El Ritual.

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El día siguiente -un Domingo lento y tranquilo- Randall tomó inspiración y escribió dos canciones, una de ellas se llamó "The Strange", y la otra aún se encontraba a la mitad, pero relativamente ya tenía el coro resuelto. A eso de las tres de la tarde les dio ritmo con la guitarra eléctrica y las grabó usando un extraño reproductor que había encontrado unos años antes en el sótano.

2

"Si prometes usarlo bien es tuyo" Le dijo su padre, agachado frente a él mirando a los ojos.

Bien era realmente alto y Randall apenas le llegaba a la cintura cuando tenía alrededor de doce o trece años, no lo recordaba. Pero el tiempo pareció repararlo, ahora lo arrebataba por dos centímetros y se sentía emocionado por eso.

"Seguro" Respondió y su padre le agitó el cabello, que lo tenía liso a ambos lados de la frente. Un pensando muy estúpido, se dijo al ver una foto cinco años después.

Y esa rara grabadora prehispánica servía perfectamente bien la primera vez que la usó, pero se llevó un gran susto al encenderla, ya que alguien (seguramente Ben) había olvidado quitar un casete de Ramones, y Pet Semetary se escuchó a todo volumen haciendo vibrar los cristales de la sala...

"¿Te has vuelto loco?" Le gritó Lenna Smith caminando al centro del problema mientras Randall trataba de apagarlo. Lo logró después de cinco, o quizás diez segundos de haber estado apretando botones al azar. "Me encanta esa canción, pero contrólate por favor, Randall".

Se fue por donde había llegado, y el niño de doce años (uno más o uno menos) se quedó ahí plantado frente al aparato, con el que se disponía a averiguar cómo funcionaba. Se dijo a si mismo que su padre podría enseñarle, pero supo que era algo imposible cuando lo vio llegar del trabajo hecho una furia, decía algo que Randall no comprendía del todo experto por la palabra "Despedido" que su madre exclamó en cuanto Ben entró al cuarto.

Randall lo vio en la casa todos los siguientes días, y en una de esas ocasiones en que se sentaba frente al televisor le llevó la grabadora y le pidió con el tono más convincente que pudo que le enseñara a usarla del todo.

A partir de ahí su padre se volvió como su mejor amigo ponía casetes con música movida y apretaba botones explicando su función, a veces con alguna que otra broma para que Randall no se aburriera con los términos más difíciles. Pero según el niño fue muy sencillo, si quería grabar solo debía presionar el botón (ya con un casete limpio en su compartimiento) donde tenía un círculo rojo en el centro. Y si quería solo reproducirlo debía apretar donde había un triángulo en horizontal, se llamaba 'play'.

Volvió a la realidad.

3

Estaba algo confuso por la visión que acababa de tener, y lo único en lo que puso mayor enfoque fue en esos botones, un triángulo y un círculo rojo... Se parecían mucho al símbolo que tenía aquella casa...

"Tonterías" Dijo a la nada poniendo una plumilla arriba del amplificador.

¿Por qué de todo el recuerdo sólo le llamaron la atención esas figuras geométricas?

En realidad supo que vivir esos años nuevamente en su mente fue simple coincidencia, ya que desde el día anterior se encontraba pensando mucho en esa casa frente al parque, o más bien un poco más adentrada a las calles (no lo recordaba) pero que desde una banca de entre el jardín había visto.

Recordó esta vez la figura que se le había manifestado por la noche y decidió apodarla "La Sombra". No es que se estuviera burlando si es que en realidad había visto un ente pero creyó que así el suspenso disminuía a tal grado de tomarlo como un sueño, o una ilusión óptica de la luz de la ventana.

Se relajó, ya no quería darle más vueltas al asunto, eso sólo pasaba en las películas o en las novelas de terror, ¿y por qué tenían que atormentarlo a él exactamente?

"Tonterías" Repitió y bajó para ver si ya estaba preparada la comida.

Lenna tenía un delantal floreado y había puesto un plato grande spaguetty (de donde todos se servirían), y una charola de aluminio con carne cubierta de salsa.

Randall agradeció de que su plato ya estaba n su lugar y se puso a comer sin esperar a nadie.

4

Unas horas más tarde, después de haber remodelado su segunda canción que se llamaría "The Shadow" (claro, por el ente), se fue a su habitación y puso un casete de Dark Funeral en la grabadora, le dio play y se acostó escuchando algo del Black Metal. Era ruidoso, pero excelente para pensar.

5

Randall esta vez lo veía todo desde una ventana imaginaria en el costado de la habitación, donde más personas estaban ahí, pero ahora estaban sentadas en sillas de madera alrededor de un símbolo dibujado con tierra en el suelo. Era un pentagrama, nada que ver con el triángulo y el círculo.

Los sujetos tenían una túnica azul brillante, y nuevamente tenían capucha. No se movían ni emitían ruido alguno, hasta que mirando entre ellos la tierra de la figura se estaba moviendo. Se movía como si fueran hormigas paseando comida, y si Randall lo hubiera presenciado desde ese punto habría jurado que eso eran. Sin embargo, esos montones de puntitos no se movían en vano, ya que tiempo después formaron otra figura... era un triángulo que giraba a la derecha sin detenerse, como si se tratase de una ruleta. Y unos segundos después, de los lados se dispersó más tierra movediza para formar un círculo que giraba de igual manera. Randall estaba fastidiado de aquel símbolo, pero deseó saber qué significaba.

Un hombre de la derecha (dedujo el genero porque no se le veía un bulto de cabello en la parte trasera) se puso a unos metros del triángulo-ruleta, levantó el brazo derecho blanco y sin venas (al parecer era un joven), y cerró el puño. Un segundo hombre un poco más alto que el otro se levantó esta vez del lado izquierdo y se aproximó sin pisar el extraño ritual que no paraba de moverse. Dejó ver ante la luz una navaja larga y afilada, que al dejarla sostenida frente a Randall, éste juró haber visto por unos segundos su reflejo en la hoja que resplandecía. Al cabo de un rato descendió hacia el brazo del joven y se clavó en la blanca piel, y ni siquiera hizo ningún ruido de dolor. La sangre resbaló por su muñeca, primero en pequeñas gotas espesas y luego en montones, si seguía sangrando entonces moriría.

Pero en realidad ese no era el objetivo de los que estaban reunidos, ya que no se mostraban preocupados. La sangre cayó como un grifo de agua abierto al máximo y se mezclo con la figura de tierra, que al primer contacto se detuvo, sacando humo como si se estuviera quemando. Después se creó una masa lodosa, donde todos llevaron el dedo índice y comenzaron a trazarse algo en la frente, supuestamente, ya que estaban cubiertos y no se veía más que oscuridad dentro de sus capuchas.

El joven cayó de espaldas y nadie reparó en él hasta que acabaron de dibujarse en la cara. Randall ya no tenía miedo, estaba interesado en saber qué pasaría...

Todos se sentaron menos el hombre de la navaja y se hincó ante la figura ahora destruida y deformada, parecía que quería reconstruirla, hasta que se levantó con resultados fallidos y comenzó a gritar a la nada:

"¡A TI, GRAN OJO, TE DAMOS TODO NUESTRO CONSENTIMIENTO EN POSEER ESTE CUERPO Y...

6

"... USARLO PARA DARNOS OTRO DÍA MÁS DE VIDA!".

Ben y Lenna miraron a Randall desesperados después de haber escuchado semejante frase de su boca y le tocaron la frente queriendo encontrar señales de fiebre para justificar ese delirio... pero no tenía nada más que una leve capa de sudor frío y seco.

El chico despertó después de que su padre -sin saber qué hacer- le arrojara un vaso de agua en la cara.

EL OJO [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora