Capítulo 14

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-Nacho-dije yo. Era como le solía llamar cariñosamente.

-¿Sí?-respondió.

-Emmm... verás...es que te tengo que decir algo...

-Di.

-Es que... Bueno... Tengo que hablar contigo sobre...

-¿Sobre qué?

-Bueno... Luego te lo digo.

Y no me atreví. No sabía cómo decírselo y me lo tuve que pensar muchísimo. Sabía que quería decirle todo pero era muy tímida y aunque fuera decidida a decírselo,luego me cagaba,me entraba el miedo y me quedaba callada o titubeando,como me había pasado ya una vez.

Estábamos sentados en un banco,cuando él me preguntó.

-Marta,¿me dejas tu móvil?

-¿Para?

-Pues para poner música y jugar...

-Mmmm venga va,toma anda-respondí con una sonrisa.

Recuerdo que todas las noches me pedía el móvil para jugar,y a mí me gustaba que lo hiciera,porque yo me sentaba a su lado.

-¿Puedo apoyar la cabeza en tu hombro?

-Sí,claro.

Suponía que sí,porque todas las noches cuando me sentaba a su lado,lo hacía. Éramos buenos amigos.

-Nacho,te voy a decir eso que te iba a decir antes...

-Venga va,dime.

-No,primero dame el móvil,quita la música y mírame. Quiero que me escuches,por favor.

-Pero... ¿qué más da? Te escucho igualmente Marta. Venga suéltalo ya anda,me impacientas-dijo él,mirándome con una sonrisa.

-Bueno vale... Emmm... Es que... Creo que nosotros,pues.... No puedo-y empecé a sonreír como una idiota. Maldita vergüenza que no me dejaba hacer lo que estaba deseando.

-¿Nosotros qué,Marta? ¿Qué no puedes qué? Venga anda,dímelo...

-Pues... Es que no puedo Nacho...

Suponía que ya imaginaba lo que era,por mis palabras,lo de apoyarme en su hombro... Se notaba bastante.

-Venga Marta,que no te voy a comer-dijo él,riéndose.

-Ya...-me reí yo-Pero... Lo siento mucho Ignacio,no puedo decírtelo...

Y me levanté,le quité mi móvil y me fui.

Al rato volvió,preguntándome qué era lo que quería decirle.

-¿En serio que no te lo imaginas?-pregunté.

-Pues... No-dijo él.

-Pues nada,no era nada,era una idiotez,olvídalo ¿vale?

-Vale...

Pasó todo el verano,seguimos igual. Yo no se lo decía,y ya había perdido las esperanzas de decírselo porque sabía que no me atrevía. Así que,al igual que había hecho con César,lo dejé estar.

Ignacio y yo pasamos un verano genial,supongo que me lo pasé mejor yo,porque estaba con él. Y sí,debo reconocer que había momentos en los que echaba muchísimo de menos a César,pero luego veía a Ignacio y se me pasaba. Sí,me gustaban dos chicos a la vez: uno con el que no tenía ninguna oportunidad y otro con el que no lo sabía porque no me atrevía a decirle lo que había sentido por él esos últimos años.

Pero aún así,fue un buen verano,y lo pasé genial no,lo siguiente. Ignacio era super simpático conmigo,cosa que me encantaba y,aunque llegó Agosto,y me volví a Madrid sin haberle dicho nada,no sé si él lo llegó a saber algún día de verano,ni si lo sabe hoy en día.

Pero ¿sabéis lo más importante? Si lo sabe hoy en día,es genial,porque nada ha cambiado entre nosotros y seguimos siendo los mismos de antes. Aquellos niños de hace cinco años,que jugaban al fútbol,cuando yo no sabía jugar,aquellos que hoy no juegan al fútbol,sino que pasean por la calle,pero no han cambiado su forma de ser. Aquellos.

El error de una carta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora