La Sombra.

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1

"No estamos enfadados contigo" Dijo Ben Smith mientras manejaba y miraba a la derecha, donde estaba sentado Randall. "Pero tú nos dijiste..."

"Que llegarías temprano" Terminó su madre, que iba en la parte de atrás. "Aún así ya pasó, no vuelvas a darnos un susto como este".

"¿Pensaron que estaba muerto o algo por el estilo?" Dijo Randall con ironía poniendo los ojos en blanco.

Al correr hacia la casa de Matthew, y al estar ahí un buen rato más le ayudó a que se le bajara lo que hubiera tomado. Olía algo a alcohol, eso sí, pero sus padres lo notaban como algo normal, algo que hacían todas las personas en las fiestas.

"Te pudo haber pasado, no sabemos si lo de Dave fue en realidad un asesinato, Lenna y yo lo anduvimos pensando y decidimos tener más cuidado contigo..."

"Pero ya soy mayor de edad, sé cuidarme solo".

"El señor Dave tenía setenta y créeme que se mantenía como un joven de tu edad, seguro sabía pelear y aún así supieron como acabar con él".

"Pero supongamos que no fue un asesinato..." Contestó Randall queriendo escapar de aquel auto. "No tendrían porqué tener tanto cuidado conmigo, siempre estoy rodeado de gente, y si me llegara a ocurrir algo seguro los policías..."

"¡No vuelvas a decir algo así!" Chilló su madre con los puños cerrados, ella había tenido extraños sueños en los que su hijo a veces se perdía entre las calles y se hallaba con un hombre gigante que terminaba aplastándolo, o que caía hacia u coladera y terminaba partido a la mitad...

"Tranquila" Le dijo Ben que se había sobresaltado por la histeria de su esposa. "Randall prometerá que no saldrá sin nuestro permiso y que tendrá cuidado" Lo miró y continuó con la frase que el chico menos quería que dijera. "Y también que volverá a la hora que nosotros le digamos, ¿no es así?"

Randall volvió a poner los ojos en blanco y se vio obligado a decir:

"De acuerdo".

En cuanto rodearon el parque, Randall juró haber sentido una extraña corriente de aire que le erizó los vellos del brazo... no tenía sudadera, a lo que sí pudo haber sido algo real, pero después se dio cuenta que los vidrios estaban cerrados, y que sus padres se veían concentrados en el camino.

2

Durante la noche fría y nublada, Randall estaba tapado hasta la barbilla tratando de dormir sin tener pesadillas. Ya le había pasado dos veces en tan pocas horas, lograba cerrar los ojos pero veía delante de sí a unas personas encapuchadas, en un cuarto muy oscuro, rodeando una vela que daba apenas muy poca luz para dejar ver lo que había en todo el lugar... y los abrió agitado, respiró suavemente y al cerrarlos juró volver a ver esa escena, pero las personas ya no tenían cabeza, aquel hueco donde debería de estar era oscuro y profundo, la capucha estaba echada hacia atrás y toda esa gente comenzaba a levantar las manos dejando ver sus guantes manchados de sangre, unas gotas grandes parecidas a las del sillón de Matthew...

Despertó por segunda vez, agitado y sudando por todas partes, logró mirar hacia la ventana adaptando los ojos a la fina luz de la luna que se filtraba desde la ventana... no tenía cortina, la había quitado dos semanas atrás para lavarla y había olvidado ponerla, y se enfadó por eso ya que en esos momentos sentía que algo lo estaba mirando, algo que seguro hacía que esas pesadillas se reprodujeran en su mente de forma constante.

Volvió a dormir con esa sensación de acoso, y antes de pegar los ojos trató de pensar que era Laure, la que se había metido una vez en la habitación de Rave a tomar fotos, y se tranquilizó con eso, en lugar de pensar en esos sujetos encapuchados, vestidos de negro.

3

El cuarto oscuro estaba iluminado sólo por una fina vela que estaba pegada en un plato, detenido a mitad de toda la sala. La gente se había colocado alrededor diciendo una serie de palabras extrañas, ni siquiera era un idioma porque emitían ruidos inhumanos, y de pronto paraban de hablar para caminar en círculo y detenerse en lugares diferentes. Luego, se tomaron de las manos y gritaron una exclamación, como si hubiera ganado su equipo de fútbol preferido, y las bajaron lentamente sacando grititos entrecortados.

Los sujetos tenían cabeza, pero tenían un pasamontañas de una tela muy fina y entre aquella oscuridad daba la sensación de que no la tenían. Randall, que lo observaba todo desde una ventana en el techo (como si fuera un fantasma flotante) se dijo que en el anterior sueño en realidad no la tenían, había un gran hueco negro por debajo de donde debía estar el cuello, de eso estaba seguro... Y ¿cómo es que pensaba dentro de un sueño? ¿Y cómo sabía que todo aquello no era real y lo comparaba con los anteriores que había tenido? Le dio un escalofrío fuerte que hizo desprenderse de las cobijas y emitió un grito como el de los hombres que exclamaban por algo, como una reverencia.

Pero, al observar mejor, no solo había hombres en ese lugar, en tres o cuatro personas se veía un mechón de pelo saliendo por la parte trasera del pasamontañas, uno era negro, otro rojo intenso, y los demás rubios como el oro.

Randall gritó, no sabía por qué pero lo hizo... quizás era para despertar porque en realidad no podía, sentía el cuerpo tieso y no podía siquiera abrir los ojos. El grito que según dio en realidad fue un hilo de voz suplicante, sus padres no escucharon nada.

Despertó temblando queriendo mover las piernas y los brazos, pero entre la oscuridad y la fina luz de la ventana (que se veía más lejos de lo que en realidad estaba de la cama) vio una figura extraña parada sobre él... y había escuchado alguna vez lo que le pasaba, se le había subido el muerto... pero eso que estaba sobre él era peor que un demonio. Apenas le dio tiempo de pensar cuando esa cosa desapareció entre más abría los ojos... en cuanto la sombra se esfumó pudo mover todas sus articulación y se tapó la boca con las manos para cancelar un grito de verdad, que en ese silencio de la ciudad se hubiera escuchado a kilómetros de distancia, hasta Matthew lo hubiera reconocido.

Cuando se recostó y trató de no volver a dormir, la sombra volvió a surgir en sus ojos cuando los cerraba rápidamente para parpadear, como cuando se te queda grabada una imagen al tomar una foto con un flash muy fuerte y cegador... esa cosa tenía varios brazos con los que le había sujetado las piernas, y del lado derecho de donde parecía una cabeza gorda y chica había un gran bulto (como un tumor gigante) que palpitaba como si fuera un corazón, pero más rápido aún, parecía un tic que tuviera en esa zona...

Los ojos se le enrojecieron para no volver a parpadear pesadamente a causa del sueño y fue a prender la luz, se sentó al pie de la cama y tomó un libro. A pesar de tratar de entretenerse con aquella novela de amor que una vez le había dado una amiga llamada Sonia y con la cual le había insistido con que leyera, no se concentraba y terminaba volviendo a leer el párrafo. Al fin de diez minutos después lo arrojó a la pared deseando que sus padres no se hubieran despertado, y fue a prepararse un café con un silencio sorprendente. No quería dormir, aunque sabía que si esa figura existía, entonces también lo perseguiría despierto.

Se lo tomó en grandes tragos y le entró una risa histérica, no tan fuerte, obvio, pero sentía que todo era parte de su imaginación, nunca le había pasado nada parecido, no creía en fantasmas, ni en monstruos míticos, así que no tendría por qué preocuparse.

EL OJO [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora