La Fiesta y la Puerta.

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Alcohol.

Alcohol.

Y más alcohol.

2

A las diez de la noche todos estaban ebrios hasta el tope. 

3

Una hora y media antes, cuando Randall llegó, lo único que salió de él fue una exclamación de sorpresa al ver que no había nadie en la casa, y a pesar de que Matthew decía que era pequeña se veía de un tamaño muy extenso, o quizás solo sea por la seca soledad que abarcaba la sala, la cocina a simple vista desde la entrada, y la puerta hacia el patio trasero, con un pequeño jardín y varias plantas a los alrededores.

Sintió de pronto un extraño poder ante la casa, como si fuera suyo, o como si de alguna forma le perteneciera desde que nació. Claro, era un pensamiento absurdo (como lo pensaría unos días después), pero en ese momento era sumamente real, tenía ese instinto hogareño, como cuando llegas a tu habitación después de irte mucho tiempo de vacaciones.

"¿Te pasa algo, Randall?" Preguntó el bajista del grupo.

"Para nada..." Mentía, como siempre a sus padres (y nunca lograban descubrirlo). "Pero, ¿a qué hora llegarán todos?

"Me parece que Matthew y Rave han invitado hasta treinta personas, já, y eso que querían mantener este tipo de fiestas en secreto".

"Me imagino, ya quiero que empiece... ¿y por qué en secreto?"

"Porque..." Se acercó a Randall para hablarle al oído. "Rave tiene ciertas admiradoras y no le gusta que sepan nada de nadie del grupo, y tampoco le gusta que lo cuenten, pero ya eres un miembro así que ten cuidado... hay una tal Laure que toma fotos por las ventanas y luego las vende a las demás, y hasta la han llegado a atrapar dentro de un armario observando la habitación de Rave".

Randall se echó a reír, y tiempo después el bajista le acompañó.

"Por cierto" Dijo mirándolo. "¿Cómo te llamas? He hablado un par de veces contigo y ni siqueira sé eso".

El bajista soltó una última risa antes de responder:

"Blake, para servirte" Y estiró la mano.

Randall la estrechó, y ambos caminaron hacia el centro de la sala. Había dos sofás naranjas (algo manchados de una sustancia café), que bien podría ser sangre seca ("No pienses en eso" Se regañó Randall en su mente.) o alguna que otra marca accidental de comida. 

Matthew, que había estado riendo de algo con Rave y el baterista, los siguió y los tomó por el hombro, les dijo que se sintieran cómodos, y que si querían usar el televisor el control de hallaba en el primer cajón de la mesa del centro. Ambos asintieron felices, y cuando los cinco se hallaban sentados en los sofás platicando de las caras que hacían los guardias del escenario del Solarium al ver a las chicas gritar como locas, tocaron el timbre. Sonó como una fina canción compuesta por dos o tres notas de piano, no tenía gran lógica pero estaba mejor que escuchar un pitido continuo y molesto.

Llegaron muchas personas, parecieron haberse quedado de acuerdo para entrar al mismo tiempo. Había de todo, chicas, chicos, y hasta algunas mascotas cruzaban de un lado a otro por la sala. Randall supo de aquello hasta que vio como uno de pelaje negro y largo pasaba a su lado restregándose a su pierna como un gato, después de un tiempo lo conmovió y empezó a acariciarlo. Matthew se acercó y le contó que tenían un letrero afuera de su casa con la cifra "Pet Friendly" en el centro y una huella dibujada por debajo, con eso daban a demostrar que amaban a los animales, y tiempo después de estar con él le dijo que no importaba si alguien decidía llevar un elefante. Randall, que aún estaba sobrio supo que su amigo ya estaba perdiendo el juicio con tantos tragos, y decidió seguirle la corriente, pero en cierta manera estaba muy bien eso de cuidar mucho de los animales.

EL OJO [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora