Prólogo

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El aire frío erizo el vello de mi piel lo que me hizo abrir los ojos rápidamente, desperté en medio de una habitación completamente vacía, con las paredes pintadas de negro y tres ventanas que dejaban entrar una luz peculiar, busque una puerta pero no había ninguna, ni siquiera muebles. Camine despacio hacia la primera ventana, era extraño porque mostraba un jardín que yo recordaba perfectamente. Como pude salí por la ventana, cayendo en el césped del jardín trasero de los Ospina, corro hacia la entrada trasera y me adentro a la casa, buscando a mis padres pero no hay nadie, está vacía. Subo las escaleras y busco en los cuartos, ninguno está habitado con excepción de uno, el mío.

Me miro a mi misma, recostada en la cama, estoy mirando un cuaderno y tengo los audífonos a todo volumen, paso una mano frente a mi otro yo, pero no me mira. Me acerco a la ventana para ver la calle del vecindario, algunas personas caminan por ahí paseando a su perro, pasan dos autos y uno más se estaciona en la casa de enfrente. Me giro para volver a verme, pero en eso se escucha la puerta de entrada, mi otro yo se levanta de un salto y corre a la planta baja, yo la sigo y miro a mis hermanas y mis padres, cargando con bolsas, quizás había regresado del supermercado.

Sé que esto no es un recuerdo, quizás una ilusión de lo que pudo ocurrir si decidía quedarme y no hacer el viaje a Rumanía. Al pensar en eso, la escena de mi misma con mis padres se oscurece y Sibil aparece, con su sonrisa macabra, convirtiendo en humo a todos los Ospina y desapareciéndolos, huyo de ella antes de que a mí también me convierta en humo, salgo al jardín trasero y ahí está la habitación, en medio de la nada y la ventana sigue abierta, me meto por ahí y regreso al cuarto negro, justo antes de que la ventana se cierre y desaparezca.

Miro las otras dos que quedan y decido hacer lo mismo, averiguar que contienen. Caigo a lo que es un suelo reluciente en medio de un enorme salón, reconozco rápidamente el salón de fiestas del castillo Vampir, una multitud, arreglada con sus mejores galas, mira hacia la pista de baile, ninguno me ve, mucho menos me siente cuando me abro paso entre ellos para ver de quien es la fiesta. Me sorprendo de nuevo, verme a mí misma con un vestido de novia y bailando con André, justo antes de que Spector llegara a contarme una verdad a medias, sin embargo eso no sucedió, la fiesta continuo hasta altas horas de la noche. Ante mi, las escenas pasaban como su hubiese puesto la versión rápida de una película, hasta llegar a la habitación del príncipe de hielo.

André señalaba la cama y mi otro yo negaba entre lágrimas, negándose a hacer lo que el príncipe quería y de repente, él se volvió loco, me avienta sobre la cama y desgarra mi vestido, miro con horror como André intenta violarme y Sibil vuelve a aparecer en el rincón más alejado, el miedo que me invade es indescriptible, la puerta en la habitación ha desaparecido y no me queda de otra más que saltar por la ventana, cuando lo hago vuelvo a caer en la habitación negra, la ventana desaparece y solo deja la última de las ventanas.

Me pongo de pie, con el corazón latiéndome a mil por hora, pero hay algo en mi interior que me insta a acercarme a la tercera ventana, que muestra otro jardín, salgo por ahí y lo recuerdo. Cuando Seung Ji descifro el pergamino que llego al reino de forma misteriosa, un extraño humo negro me ataco y me trajo a este mismo lugar, y esta la gran construcción semejante al castillo Vampir, sin embargo que por dentro es diferente. Comino por los alrededores para ver a quien me encuentro y rápidamente ubico a mi hermano, Iván esta vestido de blanco y esta fumando un cigarrillo, cuando lo termina entra por una de las puertas, mientras yo lo sigo.

El lugar aparentemente está solo, pero él va hacia una habitación con camillas. Hay varias ocupadas e inmediatamente me ubico a mi misma recostada en una de ellas, Iván se acerca a mi otro yo que está dormido, mi hermano besa mi frente y se sienta a un lado de mí. Creo que estoy herida, aunque no estoy segura, tengo una intravenosa y la piel demasiado pálida. La escena no me revela mucho e Iván se mantiene callado, me quedo parada por mucho tiempo, mirando a mi hermano acariciar mi mano y de repente... otra vez ese humo negro y Sibil en el rincón más alejado, mirándome en la distancia mientras sonríe de forma aterradora.

Nightmare (Fény 3#)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora