Me di la vuelta y miré al techo. No daba dormido. Me pregunté si la visita habría servido para algo. Estaba tan agotado que no fui capaz de cambiar de postura. Llevaba muchos días sin dormir bien. La noche se me hizo eterna, pero por fin una luz débil empezó a asomarse por entre las cortinas. Estaba nublado. Cogí una chaqueta por si acaso y salí a dar una vuelta. Aún era temprano, los negocios no habían abierto sus puertas y la única vida que había por las calles eran las personas valientes que llevaban a sus perros fuera. Mi móvil vibró, pero ni vi quien me escribía.
Pasaron unos pocos días y seguí sin saber nada de nadie, hasta que salí aquel miércoles a correr. Empezaron a caerme unas gotas, y pensé que lo mejor sería dejar el ejercicio para otro momento, hasta que divisé a alguien a lo lejos. Me acerqué y me quite uno de los auriculares. Era mi primo. Nos paramos uno enfrente del otro. Pensé en acercarme algo más y decirle algo, lo que fuera, pero mi mente estaba en blanco y mis labios paralizados. Comencé de nuevo a caminar despacio , y él hizo lo mismo. Cuando llegó a mí antes de decir nada me abrazó. Quedé bastante sorprendido, pero se lo devolví.
-Lo siento.- le dije.
-Yo también. No fue tu culpa.
No intercambiamos más palabras. Fuimos hasta su piso. Al llegar me di cuenta de lo empapados que estábamos.
-Tu padre me llamó.- dice nada más abrir la puerta. Puso las llaves sobre el cuenco de la entrada. -Cuando me contó que te detuvieron quise ir a verte, pero no me dejó. Le insistí pero se puso histérico, comenzó a gritarme y, en fin, cosas de tu padre...-hizo una pausa. -Creo que en parte tenía razón.
-No es cierto.- le interrumpí. -Y aquello no fue tu culpa.
-Si que lo fue. - abrió la nevera y cogió una cerveza. Bebió un trago. Miré sus ojos. Los tenía rojos. Parecía que últimamente dormía tan bien como yo.
-¿Estás bien?
Se sentó en el sofá, apoyó la cerveza en la mesa que tenía delante y se llevó las manos a la cara. Me senté a su lado. De todas las veces que había estado con él, esta era la primera vez que le veía llorar.
-Llamó por la mañana. -comenzó a decir. ¿Quién? ¿mi padre?
-Me dijo que venía para aquí y.. como tardaba volví a marcar su número. No contestó.- hizo una pausa.- luego mi móvil sonó. Me llamaban desde el hospital.- me levanté a por un pañuelo. Lo que me contaba empezaba a asustarme bastante.- cogí el coche y conducí lo más rápido que pude. No me dejaron pasar. Discutí con el médico un rato pero no fui capaz. Me enviaron a casa, pero no quería volver. Tan sólo pretendía arreglar las cosas. Debería ser yo el que estaba en ese coche y no ella. No Lisa.Al salir me abrí he la chaqueta y metí las manos en los bolsillos, y me despedí de mis amigos. En la entrada del instituto me sorprendió ver a Allison. Hizo una señal para que me acercara a ella.
-Hola, ¿Y tú por aquí?
-Trátala bien, por favor. - me dijo. La miré raro. -Trátame bien a Angie. Tiene problemas con sus padres y está sensible.- me sentí mal porque eso no me lo había contado. Realmente me sentía mal cuando veía que había cosas que no me decía. Y sobre todo de sus padres, quienes eran un misterio para mí.
-¿Por qué? ¿Qué pasa?
-Eso no te lo puedo decir.
-Si no me lo dices tú se lo pregunto a ella.- comenté. Allison abrió más los ojos.
-No, por favor. No le digas nada. Yo no estuve aquí.
-Eh, soy su novio, y creo que tengo derecho a saberlo.-protesté. O al menos a ayudarla... Allison soltó un suspiro. Pero no sonó de: bueno, vale. T lo digo; sino más bien como: qué pesado...
-Qué cabezota... Adam, no quiere que nadie lo sepa. ¿Entiendes? Así que por favor, ¡cállate!
-¿Cómo es que tú sí lo sabes?
Allison miró hacia los lados, como buscando una respuesta escrita en algún lado.
-Tengo que irme. ¡Trátala bien!
-Allison espera. ¡ALLISON!
Se fue corriendo, y no tardó mucho en desaparecer entre la gente. En ese momento me di cuenta de lo poco que sabía de la familia de Angie. Y de ella...
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Nunca dejé de quererte, Angie
DragosteAdam es un chico como cualquier otro. Su vida era normal hasta que en una fiesta se encuentra con Angie, una antigua amiga a la que no veía desde hacía años. Se enamora locamente de ella, pero un día desaparece sin dejar rastro alguno. ¿Acabará sabi...