella se había ido; ni siquiera había tenido oportunidad de decir adiós. En cambio, con Caro, veía como se colaba entre mis dedos, escapándose de mis manos.

Una Escritora Sin Amor ~Aguslina~ «Adaptada»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora