Capítulo 6

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Fueron unos segundos interminables,en los que mi cabeza estaba pensando qué hacer,y era un dilema muy grande puesto que yo,claro que quería decírselo pero,¿me atrevía a hacerlo?

Al final,no sé bien cómo pude hacerlo con la vergüenza que le tenía yo en aquel momento,pero le cogí del hombro,y con voz nerviosa y sin mirarle a la cara,le empecé a decir:

-César,tenemos que hablar. Mira...yo siento mucho lo de la carta esa... Me gustaría que eso no cambiara nada en nuestra amistad porque,eres un buen amigo y no quiero perderte-dije tartamudeando.

-No te preocupes,nada cambiará-me respondió César con una gran sonrisa en la cara.

-Gracias-dije yo.

Luego nos pusimos a hablar un rato de diversas cosas,hasta que llegamos al final de la escalera,donde estaba nuestra clase,y nos metimos en ella.

En el intercambio de la siguiente clase,Eva y Olivia vinieron corriendo a mi sitio para saber qué había pasado. Les expliqué todo,que me había armado de valor,y se lo había dicho todo,y que había estado muy majo. Al final,añadí con una sonrisa:

-Chicas,os voy a matar por lo que habéis hecho por lo mal que lo he pasado,pero muchas gracias,os quiero un montón.

Y las tres juntas,nos dimos un gran abrazo.

Aunque parecía que todo iba bien,que todo estaba arreglado ya,no lo estuvo. César,aunque me había dicho eso,no lo cumplió. Seguía sin hablarme. Y mi vergüenza iba aumentando día tras día,cosa que odiaba,porque quería hablar con él,pero no podía.

Bueno,eso de que seguía sin hablarme tampoco es exactamente cierto. Claro que había muchos días que me hablaba,y yo volvía con muchísima ilusión a casa,diciéndole a Eva con una sonrisa y muy emocionada:

-¡Que me ha hablado!

-Sí-respondía Eva con otra sonrisa.

Incluso hubo veces que César vino por el camino que seguíamos Eva y yo para llegar a casa,y nos acompañaba,y eso me gustaba mucho.

Pero había días que no me hablaba,y yo iba triste a casa diciéndole a Eva:

-Jo,hoy no me ha hablado... Qué mal.

Y aunque Eva me decía que no me preocupara,que no tenía por qué hablarme todos los días,como la mayoría de los días eran así,llegaba la noche,y después de cenar,yo estaba tumbada en mi cama,llorando desconsoladamente y preguntándome por qué antes tantas y tantas veces había sido majo conmigo,y ahora se comportaba así. Y cuando ya paraba de llorar,volvía a pensar esto,y a llorar otra vez. Y así fueron casi todas mis noches del año pasado.

El error de una carta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora