Capítulo 3.
Los Sombreros de Pajas llegaron a la enorme y alucinante isla llamada Ibiza. Todos quedaron con la boca abierta por las vistas, la playa llena de chicas en bañador alegrando a los hentais del barco y que Sanji fuera propulsado a causa de una hemorragia nasal nivel dios, los restaurante cerca de la costa causando de que se le cayera la baba al capitán de goma, la música electrónica, reguetón... daba igual donde posaran la mirada todo era diversión, baile en parejas o a solas, fiestas, comida, vamos que esta isla era una completa fiesta a cualquier hora o cualquier día.
Todos los tripulantes tenían los ojos con destellos que parecían los focos del estadio Vicente Calderón.
-¡¡QUE GUAY!!-grito Chopper alucinando.
-¡¡SIII!!-babeo Luffy al oler la comida.-¡¡CARNE!!-ahora sus ojos había tornado a carne.
-Mesdemoiselles.-grito el cocinero con los ojos de corazones y su dance Sanji provocando un mini-ataque.
-¡¡Sanji!!Necesitamos un médico.-grito histérico el renito corriendo en círculo como hacía siempre.
-Pero Chopper si eres tú.- le recordó Usopp. Estaba hasta las narices de repetírselo, esto era más habitual que Luffy intentara robarle su desayuno, comida, merienda y cena todos los días.
-Es cierto.-paro en seco y fue a atender al rubiales antes de que muriera desangrado. Parecía una fuente.
- Suena súper bien su música.-hizo su pose el carpintero.
-Tienes razón, me da hasta ganas de mover el esqueleto...
-Brook, tu eres un esqueleto...- una voz se hizo presente en la cubierta. Todos dirigieron las miradas a la propietaria de esa burlona voz.
Todos quedaron alucinados, más de lo normal, lo que tenían de enfrente era la cosa más sexy y adorable que había visto en su vida que casi todos se sonrojaron y que sus mandíbulas rozaran el suelo con los ojos en orbitas y que Sanji muriera en paz.
Delante de sus narices tenían a una morena de ojos azules con una camisa roja cereza de tirantes que parecía más a un corcel donde enseñaba un enorme escote y enseñaba su vientre plano acompañado de unos short negros enseñando parte de sus nalgas y unas sandalias gladiadoras con un poco de taco. Llevaba el pelo recogido en una coleta y sus gafas en su cabeza.
Vale que la morena sabía que todo le quedaba bien dando igual de que temporada fuera o si era de hombre, pero esta vez iba a matar, estaba extremadamente sexy y provocativa que solo con la mirada estaba fuera de juego. Vamos que le faltaba el látigo, pero eso para otro momento.
Sonrió al ver la reacción de sus compañeros, ¿Qué hombre no caería a sus pies? Bueno eso solo había que comprobarlo.
La morena camino hacia ellos con un movimiento de caderas que tentaba a cualquiera.
-¿Qué?- pregunto de forma inocente cuando estaba enfrente de ellos cayendo por lo adorable que había sido ese simple gesto.-Fufufufu.- rio coqueta que no sabía si era adorable o sexy.
-Vaya, Robin estas preciosa.-corrió el renito hacia ella olvidando de que la tripulación masculina, sin incluir a Luffy, se habían desmayado.
-Gracias, doctor.-le cogido en brazos.
-Eso mismo digo yo.-detrás de ellos apareció Nami, ella estaba guapa pero por una vez en la vida tenía que concederle la victoria a la morena. -Mira que siempre llevas cosas provocativas, pero hoy te has superado.- confirmo con una sonrisa picarona que se podía interpretar.- ¿Cuál es el motivo eeh, Robin?- su sonrisa aumento de intensidad. Había dado en la diana.
-Pues yo creo que estas tu más guapa Nami.-alago el novio de Nami de forma inocente. Las mejillas de la pelirroja se encendieron a un nivel nuevo. Robin sonrió alegre por sus nakamas, tenía el presentimiento de que esos dos le estaban ocultando algo, pero lo que había escuchado en la habitación de Zoro la hacía dudar.
-Cállate, idiota.-le dio una hostia enterrando su cabeza de goma en el suelo. Ahora quien era el guapo de decirla algo.
Vamos a ver el resultado. Nami se ha cargado a Luffy y Robin se ha cargado a Franky, Brook y Sanji...mmm la que va ganando en cargarse a sus nakamas...es...Nami. Porque, porque me da miedo.
-Usopp.-le señalo al asustadizo Usopp que era el único que se había librado, de momento, de la furia de las femeninas de la tripulación, ¿se puede considerar furia lo de Robin?
-¡¡YOOOO!!-tembló su voz.
-Te quedas vigilando el Sunny.-su mirada transmitía miedo y sus consecuencias.
-Sip.-hizo la pose de la mili.
-¿Y tú?-la siguiente victima...Luffy.-Nos vamos de compra.-el asintió sin queja sabiendo las consecuencias.-Tu también vendrás conmigo.
-De acuerdo.-sonrió.
-Pero, Robin...me prometiste que iríamos a la librería.
-Mira vamos un rato con Nami y luego vamos a librería...y que te parece si también compremos un batido.
-Sí. - se relamió los labios.
-Pues venga. Vosotros hacer lo que quera...-no termino porque todos estaban aun inconsciente.
-¿Y el espadachín?- pregunto fingiendo indiferencia. Necesitaba descubrir la verdad si entre ellos dos había algo.
-Ni idea. Dijo que se iba a por sake, pero apuesto todos mis belly de que se ha perdido.
-Seguro.-había pasado lo suficiente tiempo con un tarado para descubrir cuando la estaban mintiendo y esta era el momento. No le gustaba nada.
-¿A qué viene ese interés?-la morena la ignoro extrañando a la pelirroja. Sonrió por dentro al descubrir su respuesta.
-Nada.-cortó el intento de Nami en burlarse de ella. Esto sorprendió a la navegante. Cuando le preguntaba algo por el espadachín le chinchaba un poco y se sonrojaba o decía dulcemente una excusa, pero esta vez lo dijo de una forma tan enfadada. Aposto todos sus bellies que Zoro ya lo había jodido.
La morena se acercó al renito que tenía calor, aunque el temperatura estuviera perfecta, él se sofocaba gracias a su pelaje. Le cogió en brazos.
-¿Estas bien doctor?-le cogió en brazos.
-Tengo mucha calor, Robin.-el renito saco la lengua como un perro que llevaba meses sediento.
-Fufufufufu. ¿Quieres que vayamos a por un batido? Seguro que hay algún chiringuito en la playa.-observo que la playa era muy animada, deseo que la isla entera fuera así. Bueno realmente quería librarse de que ir con Nami de compras.
-Si, por favor.-se le ilumino los ojos.
-Pues vamos.- la morena y el renito abandonaron el Sunny dejando, contando que todos aún seguían en el suelo, Luffy y Nami. Se libraron de la furia de Nami por los pelos.
-Robin ¿tú crees que habrá batido de algodón de azúcar?- se escuchó de fondo al renito y la sonrisa de Robin.
-Mejor vayamos a la isla. Me apetece mucho darme un chapuzón.-sentencio Nami tomando el mismo camino que sus nakamas. Al escuchar la voz de enfado de la morena antes decidió no obligarla ir de compra, pero le preocupo.
-Oye Nami.-llamo Luffy dirigiendo la mirada hacia él.
-Dime.-le vio serio y eso le preocupo.
-¿Qué estabas haciendo en la habitación de Zoro?- nunca le había visto tan serio y casi enfadado a punto de ir detrás de Zoro para obtener respuesta. Nami estuvo a punto de reírse, pero le dio más ternura al entender que el capitán tenía celos de ese marimo. Rodeo sus brazos a cuello de su capitán de forma dulce, mientras él seguía sin entender nada y con el ceño fruncido.
-No te pongas celoso, Luffy. -le dio un pequeño beso.-Sabes que yo te quiero a ti.
-Ya pero temo que te pierda al igual que Ace.-noto su voz temblar. Esta vez le beso de una forma profunda para quitarle su inseguridad, ya que los dos eran nuevos en estos sentimientos. Suerte que nadie los veía.
-No me perderás.-le agarro de la mano.-Venga que te invito a un cacho de carne.-él la cogió y se la coloco en el hombro, sorprendiéndola y sin darle tiempo a protestar, empezó a correr directo al primer restaurante que hubiera carne.
Volviendo con la morena y el rento adorable.
Los dos se encontraba paseando por la fina arena de la playa, el renito le cogió de la mano como si fueran madre e hijo. Paseaban tranquilamente mientras observan lo que le podía ofrecer la isla, mucha gente se estaba bañando, tomando el sol, había fiestas, jugaban al vóleibol, bebían como locos, había figuras de la arena preciosas, personas haciendo surf o deportes acuáticos. Le encantaba a los dos.
El renito estaba alucinando por cada paso que daba, sus ojos se le iluminaba como destellos de estadio de futbol. No podía dejar de sonreír a causa de lo adorable que estaba el renito, le quería como un hijo, y por lo menos se entretenía de las voces de su mente, su cerebro le golpeaba todo el rato con la misma frase que había escuchado de Nami y Zoro. Realmente los dos podían estar...no podía ser... desde el primer momento que piso el barco sintió una gran química entre su capitán y ella, pero eso palabras la descolocaron, ya no pensaba como era debido, únicamente pensaba en ligar con cualquier, divertirse y olvidar al peliverde. Y aunque se auto engañaba, realmente quería conquistarle, pero para ello sería traicionar a una amiga.
Suspiro rendida, con su mente era imposible discutir, siempre le ganaba su mente, alguna veces odiaba ser una de las personas más inteligente de este mundo.
Observo alrededor y noto como la mayoría, todos los hombres, se la comían con la mirada disimuladamente o directamente causando que algunos recibieran una hostia de parte de su pareja.
Sus miradas eran de deseo y de lujuria, y aunque hubiera chicos que eran muy guapos prefería mil veces, aunque no fuera correspondido, al peliverde. No sabía que tenía ese chico, aparte de su pelo, que le hacía único y le atraía tanto. Nunca le había ocurrido.
El renito seguía en su mundo y la morena sonreía o le guiñaba el ojo provocando el los chicos se quedaran embobados o se pareciera a Sanji, mientras movía la caderas al ritmo de la música, para ensayar cuando estuviera delante de Zoro. Algunos lo hacían, todos los hombres no son iguales.
De repente vieron una gran multitud de personas. La gente animaba y gritaba, tenía toda la pinta de ser un espectáculo callejero. Le entro curiosidad ya que la gente animaba alocadamente y eufórica.
-Vamos, Robin.-le agarro de la mano el renito arrastrándola a la multitud.
Se hicieron hueco entre la enorme multitud siendo un completo agobio para la morena pasar, en cambio como el renito era pequeño se escurría entre ellos sin ninguna dificultad.
La sorpresa para los dos fue encontrándose a Zoro en bañador de camuflaje (el bañador de la película film gold) levantando una enorme pesa que podía pesar perfectamente dos toneladas. La sorpresa no fue que su nakama cogiendo esa cantidad de peso, cuando realmente le veían todos los días cogiendo el tripe que eso, solo de encontrándoselo allí.
Al parecer era una especie de competición. Bueno realmente Zoro se había perdido y al ver a tanta gente levantando pesas se apuntó. Los chicos, mas musculados que él, empezaron a darle celos de como un mocoso podía levantar más pesos que ellos con tanta facilidad, pues a lo tonto empezó a competir atrayendo espectadores.
-Venga a ver si puedes levantar más que yo.-sonrió de medio lado de forma de burla a un tío que le duplicaba de tamaño y altura.
-Claro que puedo mocoso.-no permito que el peliverde se burlara de él.
El hombre intento levantar una pesa de casi 7 toneladas, percataron de que le constaba un riñón levantar la pesa, ya que sus músculos se podían apreciar unas venas que sobresaltaba y sus músculos totalmente tensos a puntos de explotar por la presión y un sudor que le recorrió todo su cuerpo. El hombre se dio por vencido y humillado.
-Vaya me has decepcionado creía que podrías por mas.-en su rostro se mostró una medio sonrisa de las suyas.
De repente sintió la presencia de Robin y Chopper que los observaban intrigados por parte de la morena y Chopper totalmente alucinado. Sonrió mentalmente al pasarle una idea alocada que seguro que le pondría totalmente celosa.
-Ehh, mujeres.-se lo dijo a unas cuantas chicas guapas y jóvenes que estaban embobadas enteras por lo sexy y guapo que era el peliverde.
-Sí, Espadachín-sama.-contestaron las chicas como si fuera Bartolomeo. Esto le molesto a la morena pero lo ignoro completamente, era adulta y no se dejaría llevar por esos sentimientos como una adolescente.
-Podéis subiros en la pesas.-las chicas aceptaron como si fueran Sanji en versión chicas. Si es que tenían forma de corazón en los ojos.
Las chicas obedecieron sin replicas, solo que gritaban diciendo lo guapo que era el peliverde molestando más a la morena, esto lo percato el peliverde.
-Esto se pone interesante.- pensó.
Las chicas estaban colocadas en su posición, Zoro agarro con firmeza la barra de las pesas y en menos de dos segundos Zoro elevaba por encima de su cabeza la enorme pesa como si fuera una pluma dejando a todo el mundo con la boca rozando el suelo excepto a sus nakamas, pero observo que la morena sonreía dejándolo medio embobado por un segundo y saboreando esa dulce y coqueta sonrisa.
-Guau.-alucino el renito con los ojos de destellos desconectando de la sonrisa de la morena. Empezó a bajar las pesas y a subirla con mucha facilidad y luego con una mano para impresionar a la multitud, en especial a la morena, pero eso sería muy difícil de conseguir.
Cuando vio que había que más que humillado a sus adversarios dejo con cuidado las pesas y a las chicas en buen estado.
Lo mejor de todo fue cuando dejo la pesa, es que el cuerpo de Zoro estaba cubierto de sudor perlando su increíble cuerpo que le recorrían haciéndole verdaderamente exquisitos. Robin mordió su labio apunto de sangrar al darse cuenta de sus pensamientos. Pero también ayudo que las chicas intentaban tocarle. En ese momento unas ganas enormes de asesinarlas les recorrieron por su cuerpo pero se controló, como os he dicho antes. Ella sí que sabe pensar con la cabeza y no mostraría esos pensamientos de molestia.
-Vaya Zoro que fuerte estas.-le alago una chica guapísima que tocaba el musculoso brazos derecho del peliverde molestándolo.
-Ehh. No es para tanto mujer.-le dio la menor importancia, como si no le importaba en absoluto esa chica, cuando es la pura verdad, cuando fijo que Sanji ya estaría tirándole los tejos.
-Sí. Eres extremadamente fuerte. - dijo otra chica imitando a la otra.
-Oye niñata, Zoro es mío.-vaya esto sí que le sorprendió a Zoro, pero como lo ignorarlo y se hizo el duro como siempre. Si llega ser el caso de que fuera Robin pasaría todo lo contrario, se pondría más rojo que un tomate.
-Pues ponte a la cola vieja.-es necesario decir que las dos empezaron arrancándose los pelos, por un tío que no las interesaban en lo mínimo.
Zoro, como es Zoro, se marchó de allí con todo lo serio y frio como siempre, cogió una camiseta negra de cuello de V que se le pegaba en los músculos tentando la ganas de acariciar esa parte. Pero lo mejor es como se la puso de una forma tan irresistible, provocando que la morena mordiera más su labio inferior.
Se acercó hacia sus nakamas ignorando a las chicas que peleaban por él o babeaban. Se cruzó los brazos al estar delante la morena que estaba con un ligero sonrojo en las mejillas que la hacía adorable. Sonrió mentalmente al conseguir su objetivo, no lo expreso en su rostro para no mandar a la mierda su plan. Tenía que ser lo más natural posible pero le estaba costando demasiado no besarla.
-Zoro alucinante.-dijo Chopper aún más alucinado que al principio. Es Chopper y era súper adorable.
-Va no es para tanto, sabes perfectamente que puedo coger más peso. -no quito importancia.
-Quiero ser tan fuerte como tú, Zoro.
-Claro pequeño.-le sonrió acariciando su cabecita al desnudo, se quitó su sombrero a causa del calor, haciendo que las chicas gritaran y fueran a por él. -Mierda.-sin avisar sujeto la mano de la morena atrayéndola para empezar a correr, solo le dio un segundo para coger a Chopper en brazos.
Por suerte tenía una gran capacidad física conseguida por tantas peleas batalladas. Localizaron unas especies de palmeras que eran perfectas para esconderse. Sin pensarlo dos veces, Zoro arrastro a sus nakamas detrás de las palmeras para librarse de esas locas psicópatas.
Los dos se encontraban detrás de la palmera, Zoro apoyado en el tronco, Chopper entre medias y Robin delante de él.
Ella volvió a sonrojarse, esta vez no porque le encontrara extremadamente sexy marcado musculatura con la camiseta que le era familiar, ni porque estaba de perfil mostrando una seriedad caracterizado en él, ni tampoco porque antes le había cogido de la mano pareciendo una pareja, sino porque el brazo del peliverde le rodeaba su cintura, no sabía si inconscientemente, pero realmente le gustaba esa sensación. Aparto la mirada antes de que notara su sonrojo y pensara cosas erróneas...que en el fondo son correctas.
-Parece que las hemos despistados.- la voz del espadachín le saco de su trance. Ella solo asintió como un tanto deprimida que no pasó desapercibido para él.
La aparto un poco sonrojado al igual que ella al darse cuenta de donde se encontraba su brazo. Respiro profundamente para serenarse y no parecer un completo idiota, como siempre.
-Robin... estas sonrojada...-decir que le costó un éxito era decir poco. Le hubiera costado menos vencer a Ojo de Halcón.
-No, tranquilo. Es por el calor. -acaricio su frente que estaba casi sudando. De repente sintió algo su cabeza.
Elevo la mirada encontrándose una gorra color negras que no había percatado antes de que la llevara puesta. Tan centrada estaba en el cuerpo de Zoro que no se había percatado de la gorra de Zoro. Le estaba sentado muy mal el sol.
-Toma para que no te quemes.-aparto rápidamente para asegurarse que ninguna de las locas le siguieran persiguiendo. Ella quedo paralizada sin saber que pensar, realmente se lo había ofrecido por caballerismo, que poco lo creemos así que descartado, o por que realmente se preocupaba por ella. -No hay locas por la costa. -informo.
De repente sintió algo en la cabeza, al percatarse de que Robin le había devuelto su gorra. En su rostro se dibujó un ceño fruncido sin entender nada.
-Gracias pero no la necesito.- porque su voz le sonaba tan fría, más fría de lo habitual. No entendía nada, pero no le dio importancia ya que en cualquier momento podía aparecer una de esas locas.
Sin importarle nada si le descubría o no, la arqueóloga salió de su escondite. Él se lo tomo como algo confuso, extraño, no entendía su actitud, aún no había hecho nada malo, aun. ¿Le daba igual que una de esas locas le descubrieran? Mejor vamos a formularlo de esta forma. ¿Realmente no sentía nada por el que le daba igual que se fuera por otra chica? En el fondo le irrito y a la vez entristeció, tan poco le importaba, aunque pensándolo mejor él se comportó peor con ella pero se justificó de que antes era su enemiga. Y en cambio ahora estaba haciendo lo imposible para conquistarla, sí que da la vida muchas vueltas.
-Vamos, Chopper vamos por el batido.-llamo al renito.
-¿Vais a tomar algo?- el renito asintió.-Voy con vosotros.- antes de que pudieran decir algo, o negarse en el caso de Robin, empezó andar en dirección contraria.
-¡¡IDIOTA QUE NO ES POR ESE CAMINO!!
-Cállate.-grito el peliverde, pero como otras veces, noto de que la morena actuaba de una forma extraña, siempre se reía de él. Cuándo se equivocaba ser reía a todo pulmón, ahora solo reía por lo bajo, como si intentare no ser mal educada. ¿Que la ocurría? Nunca le había molestado de que ella se riera, no entendía el motivo, pero ahora. Algo la ocurría y pensó por un segundo que debería abandonar su diabólico plan y besarla, pero se contradijo a si mismo cuando percato que ni siquiera había empezado su plan a excepción de la escena de las pesas.
Decidió no darle más vueltas y culpar de sus problemas al calor que empezaba a comparar de Arabasta.
En el camino ninguno se dirigió ni la palabra, ni la mirada, aunque no fuera necesario porque el dulce renito atraía toda la atención de ella preguntando por el sabor del batido que se iban a pedir en el primer chiringuito que no estuviera a tope.
Percato que con Chopper se comportaba de una forma habitual, pero a cambio por él era distinto. Por una vez sintió lo que sentía la morena cuando le trataba como él. Suspiro derrotado y pensando que era su problema y no el suyo, pero causo de que tuviera más ganas de jugar a esta juego y ganarlo. Y más si todas las miradas de los hombres se posaban en ella como si fuera un cacho de carne. Le irritaba que todos esos pervertidos le miraran de esa forma y ella tan tranquila.
Al fin después de andar debajo de ese terrible sol abrasador llegaron a un chiringuito que aunque estuviera lleno podían estar tranquilamente, además parecía acogedor.
Los tres fueron directos a la barra a pedir, allí había un camarero que hacia espectáculos con la coctelera haciendo malabares alucinante que dejo alucinado al renito e intrigada a la morena mientras un celoso Zoro le maldecía por captar toda la atención de ella.
El camarero dejo unos segundos su alucinante espectáculo para acercarse a Robin.
-Vaya preciosa alguna vez te han dicho que tus ojos son más preciosos que el mar.-le tiro los tejos el camarero delante de Zoro que se encontraba a su lado. Robin no puedo evitar sonrojarse un poco al piropo que le había lanzado y sonreírle coqueta consiguiendo el mismo efecto al camarero.
-Gracias, pero nadie me lo ha dicho. -celos de Zoro a nivel uno. Empezaba el turno de los ojos azules. A jugar.
-En serio, no te creo. Seguro que todos te lo dicen guapa.-nivel dos. -Nunca te he visto por estas playas. ¿Eres una turista?
-Sí. Fufufu. Hemos venido de vacaciones.
El guapo camarero percato que peliverde intentaba matarle con la mirada percatando de que este sentía algo por la preciosa chica. El renito que alucinaba aun por su espectáculo.
-Pues habéis venido al lugar adecuado.-ignoro la mirada asesina, de lo que pensaba que era su novio o algo parecido, pero le daba igual, era peor que Sanji. Nivel tres de celos por parte de Zoro. - Hay un montón de sitios a parte de la playa que son hermosas. Deberías de verla.
-Más tarde iremos a verla.- refunfuño el peliverde apunto de sacar sus katanas y cortar todo del chiringuito sin piedad alguna. Nivel cuatro de celos.
-Suena interesante.-sonrió de forma coqueta. La que realmente estaba ligando en esta conversación era ella, porque estaba manipulando al camarero para llevarlo a su territorio.
-Si lo deseas cuando termine mi turno puedo hacerte una visita guiada por la isla.- le guiño un ojo de forma tan sexy, no como Zoro, pero el camarero había que reconocer que era guapísimo y musculoso, no tanto como el espadachín, pero guapo era.
Esto fue la gota que como el vaso, Zoro no lo dudo ni dos segundos y desvaino su katana blanca para asesinar al camarero, su cuerpo le recorría la ira de los celos.
-Hola chicos.- desviaron las miradas a la voz. La voz procedía de la navégate que iba acompañada del capitán que iba con un cacho de carne en la boca. Nami se sentó al lado de Zoro cuando se dio cuenta de que casi estaba a punto de asesinar al camarero. Luffy se sentó al lado de Chopper para así comer lo que quisiera sin recibir un golpe cariñoso de su novia.
-Hola chicos.-saludo contenta al ver a sus nakamas.
-¿Qué hacéis aquí eeeh?- le insinuó Nami dando un codazo a Zoro.
-Déjame, bruja. ¿Y tú dónde vienes eeeh?- para cualquiera vería que entre ellos no se soportaba, pero para Robin a oír eso en su habitación le trajo confusión y a la vez ira que pudo controlar como persona madura que es.
-Venimos del chiringuito de al lado, al parecer el pozo sin fondo ha terminado con toda su existencia.-respondió molesta. -Y por desgracias tiene mas hambre.-todos dirigieron la mirada a un Luffy que sacaba la lengua mientras babeaba al igual que Chopper. -Lo malo es que casi me he quedado sin dinero.
-Ja porque será que eso no me lo creo, conociéndote seguro que le has engañado al camarero y te ha salido casi gratis bruja- pillada.
-Cállate si no quieres que te subas las deudas.-y le golpeo dejándole mal herido como siempre.-¿Habéis pedido?-todos negaron. -Pues a que esperáis.
-Bueno...-intento hablar la morena.
-Es que antes de que vinierais el camarero estaba ligando con Robin.- la inocencia de Chopper había pasado otro limite. Ella no se lo tomo mal sino que se rio por su victoria.
-Vaya pillina, le podías pedir el número de su den den mushi.- rio de forma juguetona. Se acercó al oído de Zoro y le susurro. -Vaya como siga así te gana.-el susurro fue acompañado de una sonrisa. Y lo peor es que tenía razón, la iba a perder.
Zoro se sonrojo muchísimo llevándolo a un nuevo nivel de sonrojo apartando la mirada. -Cállate, bruja.-otro ataque de celos para la morena, pero si quería jugar a eso pues ella ganaría esta batalla.
-Perdona...-llamo ella al camarero que antes le había tirado los tejos. El camarero fue tan rápido como si fuera Sanji.
-Dime preciosa.-Zoro gruño por lo bajo haciendo reír a la navegante.
-Yo quiero carne.
-Yo quiero un batido de algodón de azúcar.
-No hay ese sabor, Chopper.
-Pues quiero uno de cereza.
-Yo quiero un de mandarina.
-Yo sake.-dijo frio no como los demás que lo decían con alegría.
-Entendido.-memorizo el camarero que seguía enfrente de la morena observando sus alocados nakamas. -Y tu belleza ¿qué quieres?- su tono fue a tercio pelada. Le había gustado mucho al camarero.
-No se.-se acercó al camarero detrás de la barra hasta estar cerca de su rostro. Suerte de que Nami sujetaba a Zoro que si no hubiera tirado por la borda su plan. No soportaba sus celos y más con tanta intensidad.- ¿Qué me recomiendas?- pregunto de una forma provocativa. Ella no entendía por qué había hecho eso pero realmente le gustaba la cara de Zoro de los celos que tenía.-"Debo olvidarme de él."-pensó.
-Qué tal si hacemos una apuesta.-eso sonó interesante.- Si te sorprendo pensaras lo que te dije.- esto sí que sonó interesante.
-De acuerdo. - y diréis donde esta Zoro, estaba intentando controlar sus impulsos aunque le costara un éxito, pero para eso servía tanta meditación y por suerte estaba allí Nami aunque algunas veces le pinchaba por diversión, pero en cierta forma le entendía.
No tardo ni más de dos segundos en traer una copa con un líquido anaranjado con un poco de frutas tropicales seguro proveniente de la isla. Todos quedaron impresionados por la presentación digna de ver, casi al nivel de Sanji, que a Chopper y Luffy casi se tiran para probar un poco.
Ella no lo dudo ni dos segundo para no agobiar más al chico guapo y lo probo. Cuando la primera gota toca con su paladar una explosión de sabores exóticos estallo en su boca. Esta delicioso.
-Esta delicioso.-dio otro sorbo. Al camarero le dio un infarto de la felicidad.
-Entonces morenaza, eso es un si.-le insinuó aún más el chico. Ella asintió.-Bien.- de la felicidad trajo los pedidos de los demás en dos segundos, Zoro tenía que salir de allí corriendo. -Aquí tenéis chicos os invita la casa por ti hermosura.-esto parece como si la chica que te gusta acepta quedar contigo y que el que esta locamente enamorada de ella te mata con la mirada por igual.
-Robin has ligado, normal si es que vuelves loco a todos los chicos. ¿A qué si Zoro? a que esta guapa.-le ayudo a dar un paso.
-Bah, yo la veo como siempre, normalita.-golpe bajo para la morena. Ofendió mientras tomaba un trago a su sake. Nami le quería golpear más fuerte que nunca, como se atrevía a decir eso. Él no lo percato pero eso le dolió mucho a Robin. Así que era normalita. Iba a salir corriendo cuando el camarero percato lo que había dicho el peliverde. No entendía como le decía eso a la chica que le gustaba, no era tonto se notaba a 30 kilómetros de que entre ellos dos hay química.
-Yo llevo aquí toda la vida y te puedo asegurar de que eres la chica más preciosa que ha pisado esta isla.
-Gracias.-sonrió honestamente.
-Tenemos que irnos con los chicos que hemos quedado con ellos.- aviso Nami.
-De acuerdo.-al parecer el que tenía más prisa de todos era Zoro, incluso deseaba al ver al cocinero pervertido antes de que ese idiota siguiera tirándole los trastos.
Todos fueron en marcha hasta que Robin recordó algo.-Espera y lo de...-interrumpió el camarero.
-Mira en tu coletero.-ella hizo caso y de su coletero había una tarjeta donde ponía un numero de un den den mushi. Como si fuera magia, que casi se le cae la copa de sus manos. Zoro vio a la escena así que decidió no verlo e ir con los chicos aunque se perdiera como siempre. -Me llamo Leo. Encantado de conocerla.-le guiño un ojo.
-Robin.- y de allí sin más anduvieron hasta encontrar a sus nakamas.
Continuara...
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‼️Que empiece el juego.‼️
Fanfic-Estoy harto...harto de que esa maldita mujer mueva su culo delante de mis narices para provocarme y que todos los hombres se la coman con la mirada irritándome a punto de cargármelos a todos. Y por su culpa siento un dolor en el pecho cuando habla...