2. El sartén.

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Al transcurrir los meses la felicidad de Bruno era más notable, le brillaban los ojos cada vez que veía la barriga abultada de Leticia; él anhelaba ser padre y amaba tanto a Leticia como a su propia vida, los tórtolos enamorados decidieron hacer un pacto, enterrar el collar y solo sacarlo cuando el bebé tuviera uno o dos años, sellaron su pacto con un dulce beso y salieron a la entrada de la casa donde los esperaban los demás hermanos en el auto, iban rumbo a la ciudad a festejar el cumpleaños de las tías gemelas cuando entre risas e historias se les atravesó un camión de cargan, sacándolos de la calle y arrojándolos hacia el vacío haciendo que los hermanos Dornan y Leticia perdieran la vida en ese trágico accidente.

Y todo esto nos trae aquí, al presente donde tres hermanos despiertan de su sueño profundo por la causa de una promesa incumplida.

- ¿Qué hacemos aquí? - dijo Junior mientras miraba el lago que solía ser el favorito de los hermanos el cual tenía tres cruz gigantes en honor a ellos.

- ¿Estamos vivos? - se pregunto Julio.

- No podemos estar vivos. - dijo Bruno mientras se acercaba a tocar la cruz con su nombre, trató de tocar la cruz pero no pudo, sus manos traspasaron la cruz y ahí fue donde Bruno Dornan se dio cuenta de que eran fantasmas.

Después de muchas especulaciones los hermanos deciden ir a la casa, total, eran fantasmas si la casa estaba habitada o no como quiera nadie los vería o al menos eso pensaron.

ABIGAÍL

¡Genial! No puedo dormir, ¿Esto no podría ser peor? Me siento a un lado de la cama y miro hacia la ventana, está lloviendo mucho y la electricidad no ha regresado. Quiero volver acostarme pero recuerdo la pesadilla que tuve y se me pone la piel de gallina, no es que sea cobarde pero no me quiero arriesgar a volver a la pesadilla donde estoy sentada en el medio de tres tumbas en forma de cruz gigantes.

Sacudo la cabeza para sacar ese pensamiento de mi cabeza, me pongo mis pantuflas de unicornio y me dirijo a la cocina tengo mucha hambre, anoche me acosté sin cenar por culpa de la energía eléctrica, y como si me estuviese escuchando llega la electricidad y brinco de la alegría porque solo tengo unas cuantas manzanas y lo que iba a calentar en el microondas; saco el plato reciclable de la nevera, enciendo el microondas y me trato de organizar las botellas de champán cuando de repente miro por la ventana y veo como tres chicos corren hacia acá.

¡Oh Dios mío! Estoy asustada cammy me dijo que no vivía nadie por aquí eso significa que son unos ladrones psicópatas.

"Que dramática eres"

Sin escuchar a mi confiada conciencia tomo un sartén y si, esta es el arma más cliché del mundo pero no tendría las agallas para utilizar un objeto punzante, me acerco a la puerta de la cocina la cual da al jardín pongo mi sartén en posición y espero que los ladrones psicópatas abran la puerta.

BRUNO.

- Vamos chicos corran más rápido ya veo la casa.

- Está diferente. - dice Junior, frunce el seño.

- ¡¿Pueden esperarme?! - Grita Julio con la respiración agitada, nunca ha sido bueno en los deportes.

- Vamos ratoncillo solo estamos trotando. - le dice Junior con intención de molestarlo, esos dos ni después de muertos dejan sus pleitos.

- Claro, es muy fácil para ti decirlo siempre andabas haciendo ejercicios y levantando pesas solo para ligarte las chicas. - dijo Julio claramente enojado y un poco sofocado, Junior le dio una cara de pocos amigos y Julio continúo hablando. - Además, esto de ser fantasma no es nada fácil, no es como lo pintan en la caricaturas, ni siquiera podemos volar.

Embarazada de un fantasma. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora