Capítulo 8

73 5 0
                                    

Sentí unas gotas caer desde mi frente hasta la barbilla. Miré al frente y vi a Odd sujetando un vaso vacío. Le había empapado.
-Tío, pero qué haces?- le pregunté.
-¿Donde estabas?-me preguntó dejando el vaso sobre la mesa.- Te he llamado dos veces.
-Perdona, qué querías?
Al cabo de un rato volví a casa. Había tanto tráfico que decidí volver andando. Cuando do ya me faltaba poco vi a una chica de pelo rizado, llevaba unas gafas grandes y redondas, y su sonrisa dejaba ver a sus dientes con el aparato puesto. Deduce por la bolsa que llevaba en la mano que iba a tirar la basura. La conocía. Era vecina de mi primo desde hacía tiempo. No me caía bien. Demasiado habladora. Esperé un rato en la oscuridad en donde la luz de la farola no daba para que no me viera, pero no sirvió de nada. Sonrió aún más y se acercó a mí.
-Hola, eres Adam verdad? Me alero de verte. Soy Stefany, aunque ya nos conocíamos. No se para qué digo mi nombre.- Y comenzó a reír ñ. La miré con cara rara.
-Hola.- Y gracias por decir cómo te llamas, ni me acordaba. Pensé.
-Qué fuerte que nos encontremos.- dijo algo colorada. Si bueno,vivo una calle más abajo...-Deberíamos quedar, o no. Bueno, como quieras.
Sonreí con malicia y saqué mi móvil.
-Oh, vas a pedirme el número? Vaya, nunca lo han echo. Apunta: seis...
-No.- la corté. - En realidad, es para un amigo. Le hablé de ti y bueno, creo que eres de su tipo.- dije. - Se llama Odd.- Y la próxima vez te piensas dos veces antes de lanzarme un vaso, amigo. -Pero es muy tímido. Tú insistele.
Ella seguía colorada.
-Oh, vaya. Entiendo.
-Las chicas andan detrás de él, pero le interesas tú. Dale una oportunidad.
-Si, por supuesto. Una cita a ciegas. Qué emoción.-soltó. Estaba claro que muchas citas no había tenido...
-Pues toma, este es su número. - dije enseñándole su contacto.- Escríbele ahora. Sigue despierto.
-Muchas gracias. - dijo sonriendo aún. Aproveché para seguir andando.
-De nada, ya me contarás.
-Espera, no quieres seguir hablando?
Pasé de ella y llegué a casa. Nada más entrar en la habitación vi que la pantalla del ordenador estaba encendida. Tenía una videollamada de Skype. Me senté, sonreí un poco y la acepté.
-¿Se puede saber a que clase de loca me has mandado?- preguntó Odd desde el otro lado de la pantalla. Sólo llevaba la ropa interior puesta, y sujetaba el móvil con el WhatsApp abierto en el contacto de Stefany. No tuve tiempo de leer la conversación. Sonreí un poco más.
-Maja eh?
-¿Maja? Tío, métete tus venganzas por donde te quepan.
-¿Qué problema tiene?
-¡Que me has emparejado con un orco de Morder que habla como si fuera lo último que fuera a hacer!
-A ver, es que tú también tienes el listón muy alto...- le dije. Su expresión era una mezcla entre enfado y a punto de estallar de risa.
-Te voy a matar.- en todo lo que llevábamos de conversación en móvil de Odd no había parado de vibrar. Lo miro. -¡No calla! Que no quiero nada contigo pesada. -le grito a su teléfono. Volvió a mirarme. Seguía sonriendo. -Te odio. Mucho. - de repente el timbre de una de de las casas sonó. Nos quedamos en silencio. Odd se levantó y desapareció de la pantalla, dejando ver su habitación. Estaba oscura, pero se podía distinguir el movimiento de las cortinas, algunos pósteres en las paredes y una cama deshecha. Volvió. Su expresión había cambiado. Parecía preocupado.
-¿Le has dado mi dirección?
En momentos normales ya estaría por los suelos de la risa, pero ni siquiera tuve ganas de soltar una carcajada.
-Claro que no. Y ni siquiera vive tan cerca. Tendría que ser Flash para llegar.
-Pues ha venido a verme.
-Hey, creo que también acaban de llamar a mi puerta.- dije de mentira.
-¡Ni se te ocurra irte!- exclamó Odd riéndose.
-Venga, ya mañana me cuentas. Buenas noches.- Y colgué.

Recordé el día siguiente a la quedada. Me acerqué a mis amigos. Odd y Peter estaban agarrados de la mano, y paseaban mientras movían los labios sin soltar algún sonido. Peter sujetaba una flor que parecía estar recién arrancada de ls hierba. Los miré raros. Simon y Edward se hacer carón a mi.
-¿Desde cuándo estos dos son ga...?
-¿Nada que contarnos?- me interrumpió Simon. Peter y Odd también se habían acercado.
-¿Qué?
-Ayer te vi con Angie.- soltó Peter.-¿La rosa se la compraste tú o ya la traía ella?
-OS estábamos imitando.- comentó Odd. -Pero sin besarnos, eso os lo dejamos a vostros.
-¿Cuánto lleváis?- preguntó Simon de repente. Si, mis amigos eran muy cotillas, pero no les juzgaba por ello. Yo tampoco me quedaba corto.
-Dos semanas. Y medio.
-Un aplauso a nuestro amigo, que ya de hizo un hombre. -Y todos empezaron a aplaudir. Quise que la tierra me tragara.
-Espera- interrumpió Simon. -Para eso tienes que acostarse con ella, y aún no...
-¡Qué llevamos dos semanas!- exclame.
-¿Y a qué esperas?-preguntó Odd. El timbre sonó.
-A clase.- dijo Edward.

Abrí la puerta de mi habitación cuando escuché cómo la de la entrada hacia el mismo movimiento. Me quedé quieto. No tenía claro por qué. Vi a mi primo. Me metí un poco para adentro y observé a través del espacio entre la puerta y el marco. No había encendido las luces, y eso lo dificultaba, pero cuando llegó a su habitación distinguía dos figuras. Estaba con alguien. Una chica, por lo pegados que estaban. Los escuché besarse una y otra vez. Pensé que lo había solucionado con su novia, pero no era ella. Tenía el pelo demasiado largo. Cerré la puerta.
Mi pequeña felicidad había desaparecido.

Nunca dejé de quererte, AngieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora