Capítulo VIII

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Capítulo 8

Quiero rayos de sol

tumbados en la arena

y ver como se pone

tu piel dorada y morena

(ahora sí)

Quiero rayos de sol

tumbados en la arena

y ver como se pone

tu piel dorada y morena (x2

Los rayos del sol, chocaron en la cara de ambos, pero ellos se negaban a abrir los ojos y despertar de su dulce sueño que puede que no se cumpliera por varios motivos. Pero el calor era insoportable, que ya hasta le obligaba abrirlos. Con la mano intento escapar de los rayos del sol, pero daba igual, hacia demasiado calor.

Prefería estar en el mundo de Morfeo donde luchaba con Ojo de Halcón y se convertía en el Mejor Espadachín del mundo.

Pero lo que le despertó, aunque no lo os creáis, fue un Supeeeeer de Franky que resonó por toda la mansión alarmando a la pareja, creyendo que los atacaban, y callándose de la hamaca por la culpa de un alterado Franky y los niños hiperactivo de la tripulación.

Por suerte o por desgracia, dependiendo de punto de vista, alguien le amortiguo la caída a Zoro. Ni siquiera era la hora del desayuno y ya estaban dando la lata, tenía unas ganas locas de cortarlos a todos. No recordaba donde estaba y quien estaba debajo del él.

-Malditos.-gruño sin percatarse que alguien le había amortiguado la caída y que su mano estaba en un sitio no adecuado.

-Espadachin.-susurro totalmente sonrojada el colchón hablante.

Al voltear la cabeza se percató de que el suelo no era suelo (el suelo es lava), sino que era una chica morena de ojos azules de unos 30 años con piel pálida. Zoro observo el rostro de Robin, reconocía que verla sonrojada y con unos ojos que rogabanpiedad. ¿Piedad? ¿Por qué? Un segundo después la mente de Zoro hizo un tic y dos cables de su cerebro conectaron encendiéndose una bombilla.

Para ser exacto y sin exagerar ni un poco, su mano derecha agarraba, mejor dicho, apretaba inconscientemente su pecho derecho y su rodilla izquierda rozaba su intimidad a través de su ropa y cada vez que se movía le rozaba su intimidad provocaba un movimiento que la excitaba y casi gimiera de placer.

De un salto el peliverde se apartó de ella más rojo que ella, si eso era posible.

-Mujerlo sientoyo no-no sabía ni dónde meterse, en ese momento estaba por imitar a una avestruz y enterrar la cabeza en el suelo. No podía ser más vergonzoso.-Aunque hay que reconocer que eran blanditos. Estaría bien echarse una siesta ahí pero que estás diciendo. Como siga así dentro de poco se me rizan las cejas-Zoro y sus pensamientos pervertidos.

-Tranquilosé que ha sido un accidente, además sé que no tienes esas intenciones.-sonrió para quitar un poco de tensión el ambiente. Aunque le preocupaba que por solo unas acaricias se había excitado demasiado para ser ella, cuando tenía un completo control sobre eso.-¿Por qué me excitado de esa forma? Puede quenono puede ser.

-Si tú supieras las intenciones que tengo- sonrió mentalmente de una manera perversa. Pasaba demasiado tiempo con Sanji.

Como era esa canción la de: Temperatura- Maluma.

La estoy calentando.

La estoy provocando

Pa'que suba suba

Pa'que suba la temperatura.

Estoy buscando

Desatar el fuego en su cintura densa y dura

 ‼️Que empiece el juego.‼️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora