Llevaban ya casi cinco días tratando de averiguar quién era aquel que se había llevado el verdadero Horcrux, y se preguntaban si lo había destruido, habían permanecido en el mismo bosque, sin embargo cambiaban su posición, no querían dejar muchos rastros.
- ¿Saben? Tengo el presentimiento que tenemos que ir a la casa de Sirius, no sé por qué pero siento que ahí encontraremos una respuesta.- dijo Harry sin previo aviso.
- Es demasiado arriesgado presentarnos por la Ciudad cuando casi todo el mundo mágico nos está buscando.- dijo Ron.
- Sí, pero aún tiene la protección que puso el Profesor Dumbledore, aún podremos estar seguros ahí.- dijo Hermione.
- ¿Estás segura?.- preguntó Ron. –lo último que quiero es toparme con un mortío en estos momentos.
- Estoy segura de que la casa tiene la protección, sin embargo hay que tener mucho cuidado al arribar a la Ciudad, ahí es donde está el peligro.- contestó Hermione.
- Pues considero que por el momento es nuestra única salida.- dijo Harry. –No tenemos otra opción.
Los otros dos lo miraron y asintieron con la cabeza.
- Considero necesario establecer unas cuantas reglas antes de irnos de este lugar.- dijo Hermione.
- Dinos.- Contestó Ron.
- En primer lugar las apariciones, en caso de emergencia tenemos que señalar a uno para que nos saque del lugar o, algo más arriesgado, establecer algún lugar en el cual vernos en caso de separarnos.
- Bueno.- dijo Harry. –viendo que tú eres la mejor en apariciones tú serás la encargada de eso.
- Estoy de acuerdo.- dijo rápidamente el pelirrojo. –Y en cuanto al lugar para vernos ¿qué les parece este bosque?
- Muy bien.- dijo Hermione. –segundo, no podemos irnos y aparecernos enfrente del edificio nomás porque sí, alguien nos puede estar esperando.
- En eso también tienes razón.- dijo el moreno.
- Y cuándo no la ha tenido.- expresó el pelirrojo.
La castaña sonrió ante aquel comentario.
- Bueno, tenemos que armar un plan muy bien calculado.
- ¿Saben?, mañana es la boda.- dijo Ron de forma inesperada y cambiando drásticamente el tema de conversación. –lo siento, pero no puedo evitar sentirme… preocupado, es como si algo fuera a pasar.
- No te preocupes Ron, las malas noticias llegan primero.- le dijo la castaña. –además en tú familia hay excelentes magos y brujas, si alguien intentara hacerles algo se toparían con pared.
- Sí Ron, Hermione tienes razón, aparte ahí estarán varios de los miembros de la Orden.- dijo Harry con tono relajado.
- Sé que tienen razón, pero no puedo evitar sentirme preocupado, aparte ahí va a estar Luna.- el rostro del pelirrojo se transformó rápidamente de uno de felicidad a uno de tristeza al recordar a su novia. -¿Saben?, la extraño.
- Te comprendo amigo, no he podido dejar de pensar en… e bueno tú entiendes.- Harry interrumpió abruptamente su comentario al comprender que aún no había hablado bien con Ron después de que habían partido de la madriguera.
- Sí Harry, yo entiendo, y de eso tenemos que hablar ahora, ¿por qué tardaste tanto en darte cuenta que Ginny era la indicada?- dijo el muchacho de casi dos metros esbozando una sonrisa malévola, sabía que esto intimidaría mucho a su amigo.
- ¿Cómo sabías? Es decir, bueno… por qué no me…-
- Vamos Harry, desde hace mucho que todos sabíamos, el único que no se había dado cuenta eras tú.- dijo Hermione.