FILL MY SOUL WITH VOMIT

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Se mantuvo a una distancia prudente mientras cargaba sus diccionarios y el libro de los seis códigos. Uso su mano libre para acomodar los cabellos de su flequillo que comenzaba a molestarle al parpadear. Echó una mirada discreta, buscando al chico de piel pálida que siempre llevaba un cigarrillo, ya fuera en su oreja o en los labios, y sintió algo extraño, sus entrañas retorciéndose. Eso era amor, ¿no? Jimin detestaba el cigarrillo y el licor no era lo que más le gustaba, pero Yoongi parecía el tipo de persona que disfrutaba de aquellos placeres tóxicos, y Jimin estaba de acuerdo en que lo hiciera. Le encantaba todo de Yoongi.

Advirtió cada movimiento del chico de cabellos oscuros y comenzó a andar cuando le vio despedirse de un par de amigos que había encontrado en la cafetería de la universidad. Jimin había sido rechazado antes de que las vacaciones de verano comenzarán, pero él aún no podía evitar sentir cierta inquietud cuando sus ojos se topaban con el chico de voz grave que acariciaba sus cabellos cuando le pillaba siguiéndole. Eso era lo que más le gustaba de él. La manera en que la comisura de sus labios se extendía, pese a que no era un hombre de regalar sonrisas. Sus níveos dedos sacudiendo cada hebra de cabello mientras saludaba a Jimin con un "buenas días". Su voz grave y rasposa, a Jimin se le erizaba la piel cada vez que le escuchaba pronunciar su nombre con cierto toque de ternura.

Afirmó los libros más contra su pecho y apresuró el paso tratando de no perder a Yoongi de vista. El curso había comenzado hace más de un mes, y se había vuelto una rutina buscarle. La ansiedad le asechaba cada vez que comenzaba a pensar en él y antes de darse cuenta se encontraba camino a la cafetería de la universidad, aquella que se encontraba en la parte norte muy lejos de donde era su facultad. No le importaba, sólo quería ver al muchacho que en ocasiones lucía soñoliento y debajo de sus ojos se mostraban medias lunas violetas, obviando el hecho de que pasó la noche, despierto sin descansar. A veces, Jimin deseaba tanto poder ir a su mesa y hablar, preguntarle por su día y saber qué era eso que le mantenía despierto hasta altas horas de la madrugada, convivir con él y compartir su rutina también. Estar juntos. Jimin nunca había querido tanto estar al lado de alguien.

Las pisadas se detuvieron y el chico de cabellos oscuros que sostenía un cigarrillo en sus labios se detuvo. Jimin hizo lo mismo, casi chocando contra su espalda. Le vio acercarse la mano a la boca y tirar el cigarrillo para después apagarlo por completo con la suela del calzado. Dio media vuelta encarando a Jimin. Sin pensarlo, se encogió de hombros, tímido, esperando por los níveos dedos de Yoongi a atacar su cabello como siempre lo hizo durante el curso pasado. Pero la caricia nunca llegó, y en cambio Jimin apreció el rostro del chico, molesto y hastiado.

― ¿Yoongi?

Gimió de dolor cuando le abofeteó, fuerte y violento. Los libros cayeron al suelo y Jimin se llevó una mano a la mejilla herida, atónito. No podía creer lo que sucedió.

―Me tienes harto ―escupió Yoongi en un gruñido ―. ¡Deja de seguirme!

―Yoongi, yo...

― ¡Cierra la boca! ―le interrumpió colérico ―. Eres un jodido acosador, ¡desaparece de una puta vez!

Jimin le miró conmocionado mientras las personas alrededor comenzaban a aglomerarse a ver qué era lo que estaba sucediendo. Algunos comenzaron a murmurar cosas, en tanto que otros se reían de los chistes que unos susurraban burlándose de ellos, burlándose de Jimin.

La rabia se apoderó de su cuerpo. Presionó sus dientes, su mandíbula se tensó y las lágrimas se acumularon en sus orbes, obligándose a no mostrarse más débil, conteniéndose ante tal humillación. Yoongi no lo entendía, no entendía cuánto le amaba.

Cuánto le amó hasta ese día.

Jimin odiaba sentirse como un objeto, ser humillado como si no valiera nada.

n/a: ¡mañana es taehyung! ¡estoy tan extasiada!

p.d; sigo trabajando en el de tae, pero yo digo que no tardo más allá de finales de agosto. sorry, es que no me gusta como queda.

170712;;