Pequeña luz de Luna (One Piece) (Luffy y tú) *PARADA TEMPORALMENTE*

Capítulo 6: La avioneta Sully.

Pov's Luffy:

De repente escucho un fuerte estruendo mientras iba caminando con ____. Ha sido demasiado grande.

–¿Has oído ____? – Le digo completamente ilusionado de ver a qué aventura nos llevaba – voy a ver que ha sido.

- Gomu Gomu no... Rockeet!!!

-Esp...

Estando en el aire busco una rama donde agarrarme, lo más cerca de donde creo que proviene el ruido.

–Que raro, seguro que era por aquí. –Digo mientras me acerco al suelo.

Veo una casa a unos metros y veo salir humo por detrás de ésta. Así que voy para allá.

Cuando llego. Decido tocar la puerta.

*Toc toc*

Pero no me abre nadie, así que voy directo hacia la parte trasera rodeando la casa.

–Maldita avioneta, maldita hélice, malditas alas, maldita madera, maldito motor...

Un hombre de avanzada edad, le hablaba indignado a su avioneta de la cual salía bastante humo.

–¡Hola abuelo! Yo soy Monkey D. Luffy. ¿Ha sido tú el que ha provocado el ruido de hace un momento?

–¿¡Cómo que abuelo niño?! No soy ningún abuelo. -suspira pesadamente. – me llamo Hiroshi. Y como puedes ver, lo lógico es que sí.

–Vaya, yo creía que sería algo más interesante... – dije decepcionado al ver que solo era una avioneta.

–Sería más interesante si funcionara, pero con ese ruido, ¿qué esperabas encontrar? - me preguntó curioso.

–Una ballena gigante que come árboles y escupe flechas de fuego.

–Pero, ¿qué estás diciendo mocoso? –dijo echándose la mano a la cara decidido a suspirar más fuerte si cabe.

–Shishishi, no importa, ¿puedo ayudarle abuelo?

–¿Lo harías? –preguntó sorprendido.

–¡Claro!

–Eres muy raro joven, pero te lo agradezco. Me vendría bien.

Hiroshi me da ciertas indicaciones para ayudarle a montar su avioneta. No pasan ni 20 minutos cuando llegan unos bandidos de la montaña.

–Vaya, vaya.

Me giro mientras cargo una caja de herramientas. Y observo la situación.

–Buenas señor Hiroshi. – dijo el del sombrero de vaquero, el que parecía liderar a aquellos otros dos bandidos que se mantenían posicionados dos pasos detrás de él.

–Dejadme tranquilo, no tengo nada que daros.

–¿Cómo dices?

No me entero de nada, así que pregunto.

–¿Qué queréis?

–¿Y tú quién eres?

–Su amigo.

–Pues si Hiroshi no tiene nada que darnos quizás este niñato si pueda darnos algo.

–¿Qué queréis?

–Todo el dinero que tengas.

–Se lo di todo a mi nakama, no tengo dinero. ¿Puedo ayudaros en otra cosa?

–Entonces nos llevaremos tus pertenencias viejo.

–No tengo que daros nada. Dejadme en paz.

Veo que sacan una pistola que apunta al abuelo. Y dejo caer las herramientas al suelo.