— ¡Hey Stiles! — exclamó Scott siguiendo al chico delante suyo a toda velocidad — ¡Espera! —.
Stiles había salido corriendo de las puertas del instituto con el objetivo de esquivar a todos y llegar directo a su casa, lucía como si hubiese visto un fantasma o estuviese huyendo de alguien, simplemente había roto a llorar a torrentes y como era de esperarse, Scott no dejó de llamarle cual desesperado, en un intento de saber que le ocurría, siendo completamente ignorado.
— ¡Stiles! — cuando por fin logró alcanzarlo, lo sujetó de un brazo con la fuerza suficiente para no lastimarlo pero si para asegurarse de que no escapase — Stiles ¿Que pasa? —
El ojimiel ya no pudo resistirse un minuto más y terminó derrumbandose en los brazos de su mejor amigo.
— No sé que me pasa Scott —sollozó en respuesta —Pero me siento terrible, tengo un vacío aquí adentro y no puedo entenderlo —
Palabras inesperadas, inesperadas y sin explicación alguna, pues ni siquiera él que las había pronunciado podía darles un porque, muy a pesar de ello, Scott le abrazó con fuerza, y no preguntó más, no preguntó más porque con ese mirar, supo que no debía hacerlo.
El castaño se dejó abrazar, completamente confundido y agotado, todo aquello ya tenía tiempo y él permanecía siempre igual, sin encontrar respuestas al sentir de su corazón, a la opresión en su pecho y el cansancio de su mente.
El lobo optó por acariciar el cabello de su amigo, en un gesto tan familiar, continuó en ello y no lo dejó hasta que este pudo calmarse.
Tiempo después de ese extraño episodio, Stiles había regresado a casa siendo recibido por su madre, quien tenía la intención de invitarle a dar un paseo, cosa que el muchacho rechazó y no tardó en subir y encerrarse en su habitación bajo la mirada preocupada de su madre.
En el pequeño espacio rodeado de muros azules, la música no tardó en hacerse presente, resonando en sus oídos y de cierto modo brindandole una sensación reconfortante, el joven se encontraba sentado en aquel viejo escritorio de madera, escribiendo en una libreta de pasta roja ligeramente desgastada, donde el psicólogo le había recomendado escribir lo que pensara y sintiera, ya hace meses atrás, cosa a la que aun no le veía lógica o progreso alguno, continuaba con ello solo porque a veces, se sentía bien.
Muy a pesar de eso, esta tarde terminó por dejarlo.
Simplemente pensando.
Tenia este extraño sentimiento, muy dentro de él, de que algo le faltaba, una parte de él que nunca había conocido pero de algún modo sabía que en algún momento, ahí había estado.
La cosa era...
¿Qué era eso que le faltaba?
...
Llegar a la vieja casa que los Argent solían compartir hace años había sido ligeramente extraño tanto para Allison como para él, aunque no tuvieron mucho tiempo de analizarlo pues, había todo un equipaje por organizar y demasiado por limpiar, al ser una casa que carente de cuidado durante un buen par de años, todo era un desastre, y claramente, no había forma de saltarse ese paso un minuto más.
Después de un par de largas horas de arduo labor las capas interminables de polvo desaparecieron y la casa adoptó un aspecto mucho más decente, inmediatamente Dante se había tirado a la cama a descansar, con Allison sobre su pecho, quién había caído dormida tan pronto su cuerpo había tocado la superficie blanda, cosa que no le molestó ni incomodó, por ende en lugar de moverle solo le acunó entre sus brazos, buscando brindarle calor.
Stiles...
Después de mucho analizar, había llegado a la conclusión de que en un lugar tan pequeño como lo era el condado de Beacon, encontrarlo no iba a ser una tarea difícil pero...
¿Que le diría? ¿Como explicarlo?
No tenia una maldita idea.
...
Stuart en realidad no había vivido mal, quizá todo el desastre que había hecho en la institución era un acto que podía calificarse como desagradecido, inmoral y horripilante, pero no iba a ponerse a juzgar sus acciones, no después de ya haberlo hecho, lo importante, era que había logrado escapar, salirse con la suya para ir en busquedad del hogar al que realmente pertenecía.
Sabe que había llegado a aquel lugar desde que era un indefenso bebé, sabe que aquella mujer a la cual abandonó en el suelo era casi su madre, aquella que había dado todo lo que tenía para criarle, y por ello era quien era actualmente, el mejor de su generación, tan talentoso y habilidoso que su a su corta edad, su nombre ya era reconocido y grande en el mundo de la hechiceria.
No le interesaba la fama que su nombre tenía, lo que le interesaba, era el poder que había adquirido con el paso de los años, un poder grande y difícil de suprimir, lo único de lo que podría beneficiarse.
La tarde de Stuart había transcurrido de forma realmente agitada, escapar del gran instituto no fue una tarea fácil y buscar donde quedarse, menos.
Aquella enorme mansión, abandonada y con las paredes cubiertas de hollín, que parecía haber sufrido de un gran y posiblemente intencional incendio, era el único lugar donde se le ocurría pasar la noche, y mientras se acomodaba en la improvisada cama hecha gracias a su magia, una voz masculina con tono de advertencia le sorprendió.
— ¿Quien eres y que haces aquí? —
Había preguntado aquella voz, una voz profunda y marcada por un tono de advertencia, Stuart se giró para verle y el otro hombre se vio sumamente confundido.
— ¿Stiles? —
Perdonen la desaparición... Ya saben...
Agradezcanle a colored_letters
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Tres Almas [Stiles Stilinski] {Con Keelvin_94} EDITANDO/RESUBIENDO
FanfictionDolor, Lágrimas, Sufrimiento, Pesadillas. Esas son las cosas ocultas detrás del sarcasmo de Stiles Stilinski. Pero jamas espero que dos importantes personas, las cuales vestían su rostro, se meterían en su vida, destruyendo su castillo a su paso, ec...