Capítulo 6

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Durante los últimos 10 días la madre de Dominik se la ha pasado preguntandome sobre el, dandome planos de su casa y todo eso. Osea que diablos con esa mujer necesita ayuda profesional, se supone que soy un extraño y su hijo me odia. Pero según ella ya no tiene opciones.

Y mi trasero esta atorado en mitad de un ducto de ventilación. Es la primera vez que lamento tener tan buen cuerpo. Me arrastre como un gusanito hasta una reja.

- QUIEN SEA QUE ESTE DEBAJO DE LA REJA HAGASE A UN LADO- golpeé con fuerza la reja haciendo que esta caiga de manera muy ruidosa al suelo. Me arrastre un poco mas y caí de la misma manera que la reja solo que yo caí de cara.

- ¿QUÉ COÑO? - por el tono de voz y los matices de sonido supe que había caído en la boca del lobo, o en este caso caperucita roja. Es obvio que yo soy el lobo en esta relación.

- Si te pones a gritar juro que te aniquilo - mascullé enojado mientras me giraba hasta quedar boca arriba. Masajee el puente de mi nariz, joder me dolió y tal como creí hay sangre en mi cara. Todo por culpa de este niñito de mami.

- Ay Dios, tu nariz. Espera levantate, voy por el botiquín, recuestate por aquí - de la nada se desesperó y salió corriendo hacia el baño trate de levantarme pero digamos que no estaba saliendo muy bien.

Cuando regreso dejo el botiquín junto colchon/cama y me ayudo a sentarme en el. Limpio la sangre despues de que lo sentara en mis piernas, a lo que magicamente no se negó, al terminar coloco una bandita de Batman en el puente de mi nariz sonriendo.

No pude evitar responderle de igual manera y llevar mis manos a sus mejillas para acariciarlas.

- ¿Que fue lo que ocurrio esta tarde? ¿Por qué estabas en el hospital? - de la nada sus ojos se llenaron de lagrimas, su garganta de sollozos y su cuerpo de espasmos. Estaba llorando.

- Yo... no se que hacer - alzo von lentitud sus mangas mostrando las vendas manchadas de sangre que cubrían sus brazos.

- Dominik dime que esta pasando por favor - trate de hacer que me  mirara a los ojos pero se negaba a levantar su rostro.

- Yo no puedo, estoy... asustado - no se si fueron las hormonas, la presion, o el brillante reflejo de la luz en sus mejillas pero sin siquiera pensarlo habia unido nuestros labios con fuerza. Apacigüe mi necesidad de devorarlo para solo dejar besos pequeños y cariñosos en sus labios y mejillas. Recorrí los caminos salinos de su rostro hasta secarlos y me deleite con la manera en la que su cuerpo se relajaba poco a poco en mis brazos. Su lenta, tranquila y equilibrada respiración me dio paz y cai en los brazos de la oscuridad descansado junto a este pequeño demonio.

Breaking In Suicide RoomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora