En los días siguientes parecía que Angie volvía a estar más contenta. Tras dormir con ella, volví la noche posterior a ver cómo se encontraba. Seguía sin saber qué había pasado con sus padres pero, fuera lo que fuera, la había afectado. Se lo notaba porque parecía más callada y sus ojos relucían menos de lo normal. Abrió la puerta y me volvió a abrazar.
- Si alguna no je quieres recibirme en ropa interior no te cortes...- le dije. Angie se rió.
-Sigue soñando.- hizo una pausa.- y no seas salido...
-Perdona. Es dificil cuando te veo con tus cortitos camisones. Ella se sonrojó un poco. Me encantaba verla así. Parecía tan inocente... subimos hasta su habitación en silencio como la otra vez.
-¿Cómo es que tus padres no te pillan?
-Porque no están. Mi primo cuida de mí en su lugar. Pero duerme como un tronco... -hice una pausa.- Vuelven en 3 días.
Angie sonrió un poco y se acostó en su cama, arrastrándome. La besé.
-¿Cómo puedes ser tan guapa?
Angie se encogió de hombros.
- Para que te fijes en mi.
-Y el resto de los chicos...- comenté. Se volvió a reír. La volví a besar y bajé por su cuello, sin dejar un centímetro de su piel intacto. Nuestras manos se entrelazaron, y pude escuchar su respirar más fuerte que antes.
-Te quiero.- le susurré cuando estaba cerca de su oreja.
-Y yo a ti, mi vida.Llegué a la conclusión de que estaba cerrado con llave para no traumatizar a nadie. Estaba poco iluminado, así que encendimos las linternas de los móviles. Era un pasillo blanco y largo, sin ventanas, sólo puertas. Entramos en alguna de las habitaciones, pero todas parecían ser iguales: oscuras, con lámparas alargadas y varias mesas en el centro de metal. Las paredes estaban llenas de puertas pequeñas con un papel blanco, algunos escritos, en cada puerta. En las primeras pudimos ver a parte un carrito lleno de cosas de médico. Odd tragó saliva.
-Adam, vale que te gusten las películas de miedo, pero vámonos de aquí...
-Espera. Entremos en otra.- le dije.
-¿No viste ya suficientes muertos por hoy?
En la siguiente, el panorama no parecía haber cambiado, A excepción de la última mesa, que había algo tapado con una sábana. Se podían ver los pies saliendo y una etiqueta colgando. Nos acercamos. A cada paso los pelos de me ponían más de punta, pero intenté disimularlo. Me pareció escuchar algo.
-¿Tu también has escuchado eso?- Me preguntó Odd. Asentí. Me apuré y me acerqué rápidamente al cuerpo. Los pies estaban del mismo color que las paredes de los pasillos. Destapé la parte de la cabeza, y casi poto. Odd se encontraba a mi lado. Se llevó una mano a la boca y nos alejamos un poco. Estaba totalmente desfigurada y llena de heridas, como si alguien se hubiera encargado de que no fuera reconocible. Tenía el pelo tan manchado que no fui capaz de reconocer de qué color era.
-Tío vámonos, en serio.
Asentí y lo volví a tapar. Escuchamos pasos de nuevo, pero esta vez más cerca de nosotros. Leí la etiqueta que colgaba del cuerpo. Lo único que ponía era: "sin identificar. Encontrado en el bosque. Muerte reciente." Mi amigo me arrastró hacia una de las paredes y abrió la puerta de metal que teníamos en frente.
-Entra.
-¿Te has vuelto loco?
-¿Prefieres acabar otra vez en comisaría?
Se metió velozmente en la estrecha casilla y la arrimó todo lo que pudo. No me quedo otra que hacer lo mismo en la de al lado. Escuché voces, pero me costaba entender lo que decían. Escuché más ruidos, pero no supe de qué eran. De repente la habitación volvió a quedar en silencio. Abrieron mi puerta de golpe. Era Odd.
-¡Casi me das un infarto!
-Vámonos de aquí cagando leches.
Salimos de la habitación y pude ver dedos al fondo del pasillo, rodeados de médicos que nos daban la espalda.
-¿Qué demonios...?
-Había que salir de alguna forma.
-¿¡Le arrancaste los dedos a un cadáver!? Estás enfermo.- le solté en bajo mientras avanzábamos por el pasillo.
-Y eso lo dice el que se dedica a entrar en morgues...
Nada más salir subimos los escalones de dos en dos hasta llegar dos plantas más arriba. Nos sentamos en el suelo y respiramos ondo.
-Tío... esto del amor... te ha transtornado bastante.- dijo Odd cogiendo aire entre las palabras.
-Gracias por acompañarme.- cogí aire también. -Y lo sé.
Miré para el frente.
-Adam, ¿donde estabas?
Casi pego un brinco al escuchar mi nombre. Miré para arriba. Era mi primo.
-Te llevo llamando un rato ya.
-Perdona. ¿Qué querías?
-Lisa se ha despertado.
Fuimos detrás de la doctora, que nos iba explicado qué le había sucedido. Odd y yo no parecíamos entender demasiado.
-Tuvo bastante suerte.- terminó por decir. Mi primo tenía peor cara que antes. Hasta parecía más blanco. Entramos en la habitación. Lisa estaba tumbada en una cama con la pierna escayolada. Tenía algunos rasguños por los brazos, pero sonreía. A mi primo de le cayó alguna lágrima, le agarró de una mano y le dio un beso en ella.
-Lo siento, lo siento mucho.
-Yo también.
-¿Cómo te encuentras?- le pregunté, desde un poco más lejos.
- Me duele todo, aunque ahora algo mejor. Gracias chicos. -hizo una pausa y miró a mi amigo.-¿Odd verdad?
- Si. Y... creo que debería irme. Mejórate.
-Gracias.
Salió de la habitación y se despidió de mí con un gesto. Miré por la ventana de la habitación. Estábamos en un primer piso y se podía ver parte de la acera. Divisé entre la gente a una chica morena con el pelo ondulado, pero corto. Se dio la vuelta unos instantes. Me puse tenso. Se parecía demasiado a Allison. Si era ella, no podía quedarme allí sin hacer nada.
-Os dejo a solas, para que podáis hablar entre vosotros.
-¿Volverás?- me preguntó Lisa. Asentí.
-Lo prometo. Una vez fuera de la habitación eché a correr. Dos enfermeros me llamaron la atención por casi llevármelos por delante, pero no les hice caso y seguí hasta salir del hospital. Divisé a la chica. A pocos centímetros de ella echó a correr.
-Espera, sólo quiero hablar.- le dije. Intenté acelerar el ritmo. La conseguí agarrar de un brazo y tiré de ella. Nos caímos ambos al suelo.
-¡Ay!- exclamó ella.
-Perdona.- comenté. Me levanté y le ofrecí una mano. Ella la miró con asco pero aceptó. -Allison.- dije. Era la primera vez que la veía desde la desaparición. Le di un abrazo. No en lo podía creer. -Por favor dime que sabes algo de Angie. ¿Te llamó? ¿Te dijo algo? ¿Sus padres?
Ella se me quedó mirando con los ojos muy abiertos. Parecía desesperada por algo.
-Me estoy volviendo loco. Por favor.
-No... No puedo.-dijo. Y rompió a llorar.-No lo sé Adam.
Mis esperanzas cayeron varios pisos hacia abajo. Tuve ganas de llorar también.
-Joder...
-Lo siento. Se que debería haber hablado contigo pero no podía.
-Ya.- hice una pausa.- Vamos a mi casa. Se hace de noche y allí estaremos mejor.
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Nunca dejé de quererte, Angie
RomanceAdam es un chico como cualquier otro. Su vida era normal hasta que en una fiesta se encuentra con Angie, una antigua amiga a la que no veía desde hacía años. Se enamora locamente de ella, pero un día desaparece sin dejar rastro alguno. ¿Acabará sabi...